Antonia García Valls. Portavoz del PSPV en el Ayuntamiento de la Vall d'Uixó.
Es bien cierto que nos encontramos inmersos en una crisis económica que está afectando brutalmente a muchas personas, a muchas familias en nuestra sociedad. Una crisis que está haciendo tambalear muchos pilares de lo que hemos construido como sociedad del siglo XXI. Una sociedad en la que apostábamos, la mayoría social, por construir una educación, una sanidad, unos servicios sociales, una justicia, una seguridad; en definitiva, una sociedad que nos hiciera mejores personas y mejor sociedad. Una sociedad de derechos, que quería crecer. Y cuando estábamos en ese camino, hemos descubierto que habíamos llegado al final y que después sólo está el abismo. ¿Y qué se propone como alternativa? Dar marcha atrás como única solución.
Retroceder no debe ser la solución. No podemos dejar que nos convenzan de que todo lo que habíamos avanzado con tanto esfuerzo, con tanto trabajo de tanta gente, sencillamente, desaparezca. No queremos volver a tiempos que “nunca fueron mejores”, aunque a una parte, la de siempre, de la sociedad, le interese vendernos ese “bulo”. La solución a la crisis no debe consistir en ahogar a la “gente de bien”. Hay que encontrar las soluciones. Y ahí debe estar la política. La política debe ser la solución y no el problema, como intentan hacernos creer desde la “caverna mediática”. Como también intentan hacer creer que todo es igual y que todos somos lo mismo. Yo digo NO.
Ya sabemos quién decía que “no quería meterse en política”: el dictador. Yo reivindicola Políticacon mayúsculas. Política hecha por personas con vocación de servicio público, con ideología, con sentido de la honradez, de la honestidad y con responsabilidad. Hay que atacar a los defraudadores, a los corruptos, a los especuladores de esperanzas, a los que frustran expectativas con unas decisiones manifiestamente injustas. Hay que denostar a los que persiguen el poder por el poder. El poder debe perseguir el bienestar y la seguridad de las personas, debe apostar por una sociedad cada vez más igual y más cohesionada; y que duda cabe, desde la autoridad que da el estar tomando decisiones en pro del interés general. Pero nunca desde el autoritarismo, autentica perversión del poder y lo que no representa, nunca, la política. O no debería representar. Ya lo decían los griegos.
