David García. Alcalde de Nules y presidente de CDC.
Hace unas semanas el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (o M. Rajoy, tal y como aparecería en unos papeles por haber cobrado sobresueldos en negro junto a otros cargos del PP) vino a decir a los que han estado toda su vida trabajando (de verdad, y que no han sido profesionales de la política saltando de un cargo a otro sin cotizar en una empresa privada) para sacar este país adelante y a sus familias y que durante estos años de crisis económica han hecho un esfuerzo extra para alimentar, como poco, a sus hijos y nietos.
No hay dinero para pensiones dice el Sr. Rajoy, aunque lo más preocupante es que tampoco existe un plan de viabilidad a corto-medio-largo plazo para mantener el sistema público de pensiones y lo único que ha hecho este Gobierno ha sido tirar mano cada vez que lo ha necesitado de las reservas del fondo de pensiones dejándolas tiritando.
Indica el Presidente que no hay dinero y conociendo los números que maneja el Estado este país tiene un nivel de endeudamiento muy elevado y no podemos permitirnos lujos pero… ¿Es un lujo subir las pensiones mínimas? ¿Es un lujo subir las pensiones a más de la mitad de pensionistas que cobran menos de 800 euros al mes? Afirmo, rotundamente, que no.
El lujo es mantener las diputaciones provinciales (que podrían haber sido necesarias hace dos siglos cuando las comunicaciones eran muy limitadas) que solo sirven para mantener el clientelismo político y tener colocados a políticos perdedores de elecciones que no quieren abandonar la mamandurria. El lujo es mantener el Senado, una cámara que se ha demostrado inútil tras décadas funcionando convirtiéndose en un verdadero cementerio de elefantes. El lujo es mantener y alimentar todo un sistema público de asesores y cargos de confianza en las administraciones públicas sin ningún tipo de control. El lujo es mantener el oligopolio de las empresas eléctricas que aprietan a los ciudadanos con precios inflados, penalizando el uso de energías renovables y reservando plazas para políticos retirados a los que deben pagar por los servicios prestados.
El lujo es que los de su partido y amigotes hayan saqueado y robado las instituciones públicas de norte a sur y este a oeste y se vayan de rositas sin devolver hasta el último céntimo. El lujo es que su Gobierno haya regalado millones y millones para rescatar a sus amigos de los bancos sin, por ejemplo, haber el Estado adquirido el stock inmobiliario de estos para poner a disposición de los ciudadanos con alquileres sociales baratos y hacer cumplir el derecho constitucional de una vivienda digna. El lujo es permitir los privilegios de los diputados, ministros, ex presidentes del gobierno y de las CCAA. El lujo es permitir que el número dos del BBVA se jubile con 56 años con una pensión de 4900 euros al día. Estos, señor Presidente, sí que son lujos prescindibles y que nos salen muy caros a final de mes. Empiece usted por recortar en lo innecesario y haga un esfuerzo por los más débiles de nuestra sociedad y si no se ve capacitado, ¡márchese!