Antonia García Valls. Portavoz del PSPV en el Ayuntamiento de la Vall d'Uixó.
Desde que gobierna Rajoy, las ciudadanas y los ciudadanos han dejado de tener certezas en nada, y lo peor es que ven su presente y su futuro más negro cada día. Con más incertidumbre y desesperanza.
Han visto como, en tan solo un año, derechos y conquistas sociales que consideraban seguros han desaparecido o se están desmoronando: los derechos laborales, la sanidad pública universal, la Ley de Dependencia, el derecho a las becas, la posibilidad de acceder a la Universidad…
Y junto a los inacabables recortes (siempre se puede ir a más), la política económica de este gobierno sigue hundiendo a España en una recesión a la que no se ve fin, no vemos la luz al final del túnel, por más que se empeñen desde el PP en decirlo día tras día; la realidad cotidiana de muchas personas lo desmienten, también día tras día.
Todo eso hace que la incertidumbre pese como una losa en el ánimo de la inmensa mayoría de los ciudadan@s; y lo que necesitan y esperan del Gobierno y de Rajoy es que, ya que no les transmite ni esperanza ni confianza, les traslade al menos alguna certeza.
Sus decisiones generan más y más incertidumbre cada día. Con más recortes, con más incumplimientos de su programa y promesas electorales. Con sus frases, que siempre son ambiguas. Lo cual es preocupante. No se ha enterado que es el Presidente del Gobierno.
No genera confianza, que fue la primera promesa y la base sobre la que basó su oferta electoral en 2011. Hoy podemos afirmar que todo era una mentira. Hoy la situación de la economía española es mucho peor de cómo se la encontró Rajoy.
La capacidad de Rajoy para generar confianza, certidumbre y esperanza es completamente nula. Y esto es muy negativo para la ciudadanía y para nuestras expectativas como país.
Por ello, cada vez es más imprescindible que Rajoy rectifique su política y empiece a tomar medidas de crecimiento que aporten certidumbre. Lo contrario, que es lo que hace en este momento, nos conduce al precipicio.
Y aunque se empeñen en vendernos otra cosa, los datos y la realidad demuestran que no avanzamos, que no vamos en la buena dirección, que el país se está apagando, y sólo hay que observar el pueblo o ciudad de cada uno para comprobarlo.