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viernes, 22 de noviembre de 2024 | Última actualización: 10:44

Con la mochila a cuestas

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David de Miguel. Diputado autonómico de Ciudadanos por la provincia de Castellón. 

Si algo es característico del mes que comenzamos, además de las depresiones post-vacacionales y los divorcios, es el inicio del curso escolar. La próxima semana, miles de niños y niñas de nuestra comunidad comenzarán el nuevo curso, que para algunos por cierto se iniciará en barracones, y para otros, en colegios que no serán los que sus padres habrían elegido.

También en la política se inicia un nuevo curso político. Y en clave nacional, va a comenzar con algunas asignaturas pendientes, que se llevan suspendiendo en las convocatorias de enero, junio y septiembre. Unas asignaturas troncales como son el diálogo, el consenso y la responsabilidad, de cuyo aprobado en esta convocatoria extraordinaria dependerá el buen resultado a final de curso. Pero es que los alumnos, los que se sientan a la izquierda y los que se sientan a la derecha de la clase, están demostrando ser muy malos estudiantes, dado los suspensos que acumulan.

En clave autonómica, también tenemos malos estudiantes y, aunque la cosa va por áreas, hay repetidores que además de haber suspendido a final de curso, se permiten el lujo de volver en septiembre con los deberes sin hacer. Como es el caso del conseller de Economía, que va a repetir curso porque está repitiendo los mismos errores que en el curso pasado le hicieron sacar un insuficiente.

Pero tampoco es exclusivamente culpa suya. Porque no solo es que ha sido un mal alumno, incapaz de aprobar nada ni llevarse bien con sus compañeros de clase, es que además, el líder de su pandilla, el presidente Puig, le ha premiado quitándole de en medio a quien le molestaba y, poniéndole un nuevo compañero de pupitre, como es Enric Nomdedéu, que dado su perfil y sus actuaciones precedentes, en poco le va ayudar si queremos aprobar su gestión.

Y lo mismo podemos decir de sus compañeros de Consell, todos ellos malos estudiantes, algunos más que otros por supuesto pero con un denominador común, la culpa nunca es de ellos que no estudian: la culpa es del profe, encarnado en este caso por el Gobierno de España, que les tiene manía; y de los alumnos más mayores que antes ocupaban sus pupitres y se los dejaron hechos un desastre, si bien esto último es cierto.

En definitiva, se inicia el curso. Aprendamos de esos miles de niños y niñas que se sentarán en sus pupitres con la ilusión de estrenar mochilas, estuches, libretas y lápices; con la ilusión de aprender cosas nuevas y descubrir el mundo,  y con la voluntad de esforzarse por ser unos excelentes estudiantes y así tener un futuro mejor.

Tanto mis compañeros de grupo parlamentario como yo, lo iniciamos con las mochilas llenas de ilusión, iniciativas y ganas de trabajar por los ciudadanos de esta Comunidad. Otros lo tendrán peor porque tendrán que soportar el peso de sus mochilas, llenas de incumplimientos, mentiras, falsas promesas y adoctrinamiento, pero sobre todo porque lo de estudiar, entiéndase gestionar, no va con ellos.