Elvira Gual. Ama de casa.
Es inaudito pensar que tenemos unos partidos políticos que solo piensan en alcanzar el poder y son capaces de bloquear nuestro país sin fijarse en las nefastas consecuencias que ello conlleva ¿No estarán burlándose de nosotros?
Ya somos la vergüenza internacional; cada vez las empresas se fían menos de nosotros y se orientan hacia otros mercados donde puedan invertir con menos riesgo. Ello repercute en nuestra situación económica, en el mercado laboral con la pérdida de puestos de trabajo, en la pobreza, en la tristeza, depresiones y desesperación de masas de la sociedad, en el mal comportamiento de muchas gentes que no ven salida alguna a su situación. Estoy convencida que el PSOE es culpable de la paralización del gobierno.
Percibo en la clase política un profundo odio de unos contra otros. Se han enzarzado en una lucha personal sin mayor altura de miras, sin pensar en el bien de sus partidos, de la sociedad y del Estado en su conjunto.
Por supuesto en todos los partidos hay personas válidas pero no les dejan casi ni expresarse cuando en mi opinión, debían estar preparados para montar el relevo generacional.
Ello es particularmente visible en el caso de Pedro Sánchez quien muestra una ambición desmedida y un orgullo que le está empujando a aliarse incluso con Podemos, Bildu, el PNV y demás separatistas y todo ello cuando España está atravesando una crisis sin precedentes que hace peligrar las pensiones, los sueldos de los funcionarios, el sistema sanitario y educativo conduciéndonos a una situación ruinosa que puede prolongarse durante decenios.
Apelo al sentido común de los socialistas que aún tienen una cierta altura de miras. En los cuarenta años de democracia de nuestro país, el PSOE ha sabido ganar y perder, pero el líder que ahora han buscado solo sabe decir no al PP ganador, a pesar de que su partido ha sufrido la mayor derrota de su historia.
Todos sabemos que el PP tiene no pocos casos de corrupción pero son insignificantes comparados con los casos perpetrados por el PSOE, especialmente en Andalucía, y por el CiU catalán. Todos estos perdedores deberían cerrar el pico y dejar gobernar a quienes han ganado y permitirles gobernar para que puedan aprobar los presupuestos, marcar límites de gasto y tomar todas las medidas que permitan seguir avanzando en la recuperación de nuestra economía, evitando las duras sanciones que pueden caernos de la Unión Europea.
El líder que llegue, sea Rajoy o quien sea, lo va a tener crudo por la crisis económica que aun atravesamos y por la gran fragmentación política de nuestro país. En este momento es necesario abrirse al diálogo, permitir que se forme un gobierno, prepararse la oposición para tomar el relevo cuando le corresponda. Si por desgracia hubiera que ir a unas terceras elecciones es importante no dejar de votar, ya se directamente o por correo. Y ello por muy cansados que estemos y por muy hartos de nuestros políticos. No ir a votar es un gran acto de irresponsabilidad que podría llevarnos a la catástrofe y encontrarnos con el gobierno que no deseamos.
Recuerdo que en mi niñez saltábamos a la comba mientras cantábamos "balance aquí, balance allá". Aquel juego nos hacía felices. Veo ahora a los políticos balanceándose sin percibir el sufrimiento que causan a la ciudadanía. Son como el perro del hortelano que ni gobiernan ni dejan gobernar. Y qué decir del Parlamento que parece un circo, con gentes irreverentes, zarrapastrosas, provocativas.
Aliarse con los separatistas es una locura que acelerara nuestra ruina. Muchas empresas han salido huyendo de Barcelona. Cataluña quiere absorber a la Comunidad Valenciana, las Baleares y parte de Aragón a los que llaman países catalanes. Los valencianos debemos rechazar rotundamente esta maniobra. Por ejemplo, Requena ha pedido que los catalanes rectifiquen inmediatamente pues sus embutidos y vinos vienen etiquetados con la denominación de origen de países catalanes.
Con mayor o menor fortuna, el partido Ciudadanos es el único que ha intentado primero con el PSOE y luego con el PP propiciar la formación de gobierno preparando a la vez a nuevos políticos que puedan contribuir a sacarnos de este atolladero.
