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viernes, 22 de noviembre de 2024 | Última actualización: 22:28

De las cruces a los monolitos

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Miguel Bataller. Ciudadano del mundo y jubilado.

España está sufriendo un deterioro ético y moral palpable, en el último medio siglo.

Incomprensiblemente para mí, en la misma proporción en la que han mejorado las condiciones de vida de las generaciones que se han incorporado a la sociedad española, se ha perdido el sentido común, la responsabilidad social y los valores morales que se nos inculcaron a los “niños de la post Guerra Civil” por parte de nuestros mayores.

Nadie en mi familia, ni antes, ni entonces ni ahora ha tenido ningún vínculo con la política.

En mi casa desde mi niñez, cuando se hablaba de la Guerra Civil (yo nací en 1944) lo único que escuché siempre, fue decir que había sido algo tan incomprensible como irracional, una inconcebible confrontación fratricida, nacida del odio que se desencadenó entre todos y que acabo arruinándoles.

Curiosamente según mi padre y mis tíos, no hubo vencedores y vencidos, porque todos salieron perdiendo y desperdiciando bastantes años de su juventud y luchando denodadamente después, para poder reconstruir todo lo destruido en el trienio más lamentable de la Historia de España en el Siglo XX.

Siempre escuché decir a mis mayores (todos ellos militaron en el ejercito republicano, al ser llamados a filas en esta zona) que lo mejor que se podía hacer era olvidar y perdonar, puesto que si durante la Guerra en esta zona se había asesinado a muchos inocentes por el simple hecho de ser religiosos, creyentes o simplemente por tener tierras o propiedades que despertaron la envidia de los pistoleros del Frente Popular, en la zona nacional se cometieron atrocidades similares por motivos tan irracionales como esos.

Desde 1939 hasta 2004, los españoles aprendieron a convivir y a partir de 1970 y con la muerte de Franco, se emprendió una encomiable labor de reconciliación nacional, que permitió la consolidación de una incipiente democracia que convirtió a España en la octava potencia económica mundial, tras superar todo tipo de turbulencias socio-políticas, superadas por el empeño de toda una clase política, sin experiencia pero con mucha clarividencia para atacar todas las dificultades que se presentaban.

Lamentablemente toda la labor de reconciliación que se llevó a cabo por nuestros padres y abuelos durante los últimos sesenta años del siglo XX, a partir de 2004 y con la llegada al Gobierno del peor Presidente que ha tenido España desde el final de la Guerra, ha quedado en entredicho.

Parece ser que el mensaje que nosotros recibimos de nuestros mayores, no le llegó a este pobre diablo, que no sólo arruinó económicamente a nuestra nación, sino que se dedicó a resucitar odios y sentimientos negativos por donde pasaba, cuestionando la unidad de España e inventando una Ley de Memoria Histórica, que desde entonces hasta hoy, sólo les ha servido para crearse un “modus vivendi” a muchos politicastros, que se han dedicado mas a crear problemas y confrontaciones entre españoles, que a solucionar sus problemas.

Como ya expliqué hace años en alguna de mis columnas, aquí en Burriana según datos perfectamente documentados, durante la guerra se habían asesinado a mas de 160 ciudadanos (entre ellos al Alcalde Republicano D. Víctor Marín Puig, cuyo hijo me explicó como se lo llevaron de casa los pistoleros del Frente Popular, para matarle en un campo cerca del Cementerio y cuando les dijeron que se lo habían dejado malherido pero con vida, volvieron a rematarle) mientras que al final de la Guerra los responsables de aquellas atrocidades fueron juzgados y según pude saber tan solo doce fueron condenados a muerte y ejecutados.

¿Acaso solo merecen Memoria Histórica las victimas de uno de los bandos?

Me indigna que hoy, casi ochenta años de haber acabado la Guerra, los nietos de los que la vivieron e incluso hicieron todo lo posible para olvidar y perdonar, quieran ejercer de justicieros partidistas para poder encontrar una forma de vida tan injusta como indigna.

¿Por qué no hemos sabido transmitir a las generaciones actuales, sentimientos tan nobles como el perdón y la reconciliación, ¿En que hemos fallado, los hombres de mi generación?

¿Cómo es posible que nos estemos dedicando a derribar todas las cruces que se habían levantado en todo el territorio nacional, en principio por los “caídos de un bando” que posteriormente se ampliaron a los “caídos de los dos bandos” en plena reconciliación nacional?

Para mí es un error incomprensible, que los mismos que han luchado denodadamente por derrumbar y destruir todas esa cruces de “todos los caídos” ahora se atrevan a levantar un Monolito en el Cementerio Municipal de Burriana, para “Dignificar la memoria de las víctimas de la represión franquista”, exclusivamente. ¿No hubiera sido más inteligente dedicar el Monolito a todas las victimas de la Guerra?

En la foto del BIM aparece detrás del monolito una bandera Republicana, en un acto patrocinado por nuestro Ayuntamiento y no parece lógico.

Su sectarismo les obliga a olvidar a los que fueron asesinados durante la guerra, posiblemente alguno de ellos víctima directa de alguno de esos “represaliados del franquismo”, que al menos tuvieron derecho a un juicio.

En la misma foto, me cuesta localizar a nadie de mi edad y sin embargo veo a gente de mediana edad, que poco o nada deben de saber de primera mano, ya que sus padres deben de pertenecer a mi generación.

¿Cómo es posible que traten de destruir con tanta saña, el derecho a perdonar y olvidar que nos inculcaron nuestros mayores a las personas de mi generación?

Lamento profundamente tener que escribir esta columna, porque induce a perder la confianza en la sensatez y buenas intenciones de quienes van a tener que llevar las riendas del Gobierno de la Nación Española en un futuro muy próximo.

Porque esta es la expresión evidente de un Gobierno Municipal, pero mucho me temo que como una mancha de aceite, se extienda poco a poco y de nuevo el odio y el renco acaben imponiéndose en la convivencia entre españoles al olvido y la reconciliación.