Rafa Cerdá. Abogado.
Recuerdo una desternillante película norteamericana de principios de los años ochenta del pasado siglo titulada ‘Porky´s’, con un guión bastante burdo, recreaba las andanzas de un grupo de adolescentes obsesionados por la temática carnal hasta extremos de obsesión. Con la finalidad de aliviar su tensión sexual no resuelta, la juvenil pandilla recala en un prostíbulo regentado por un obeso sureño cuyo grasiento mote lo define de cuerpo entero: ‘Cerdito’ o ‘Porky’ en inglés.
El orondo proxeneta juega una mala pasada a los chavales, robándoles su dinero y dejándoles en la calle, desde este punto la historia se desenvuelve en un desternillante juego de aventuras, venganzas y una total explotación de los tópicos yankees en general y sureños en particular. La película no es que sea mala, es pésima, pero consigue de largo su única pretensión de provocar un rato de carcajadas. Unos buenos años han trascurrido desde esa mágica década y todavía recuerdo las tardes con mi pandilla de amigos, partidos de risa, visionando la película en formato VHS.
Con toda lógica una mala película como ‘Porky´s’ no reúne todos los elementos y temáticas que la Historia del Cine Norteamericano ha conseguido crear desde hace más de un siglo, y mucho menos los actores y actrices que protagonizan la picarona comedia encarnan los distintas comunidades y sectores que conforman la sociedad de los Estados Unidos. Sostener lo contrario sencillamente quiebra el más mínimo sentido común ¿o no?...
Pues va a ser que sí. En esta Europa nuestra, tan estupenda y tan progresista, tan racional y tan educada, tan de todo pero protagonista de nada, tenemos la estúpida opción de elevar a la categoría de opinión, y casi dogma, todos nuestros prejuicios y complejos de inferioridad sobre los Estados Unidos. Se ha cometido la salvajada de estudiar y analizar todo el proceso de elección Presidencial en los Estados Unidos desde un punto de vista europeo tan cerrado, obtuso y ajeno a la realidad social norteamericana, del calibre de considerar una película de consumo rápido como el compendio de toda la filmografía de un país.
Pero ocurre que la realidad llega y nos revienta nuestra cultivada ignorancia, pillando a la práctica totalidad de los sectores de opinión en pelota picada; nos hemos equivocado, y de qué manera. Donald Trump, el Porky´s de la política norteamericana está llamado a ser el próximo Presidente de los Estados Unidos. Desde Europa, Trump y el movimiento político que le ha aupado a la Presidencia del país más poderoso del mundo, no ha sido analizado: ha sido despreciado. Mientras que la candidata demócrata Hillary Clinton (por quien yo apostaba) era aupada a los altares de la conveniencia política, la postura más cómoda para nosotros los sobrados europeos.
Hemos querido ver en Donald Trump no a un candidato presidencial, si no una caricatura electoral. Una anomalía ‘outsider’ conformada a base de sarcásticos topicazos (por cierto muy lejos de la ironía gastada contra líderes de calaña infinitamente peor como los iraníes, los cubanos o las dictaduras del petrodólar) que nos han llevado a un catastrófico error. Trump no es un producto de un guión malo, se va a convertir en una realidad.
Y Europa sabrá comportarse, viendo… ‘Porkys II’.
