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domingo, 24 de noviembre de 2024 | Última actualización: 21:28

Realidades del pasado y del presente: Forma de Estado

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Miguel Bataller. Ciudadano del Mundo y Jubilado.

España pertenece a ese grupo de entidades estatales o privadas, que vienen de la opulencia y no acaban de enterarse de su situación actual.

Les cuesta Dios y ayuda percatarse de su realidad presente, y viven ancladas en su pasado, sin saber como actuar y reaccionar ante los acontecimientos que les han llevado a una situación a la que no estaban acostumbrados.

Me recuerda a los casos tan frecuentes de personas a las que un golpe de fortuna, les regala una cantidad muy importante de dinero, en premios de loterías, de quinielas o de cualquier juego de azar, y contrariamente a lo que sería normal y deseable, les arruina el futuro.

¿Cómo es posible una situación tan absurda?

Sencillamente no sabiendo administrar el golpe de suerte.

La España que abarca desde el último cuarto del siglo XIX, a la misma época del siglo XX, había sido un país sacudido por la inestabilidad socio-política, y como consecuencia de ello con un desarrollo industrial y económico poco floreciente.

Un país golpeado por los enfrentamientos carlistas, por las diferencias entre liberales y conservadores, que sufrió dos tránsitos desde la Monarquía a la Republica con dos idas y vueltas, y  dentro del mismo ciclo se juntaron también una Dictadura (la de Franco en los años comprendidos entre 1939 y 1960 aproximadamente) y dos ‘Dictablandas’, la de Primo de Ribera y la del franquismo entre 1960 y 1975.

Vivimos unos procesos políticos y económicos lamentables en los que perdimos las últimas colonias de lo que había sido ‘el imperio donde no se ponía el sol’, y sin comerlo ni beberlo varias confrontaciones internas, que arruinaron cualquier posibilidad de desarrollo industrial para ponernos en el pelotón de cabeza de los países que iban a marcar la pauta económica en los siglos XX y XXI.

Pero al contrario que Alemania, cuyo trauma bélico fue mucho más difícil que el nuestro, no aprendimos.

Ellos en treinta años, fueron derrotados y destruidos  en dos Guerras Mundiales consecutivas terminadas en 1917 y 1945.

La primera derrota no les vacunó y como consecuencia de ellos surgió la figura de Hitler, funesta para el mundo, pero muy especialmente para la misma Alemania que tuvo que vivir dividida y resquebrajada desde 1945 hasta casi finales del siglo XX.

De la segunda derrota si sacaron las conclusiones adecuadas, y por eso ahora están donde están, liderando a la Unión Europea de una forma tan indiscutible como poco cuestionada.

A los españoles (me refiero ‘a todos los españoles’) no nos ha servido de nada el siglo de fracasos continuados que hemos vivido, y seguimos empeñados en incidir en los mismos errores que ya hemos repetido varias veces.

Después de unos 30 años de bonanza y desarrollo económico volvemos a culpar de todos nuestros males a quienes poco tienen que ver la situación actual.

En principio volvemos a cuestionar nuestra forma de Estado, y como de costumbre la izquierda mas recalcitrante aboga por la República, la izquierda moderada parece levantarse de hombros aunque con constantes guiños en la misma dirección, la derecha moderada no cuestiona a la Monarquía, pero tampoco la defiende de una forma convincente, y la derecha radical se ríe de unos y de otros, porque apenas queda ya ningún partido de extrema derecha en España, y los que hay carecen de representación parlamentaria y autonómica, e incluso apenas figuran en alguna corporación municipal.

El Rey, no deja de ser un hombre, con todas sus virtudes y defectos.

Le encumbramos a la categoría de ‘mito’, con motivo del23 F, momento en el que sin duda prestó un servicio muy importante a la Patria, como era su responsabilidad y obligación.

Y ahora, por el simple hecho de que uno de sus yernos “ha salido rana”, se le descalifica de una forma atroz, como si fuera suya la culpa de todos los males que afligen a nuestra sociedad.

Se ha equivocado como hombre, pero si ha sido en su vida personal, es un problema suyo, siempre que no afecte al buen funcionamiento de la Jefatura del Estado.

Podremos decir que ha sido más o menos ejemplar, pero por supuesto han sido mucho menos ejemplares las conductas de casi todos nuestros Presidentes de Gobierno, tanto de un color como de otro, y no por eso se nos ocurre a los españoles proscribir al PP o al PSOE, al menos hasta ahora.

¿Alguien podría garantizarnos la honradez y honestidad del futuro Presidente de la Republica?

¿Se imaginan Vds. a Felipe González, Zapatero o Rubalcaba por un lado o a Aznar o Rajoy por el otro de Presidentes de la Republica Española?

Yo no quiero ni pensarlo

Si casi todos ellos teniendo por encima la figura moderadora del Rey, han llevado a cabo todas las barbaridades que han hecho ¿qué no harían en connivencia con sus propios compañeros de partido una vez detentando un poder omnímodo?

Llamo a los españoles a una profunda y sensata reflexión antes de dejarnos llevar una vez más por reacciones viscerales.

Las vísceras tienen que ayudarnos a asimilar nuestros alimentos, pero desde el momento que queramos sustituir nuestra funciones cerebrales por impulsos viscerales muy probablemente tengamos una “diarrea cerebral”, y la “caguemos una vez mas, sin querer”, pero de una forma irremediable como ya lo hicimos a finales del siglo pasado y a principios de los años treinta.

La Monarquía es perfeccionable sin duda, pero a no ser que el monarca sea un desalmado (y no creo que este sea el caso) es un elemento moderador necesario, para “no morir matando” en una de esas guerras partidistas o separatistas de algunas de nuestras regiones, que tan dadas son a reivindicar su independencia, cuando “les pintan bastos” en sus propias administraciones, queriendo culpar a la forma de Estado de todas sus desgracias.

Es una historia ya vivida, y de la que nunca hemos querido aprender.

Y repito, considero mucho mas lógica y sensata una República que una Monarquía, pero no en las circunstancias que se han dado y vienen dando en una España, que son dos y se muestran irreconciliable e irracionalmente enfrentadas.

Cuando aprendamos a ser demócratas, será el momento de cuestionarnos la forma de Estado, entre tanto si queremos vivir en paz y moderados, conservemos la monarquía, como factor estabilizador.

Y para ello será muy conveniente que los miembros de la familia real que hayan delinquido, sean juzgados y condenados como cualquier otro español.

Sólo así recuperará la Monarquía parte de la credibilidad perdida.

Es la opinión de un español, que siendo intelectualmente republicano, reconoce que España no podrá serlo hasta que aprenda lo que es la democracia.