En el conjunto de España se ven afectadas 27.521 hectáreas por el abandono de tierras
Castellón Información
La crudeza de la crisis de rentabilidad que arrastra el campo valenciano, sobre todo en sus principales y más emblemáticos cultivos, ha vuelto a quedar reflejada en los resultados de la última Encuesta de superficies y rendimientos (Esyrce) que elabora el Ministerio de Agricultura. Los datos de este detallado informe revelan que durante este año las tierras de cultivo abandonadas por los agricultores valencianos experimentaron un incremento del 0,36%, lo que equivale a un total de 582 nuevas hectáreas que han quedado improductivas a lo largo de 2017. Actualmente, y de acuerdo con las estimaciones de la misma fuente, la Comunitat Valenciana acumula ya un total de 163.478 hectáreas que han dejado de cultivarse y vuelve a encabezar el ranking español de autonomías con más tierra de cultivo abandonadas.
"Se trata de una cifra escandalosa -afirma el presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), Cristóbal Aguado- que muestra en toda su dimensión el alcance de la crisis. La gente se va del campo porque no es rentable y tampoco se produce el indispensable relevo generacional por esa misma causa. Esta es la realidad a la que nos enfrentamos cada día, mientras los políticos se limitan a darnos buenas palabras o diseñan planes disparatados como ese último proyecto para proteger la huerta sin tener en cuenta ni a los agricultores ni sus necesidades. ¿Qué territorio quieren proteger?, ¿el que nos empujan a abandonar año tras año por la falta de rentabilidad?".
Los datos relativos a la evolución negativa de la superficie de cultivo en la Comunitat Valenciana durante este año contrastan poderosamente con la tendencia opuesta que la encuesta del Esyrce detecta en el conjunto de España, donde el suelo destinado a tareas agrarias ha registrado un incremento del 2,6%, lo que supone que se ha recuperado para usos vinculados a la agricultura un total de 27.521 hectáreas.
Por lo que respecta a los cultivos que se han visto especialmente castigados por esta regresión de las actividades agrarias en la Comunitat Valenciana, destaca el hecho de que el mayor abandono de tierras se haya producido en aquellos que tienen más implantación. Así, en cítricos se ha pasado de las 149.381 hectáreas cultivadas en 2016 a 147.540 en 2017, lo que implica una caída del 1,23%; mientras que el viñedo ha visto reducida su superficie un 2,14%, al pasar de 67.590 a 66.147 hectáreas.
No obstante, también hay que apuntar que en las antípodas de esta tendencia regresiva se encuentran algunos cultivos emergentes, como sucede sobre todo en los casos del aguacate, con un aumento del terreno de cultivo de un 61,9%, al pasar de 463 hectáreas a 750 entre 2016 y 2017, o del kiwi, que ha crecido un 8% tras incrementar su superficie de cultivo de 343 a 371 hectáreas.
Otros cultivos, y de manera especialmente significativa el caqui, han visto frenado durante este año el fuerte ritmo expansivo que venían registrando. En concreto, el terreno destinado a caqui ha aumentado de 15.520 a 15.977 hectárea a lo largo de 2017, un aumento del 2,9% que puede considerarse moderado si se compara con las cifras de los últimos años.
Cristóbal Aguado señala que "cuando un cultivo funciona mínimamente en términos de rentabilidad los agricultores apuestan por seguir en la brecha, tal como también demuestran las cifras, pero lo cierto es que a fecha de hoy la inmensa mayoría de los productores valencianos no pueden vivir de su actividad y eso es algo que también acreditan sobradamente los datos oficiales". El presidente de AVA-ASAJA, denuncia "la exasperante lentitud de los políticos para resolver los problemas de un sector al que se le acaba el tiempo". Y agrega que "el gobierno autonómico ha equivocado las prioridades en la acción política y es necesario consensuar un gran pacto agrario que contemple acciones estratégicas de futuro".