Miguel Ángel Cerdán. Profesor de Secundaria.
Ahora que está tan en boga lo del dinero en Suiza, a raíz del señor Bárcenas, ¿sabremos alguna vez los españoles la lista completa de las 659 personas de nuestro país identificadas en la llamada “lista Falciani”? ¿Tendremos alguna vez la posibilidad de conocer, con nombres y apellidos, a estos evasores de capitales, a estas personas que, al llevarse dinero a Suiza, están defraudando al fisco y por lo tanto apropiándose de algo que pertenece a todos los españoles? Pues la verdad es que nada invita al optimismo.
Para los que no estén muy al tanto de este asunto, que sorprendentemente o no tanto, no ha tenido, salvo excepciones, demasiada repercusión en los medios de comunicación, Hervé Falciani era un empleado del HSBC, un banco suizo, que sustrajo un listado de personas que tenían cuentas en el citado banco y que, después de diversos avatares, entregó el mismo a las autoridades. Por lo que respecta a España, en ese listado de Falciani aparecen 3.000 cuentas de ciudadanos de nuestro país, con las que ha identificado a 659 personas. La cantidad de dinero defraudada al fisco, y por lo tanto a todos los españoles, supondría según diversas fuentes entre 6.000 y 9.000 millones de euros, es decir prácticamente la cantidad que han supuesto los recortes en Sanidad y Educación.
Pues bien, a día de hoy no conocemos prácticamente ningún nombre de esos 659 evasores. Se ha conocido el nombre de un importantísimo banquero, banquero y asunto al que The New York Times dedicó un extenso y preciso reportaje, pero que al parecer se ha beneficiado de la reciente amnistía fiscal y ha saldado el tema pagando 200 millones de euros. No conocemos prácticamente ningún nombre más. Y lo que es peor, el Gobierno del señor Rajoy ha eludido contestar a los requerimientos de IU y de Llamazares para que se hiciese pública esta lista.
Pues bien, llegados a este punto, es imprescindible que se haga pública esa lista, y más con la que está cayendo. Y si el Gobierno central se niega, espero que haya un periodista valiente, como lo ha habido en Grecia, que se atreva a publicarla. Y también que se explique si la reciente amnistía fiscal tiene o no relación con la aparición de la misma. No sólo está en juego la moralidad pública. Está en juego el saber si vivimos en un Estado fallido o no.