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viernes, 22 de noviembre de 2024 | Última actualización: 14:36

Moción de censura

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Jorge Fuentes. Embajador de España

La Moción de censura es un mecanismo incorporado  al sistema constitucional de la totalidad de los países democráticos. España no debe alarmarse, por lo tanto, por su puesta en práctica reciente en nuestro país.

Lo que sorprende y preocupa a un buen número de ciudadanos es la forma en que se ha fraguado y desarrollado  la presente Moción, cuarta de nuestra democracia y primera que triunfa.

Quizá estábamos acostumbrados a que las mociones eran unos rituales típicos de los sistemas parlamentarios, una de tantas arremetidas de la oposición contra el gobierno llamada a hacer el gesto pero poco o nada más y que tras ella, las aguas volvían a su cauce habitual. Así le ocurrió a Suarez (contra Felipe González), a González (contra Hernandez Mancha) y a Rajoy (contra Iglesias).

Ahora todo ha sido muy distinto: el partido que la promovía (el PSOE, con 84 escaños), se encontraba en la situación mas débil de toda su historia; su líder había perdido sucesivas elecciones cada vez con derrotas más abultadas lo que le llevó a verse excluido del parlamento y a considerársele amortizado por la práctica totalidad de los analistas políticos y por la gran mayoría de sus propios correligionarios incluidos todos los de mayor peso.

El partido en el gobierno había conseguido reducir los indices de paro desde 6 a 3 millones de desempleados. La bolsa se había revitalizado, la prima de riesgo había descendido desde 700 a 90 puntos. El PP acababa de aprobar los presupuestos para 2018. Los pronósticos económicos para los próximos años eran favorables.

Se había logrado crear un frente constitucionalista nacido para frenar el secesionismo. Rajoy había asegurado que mientras él estuviera al frente del gobierno, el independentismo catalán no progresaría. La UE necesitaba una España estable y segura que contrarrestara las debilidades populistas, xenófobas, anti-sistema y euro escépticas presentes en todo el continente y de forma especial en su flanco Sur.

Pero el PP cayó en su propia trampa: la judicializacion de la vida política emitió una sentencia al caso Gurtel que fue aprovechada por la izquierda para proponer la Moción que desplazara al gobierno. Por diversas razones, ésta fue apoyada por Podemos, por el PNV, por Bildu, ERC, PDdeCat, Compromis y por diversas mareas hasta completar más de 20 facciones.

Lo más lacerante para muchos españoles es que los principales promotores de la Moción eran los partidos más corruptos del país (recordemos los EREs andaluces del PSOE y las subvenciones de Venezuela e Iran a Podemos) y que una pléyade de partidos separatistas la apoyaron porque no podían imaginar a ningún gobernante que les fuera más adverso que lo era Rajoy. Y aunque Sánchez no haya pactado nada con los separatistas, sin duda su actitud hacia ellos será más condescendiente que lo había sido la del PP.

Particularmente traicionera ha sido la conducta del PNV que tras beneficiarse con cientos de millones de euros a cambio de votar a favor de los presupuestos, en cuestión de horas de embolsarse los millones, se apresura a desalojar del gobierno a quien  le benefició. No estoy seguro que que el Senado sea capaz de corregir semejante anomalía.

Hablando de deslealtades, Ciudadanos también anduvo fino, cuando declaró el fin de la legislatura, su ruptura con el PP y anunció que si fracasaba la Moción del PSOE, pediría otra para convocar elecciones con carácter inmediato. Rivera se sentía vencedor tras el resultado de las elecciones catalanas  y los óptimos datos que su partido obtenía en las encuestas. Pero el resultado del día 1 tuvo dos grandes derrotados: Rajoy y Rivera.

Si éste espera que lleguen pronto las elecciones, puede esperar sentado ya que Sánchez las retrasará tanto como le sea posible en 2019 o incluso en 2020 para disfrutar de la Moncloa y ver si el ejercicio del poder le permite atraer los votantes que le fueron hasta ahora esquivos.

El Gobierno escogido por Sánchez es, en muchos sentidos, tranquilizador: monocolor, nada frankensteinista, con un desequilibrio marcado en favor de las mujeres que casi copan el doble de carteras que los hombres y con algunos rostros que, sin duda, atraen la simpatía general como el catalán españolista Borrell, el astronauta Duque o el ex Representante Permanente en la UE Luis Planas. Habrá que ver cómo funciona el Gabinete y en especial cómo esquiva la presión de quienes con su voto han conducido al PSOE al poder.

Hay algo de cruel en la Moción de censura y es que su aplicación es de carácter inmediato. El Presidente cesante tiene que felicitar en el acto al vencedor; al día siguiente tiene que hacer de nuevo el paripe y esta vez en presencia del Rey. Y en el acto debe sacar a su mujer y sus hijos de la que había sido su residencia durante los últimos años. No se le da tiempo ni para despedirse de los colegas  ni en Bruselas ni en ningún otro lado. Al contrario, todos ellos saludarán al nuevo dirigente aunque sea de otra onda política y aunque no les guste ni un pelo.

La reunión del Comité Ejecutivo del PP  sorprendió a muchos con la dimisión de Rajoy de la presidencia del partido y con su retirada de la política por considerar que era lo más conveniente para España, para el partido y para si mismo. Curiosamente Rajoy citó las tres razones por el orden inverso aunque en su repetición se auto corrigió.

Es la tercera vez que el PSOE accede al poder que, no lo olvidemos, ha ostentado bastantes más años que el partido popular. Una vez más, alcanza el gobierno de forma sorpresiva y ciertamente irregular: así ocurrió en 2004 tras el golpe terrorista de Atocha y ahora con una Moción traicionera y sospechosa.

Si como dijo la flamante nueva Ministra de Defensa, el nuevo gobierno va a continuar el estilo de ZP, podemos estar preparados a ver España empobrecerse rápidamente. Y veremos qué efecto tiene ello sobre el momento en que Sánchez tenga que ganar su puesto como resultado de unas elecciones y no de una Moción.