Estas nuevas variedades citrícolas se han obtenido dentro del programa de investigación sobre selección de material vegetal de calidad que desarrolla el IVIA a través de la estrategia de transferencia tecnológica, que tiene como objetivo trasladar a los productores de la Comunitat Valenciana los conocimientos necesarios para que puedan desarrollar en sus explotaciones que mejoren sus oportunidades de negocio y redunde en una mayor rentabilidad del sector agrario.
El Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) ha presentado en la Comisión de Variedades de cítricos un total de cinco clementinas a representantes de organizaciones agrarias de la Comunitat Valenciana (Ava, La Unió y Fepac), del sector cooperativista, de la fundación Agroalimed, de Anecoop y del Comité de Gestión de Cítricos.
En concreto, se trata de la Clemenverd, la Moncalina, la Murta, la Nero y la Neufina, que han cumplido satisfactoriamente con todo el procedimiento legal para su distribución entre el sector productor al encontrarse registradas, superar todos los exámenes técnicos y estar autentificadas y completamente saneadas.
Estas garantías que la ley ofrece a los agricultores para disponer de variedades nuevas, certificadas y sanas benefician también a los consumidores que adquieren el fruto.
Sin semillas y con más zumo
En estas variedades de clementina se ha buscado su adaptación a la demanda de productores y consumidores, con una maduración que adelanta o prolonga la campaña de recolección, un fruto sin semillas y con un alto contenido en zumo.
La más temprana del grupo se denomina Nero, que presenta unas características similares a la clemenules, pero con un adelanto en la maduración de 15 a 20 días, lo que sitúa su época óptima de maduración entre mediados de octubre y principios de noviembre. Su fruto es grande, sin semillas y fácil de pelar, lo que confiere un interés comercial relevante.
En orden de maduración le sigue la denominada Clemenverd, una variedad de clementina que tiene su periodo de recolección entre finales de diciembre y principios de febrero, con alto contenido en zumo, sin semillas y sin tendencia al bufado.
Entre los meses de enero y febrero se encuentra el momento óptimo para cosechar la Moncalina, obtenida a partir del híbrido Moncada. Es de gran calidad, con mucho zumo y sin apenas semillas.
Dentro de las tardías también se encuentra la Neufina, obtenida a partir de la irradiación de yemas de Clementina de Nules, que se caracteriza principalmente por situar su periodo de recolección a partir de mediados de enero, aunque en condiciones favorables puede llegar a prolongarse incluso hasta principios de marzo. Carece de semillas y pela con facilidad.
Finalmente, la Murta derivada de la variedad híbrida Murcott, presenta un fruto de gran calidad, de textura firme, elevados niveles de azucares, con una muy baja presencia de semillas, de fácil pelado y apta para su recolección entre mediados de febrero hasta finales de abril.