Enrique Domínguez. Economista.
Una de las alternativas que generalmente se plantea cuando se lleva a cabo un estudio sobre las perspectivas futuras de cualquier sector económico es la del fomento del mercado exterior si tiene poco peso específico, o proponer una diversificación de sus mercados de destino.
Para ello, el conocimiento exhaustivo del producto a exportar, el estudio de los gustos de los potenciales clientes en los nuevos mercados a estudiar y de las redes comerciales a emplear, son aspectos clave para el éxito junto a, lógicamente, unos profesionales que sepan lo que tienen entre sus manos y unos directivos que entiendan la exportación como una estrategia de futuro y no como una alternativa al funcionamiento del mercado interior, como una válvula de escape.
Por supuesto que a nivel de empresa, el fomento de la exportación es cada vez más necesario, sobre todo cuando el propio mercado interior ya no es un coto cerrado o de difícil entrada para fabricantes extranjeros y es un destino en el que, cada vez más, hay que vérselas con competidores nacionales y foráneos.
Para la empresa exportadora puede ser bastante normal plantearse vender a nuevos mercados, diversificar sus exportaciones; también puede plantearse vender a mejores clientes, lo que significaría que el producto esté preparado para acceder a ellos o que queremos mejorar nuestra producción para poder llegar a esos estratos de clientes.
Pero si nos fijamos en el destino de las exportaciones de la provincia de Castellón como un todo en los últimos veinticinco años, por ejemplo, constatamos que, en general, son los países desarrollados, los de mayor poder adquisitivo, y al mismo tiempo más próximos, los que destacan. El coste del transporte es, por supuesto, un factor relevante para el conjunto de los productos exportados desde Castellón.
Alemania, Francia y Reino Unido, por este orden, han sido los principales receptores de productos castellonenses desde 1991 a 1998, ambos inclusive. Desde 1999 Francia pasa a ocupar el primer lugar en el ranking hasta los primeros ocho meses del año en curso, último dato publicado, salvo en 2008 en que es ocupado por el Reino Unido; Alemania se ha situado en segundo lugar y, generalmente, Italia y Estados Unidos se han turnado en los siguientes puestos, según años, en los que la cotización del dólar ha tenido una influencia destacada. Y sin olvidar a los Países Bajos y a destinatarios tradicionales de los productos cerámicos: Arabia Saudí, Argelia o Marruecos.
Si nos fijamos en el principal sector exportador en estos veinticinco años, el de productos cerámicos, comprobamos que ha ido ampliando los países de destino, exportando en mayor o menor cantidad a la práctica totalidad de los mismos; además, ha sabido adaptarse rápidamente a las circunstancias adversas del reciente periodo de recesión y crisis económica, pasando de facturar en los mercados exteriores la mitad de su producción antes de la crisis a vender más de las tres cuartas partes durante la misma.
El segundo sector exportador castellonense, el de los cítricos, dadas las características específicas del producto, está vendiendo principalmente en el mercado europeo; ha iniciado hace unos cuantos años las ventas a América del Norte y dirige pequeñas partidas a nuevos mercados: algunos países árabes o China, entre otros.
Por tanto, en estos momentos, tal vez lo importante no es buscar nuevos clientes en nuevos países sino localizar mejores clientes en nuestros actuales destinos. Para ello, es primordial no solo la mejora de nuestras producciones sino también la de nuestras redes de ventas, de nuestros departamentos comerciales y de marketing y de nuestra inversión en innovación, investigación y desarrollo. ¿Qué opinan ustedes?
