Mercedes Ventura. Diputada autonómica de Ciudadanos por Castellón.
La violencia infantil se ha convertido en un cáncer de difícil extirpación en nuestra sociedad. Cada semana se publican noticias sobre el maltrato infantil que sufren muchos niños y niñas en su seno familiar, por terceras personas, o por instituciones sociales y/o educativas. Cada día, niños o niñas de este país sufren la vulneración de sus derechos a la infancia y a ser feliz.
En la Comunidad Valenciana, los datos del maltrato infantil son escalofriantes y según la Conselleria de Sanidad, los casos se han duplicado desde el año 2010 a la actualidad, pasando a contabilizar más de 842 casos. Pero estos datos se agravan en menores bajo una situación de vulnerabilidad por vivir en una situación de pobreza severa y es el caso de más de 160.000 menores según 'Save The Children', menores en riesgo de exclusión social, y menores que viven en un contexto de violencia machista.
Pero estos datos no reflejan toda la realidad dado que se obvian los casos de menores que viven en silencio cualquier tipo de violencia, como puede ser la psicológica, la física, el abuso sexual, explotación, negligencia, desamparo y abandono. Son niños que viven en entornos sombríos y que difícilmente, sin ayuda podrán ver la luz. Pero el seno familiar no es el único foco de la violencia, sino que también está presente en la Administración pública. Recordemos los escándalos que hemos vivido estas últimas semanas sobre los centros de menores de la Comunidad Valenciana.
En estos centros muchos menores han vivido situaciones tormentosas, menores que fueron separados de sus familias por considerarlas de riesgo. Qué paradojas trae la vida cuando tus salvadores se convierten en tus destructores. Me parece imperdonable que la Administración haya tardado años en conocer la violencia que se producía en estos centros, y la exposición a este maltrato que han tenido que vivir estos niños y niñas.
Entiendo que si la Administración no tiene la capacidad de proteger su casa, cómo lo va hacer en casa ajena. Esta irresponsabilidad del Consell sobre la tutela de los menores es un atentado a la infancia por aprovecharse de su inocencia, y no haber previsto mecanismos de prevención y detección inmediata ante situaciones de riesgo. Pero también es un atentado a la sociedad en general porque estos menores víctimas arrastrarán el sufrimiento vivido en su futuro pudiendo derivar en psicopatologías, y además, pudiendo copiar patrones de conducta violentos.
La violencia al menor también nos la encontramos en el 'templo de la educación'. Parece mentira que en un entorno donde debe primar el saber, prime la ignorancia en la convivencia. En los últimos años se han incrementado el número de educandos que sufren acoso escolar, y en la Comunidad Valenciana se ha aumentado un 80% en el último año, y lo más alarmante en edades más tempranas.
Con este panorama solo me apetece gritar la frase que decía Mafalda “paren el mundo que me quiero bajar”. ¿Cómo puede ser que personas tan inocentes puedan ejercer conductas tan violentas?
Creo que todos tenemos que reflexionar que está fallando en la sociedad y el Consell empiece a desarrollar políticas eficaces que protejan al más necesitado. Además, de ofrecer los recursos necesarios para generar conciencia social ante este problema. Pero un antídoto eficaz ante este problema es la educación tanto formal como informal. La educacion puede nutrir a las personas de valores como es el respeto y la tolerancia que son necesarios para la convivencia escolar. Porque de nada sirve saber muchas matemáticas o idiomas si no se sabe convivir en una sociedad en armonía.
En definitiva, el Consell tiene la responsabilidad de transformar estas sombras en las que viven muchos menores en luz.
