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La compañía de teatro de calle de Castellón, Xarxa Teatre, ya se encuentra camino de la localidad suiza de Morges donde este sábado 24 de septiembre protagonizará una nueva edición de las fiestas de la vendimia con el espectáculo especial La Nuit des Épouvantails (Noche de los espantapájaros). Será la quinta vez que Xarxa participa en estas fiestas, unas de las más importantes del país, que se celebran cada dos años a orillas del lago Leman. Así, la actuación de la compañía será la guinda a una jornada que comienza a las ocho de la mañana y en la que participa toda la población. Las fiestas de la vendimia en Morges están organizadas por la asociación de viticultores La Nuit des Épouvantails.
La actuación de Xarxa Teatre está prevista a las 21.15 horas y contará con la participación de más de 100 profesionales entre actores, músicos, representantes del colectivo de bodegueros y técnicos. No en vano y tal y como ha ocurrido en las visitas anteriores a Morges, la compañía contará con la participación de agrupaciones locales. Así, los Tambores Jóvenes de Morges y la fanfarria Guggenmusik realizarán todo el recorrido junto con la compañía. Los integrantes de Xarxa Teatre llevan meses trabajando en un espectáculo que, partiendo siempre de leyendas locales, cambia edición a edición. Este año, el artista fallero Joan Ninot ha realizado una gran escultura de 6 metros con la imagen del espantapájaros que simboliza la fiesta de la vendimia de Morges y la leyenda del espantapájaros de la que toma el nombre el espectáculo.
El espectáculo comenzará con una escena aérea en el Castillo de Morges a cargo de la acróbata Alba Blanco. A continuación, comenzará la deambulación por las principales calles del centro de la ciudad. Con un marcado carácter pirotécnico, el montaje buscará la participación del público y contará con todos los ingredientes del teatro de Xarxa Teatre. Además de las escenas a pie de calle, el espectáculo buscará sorprender al espectador con imágenes de fuego, ya que diferentes estructuras pirotécnicas se instalarán a lo largo de todo el recorrido. El espectáculo finalizará nuevamente en el Castillo de Morges con la quema de la gran falla construida ‘ex profeso’ para este espectáculo, fusionando así las fiestas y tradiciones valencianas con las leyendas locales
La relación de Xarxa Teatre con las fiestas de la vendimia de Morges comenzó en 2006. Desde entonces, la compañía castellonense ha protagonizado el espectáculo final de estas fiestas bienales hasta en cuatro ocasiones (2006, 2010, 2012 y 2015). La apuesta de Xarxa Teatre por introducir elementos propios de la cultura popular valenciana ha llamado, en reiteradas ocasiones, la atención tanto de los vecinos de Morges como de los organizadores de la fiesta. No en vano, incluso los responsables de la asociación de viticultores que organiza las fiestas han viajado en varias ocasiones hasta la provincia de Castellón para conocer de primera mano las fiestas de las fallas en Burriana o las fiestas de la Magdalena.
La leyenda del espantapájaros
La temática del espectáculo se basa en la leyenda local del espantapájaros. En el siglo XIV, preocupados por una plaga de pájaros que comía las uvas de sus viñas, los viticultores de Morges solicitan ayuda al todopoderoso Comte Rouge. Éste, tras consultar con el monje del palacio, les insta a fabricar con palos, ropa vieja y paja muñecos para ahuyentar a los pájaros. A cambio de la ayuda, los viticultores deberán entregar al conde el mejor tonel de cada cosecha. El consejo funciona, pero tras una excelente cosecha, los viticultores olvidan entregar el tonel de vino al conde. Como castigo, ordena al monje realizar un conjuro que traerá a la vida a los espantapájaros para atemorizar a toda la población. Así sucede durante un tiempo hasta que un joven de la localidad decide, a pesar del peligro, visitar el Comte Rouge en busca de una solución. El conde le recrimina el olvido de entregar el tonel de vino y le indica que para deshacer el conjuro deberán capturar y quemar al rey de los espantapájaros. Así lo hicieron, según la leyenda, y desde ese momento nunca más olvidaron entregar el mejor tonel de cada cosecha al conde.