David de Miguel. Diputado autonómico de Ciudadanos por la provincia de Castellón.
Esta semana que acaba ha sido de todo menos aburrida. La actualidad ha estado marcada por la resaca electoral, la incertidumbre sobre las consecuencias del Brexit y desgraciadamente por la tristeza e impotencia ante el último atentado terrorista en Estambul. Y todos estos acontecimientos han comportado que el primer aniversario del Consell presidido por el señor Puig, haya quedado en un segundo plano.
Pero no por ello, no resulta necesario hacer un balance de lo que ha supuesto para la Comunitat Valenciana este primer año de Gobierno del Botánico. Balance que puede resumirse en dos palabras: decepción y preocupación.
Muchos ciudadanos se sienten, nos sentimos, decepcionados con el Consell. Si bien es cierto que el Govern del canvi ha trabajado desde el primer momento por deshacer muchas de las injusticias producidas en los últimos años en materia social, en el resto de áreas la acción política del Consell no está cumpliendo con las expectativas, principalmente porque no hay acción de Gobierno.
Cada día que pasa, se observa una ausencia preocupante de gestión por parte del Consell. Todo se centra única y exclusivamente en el victimismo y en la continua referencia a la herencia recibida. Así pues, una y otra vez los distintos consellers escudan su inacción en la infrafinanciación y en los 'pufos' que los sucesivos gobiernos del PP han dejado en la Comunitat. Y no les falta razón, nadie duda de lo complicado de la situación financiera de la Generalitat, pero a la política se viene con ideas y con ganas de trabajar. Se ha de ser creativo, original y valiente para gestionar ante la adversidad.
Nos preocupa el futuro porque el Consell fía su política a una mejora de la financiació que, dada la incertidumbre que vivimos en clave nacional, está lejos de solucionarse de un día para otro. Y sin embargo, los problemas de empresas y ciudadanos siguen requiriendo de atención y solución y no pueden quedar a expensas del continuo lamento del señor Puig.
Nadie duda de que la principal preocupación de los ciudadanos es el desempleo, algo lógico si tenemos en cuenta que la Comunitat Valenciana y nuestra provincia de forma más acusada, soportan unos datos de desocupación muy por encima de la media nacional. Y pese a ello desde el Consell, aparte de anunciar a bombo y platillo planes como el Avalem Joves, de dudosa eficacia por cierto, no están haciendo absolutamente nada para afrontar este grave problema. La conclusión es clara, el tripartito sigue sin entender que la creación de empleo es una de las mejores políticas sociales que existen.
Pero es que además, a la falta de gestión y a la ausencia de ideas, hay que sumarle la profunda ideologización que están aplicando en áreas como la educación con los ataques a la concertada, la discriminación a las universidades privadas o el intento de acabar con un sistema plurilingüe que garantice una educación de calidad a nuestros hijos. En definitiva, desde la Conselleria presidida por el señor Marzà se está coartando algo tan sagrado como es la libertad de elección.
Todavía quedan tres años de legislatura por delante, si no salta antes por los aires el Pacte del Botànic, por lo que no nos queda más remedio que confiar en que el señor Puig reaccione y empiece a gestionar de una vez. Pero lo que está claro, es que tras 20 años de gobiernos marcados por la corrupción, el derroche y la nefasta gestión de los servicios públicos, esperábamos más, teníamos esperanza en el cambio y nos hemos encontrado con enchufismos, intentos de adoctrinamiento y gestos vacíos de contenido. En conclusión, lo que se ha demostrado en este primer año, es que el Consell del señor Puig no es lo que los ciudadanos de esta comunidad necesitan ni merecen.
