Pedro Tejedo. Abogado.
La semana pasada saltó a los medios una noticia de las que a uno le hacen dudar de vivir en una democracia presentable: Cuatro mossos d´ escuadra condenados por torturas fueron indultados por el Gobierno.
Les pongo en antecedentes: En 2006 cinco mossos d´escuadra propinaron en una comisaría de Barcelona una brutal paliza a un ciudadano rumano a quien confundieron con un peligroso atracador. Por esos hechos en 2008 la Audiencia Provincial de Barcelona condenó a tres de ellos a seis años y siete meses de prisión, a otro a dos años y tres meses y a un quinto a seis meses. La sentencia fue recurrida ante el Tribunal Supremo que en 2009 dejó la condena para los tres principales condenados en cuatro años y nueve meses. Posteriormente, el Gobierno les concedió un primer indulto parcial por el que rebajaba la pena a dos años de cárcel lo que posibilitaba que se suspendiera su ejecución. Sin embargo, la Audiencia Provincial de Barcelona se negó, con buen criterio, a suspender la ejecución de la pena, por lo que se solicitó por los torturadores un segundo indulto que es el que indecentemente se les concedió hace unos días.
Imaginen que desconocen el país y el año en que tienen lugar estos hechos ¿En qué lugar y en qué tiempo los situarían? ¿La Alemania de los años 30? ¿La Unión Soviética del camarada Stalin?, ¿La Argentina de Videla?, ¿la Cuba actual?
Pues no, la España del siglo XXI.
El indulto, regulado por una ley de 1870, sólo se justifica cuando el cumplimiento de la pena no desempeña finalidad preventiva, resocializadora o retributiva alguna, o cuando resulta desproporcionada. ¿Qué supuestos pensaba el Gobierno que se daban en el caso de los mossos torturadores? Desde luego, el mensaje que se lanza por el Gobierno no puede ser más nefasto, se le está quitando importancia a un delito tan horrendo como la tortura practicada por miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Cuando hace unos meses este mismo Gobierno indulto a varios miembros de Unió Democràtica, socio de Convergencia, y ambos muy amigos del PP hasta hace unos días, condenados por delitos de corrupción, creíamos que no podía superarse esa ignominia. Pues ya ven que sí.
Lo peor, si cabe, es que no es posible pensar que es un mal exclusivo del PP, sino que alcanza a su partido mellizo en tantas cosas, el PSOE. En Consejo de Ministros celebrado tras perder las elecciones del 20 de noviembre de 2011, el Gobierno del ínclito Zapatero indultó al consejero delegado del Grupo Santander, Alfredo Saenz, condenado por un delito de acusación falsa contra unos industriales a quienes su falsa denuncia supuso que se acordara contra ellos prisión provisional.
Vergüenza es lo menos que se puede sentir ante estos indultos que, parodójicamente, son posiblemente ellos mismos susceptibles de ser considerados delitos, pero que, cometidos por políticos del establishment, otros políticos del ppsoe indultarían, entrando así en un bucle infinito.
¡Y aún hay quien piensa que la crisis solo es económica!
