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jueves, 21 de noviembre de 2024 | Última actualización: 14:59

Aquarama concentra los placeres del verano en un día lleno de emoción para pequeños y mayores

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El parque de atracciones forma parte del recuerdo colectivo de muchas personas de la provincia de la Plana

Aquarama, a las 10:30 horas de la mañana, abre sus puertas ante unos niños mudos de emoción. Algunos intentan encaramarse de puntillas a la puerta ante un guardia que los vigila y otros, comprueban repetidamente que tienen la entrada. Los adultos, por su parte, se aseguran de tenerlo todo organizado ante un día que se les antoja diferente. El parque no descansa ni un minuto, y un grupo de socorristas “se ponen a las 10:30 para vigilar que nadie entre en las atracciones aún”, explica la responsable del parque de Aquarama de Castellón, Lola Salgado. La responsable asegura que hace falta mucha organización, pero que todo funciona como “un dominó”. Este dominó, con el ya famoso estribillo ‘En Benicàssim, en Aquarama la aventura te llama’  o  los gofres de chocolate forman parte del  recuerdo colectivo de muchas personas de Castellón, como es el caso de Dunia, de Benicarló, quien asegura que no es la primera vez que visita el parque. 

Tàrsila Beltran/Castellón Información 

Aquarama cuenta con dos mundos que chocan entre sí. El primero, el de los clientes y el segundo, el día a día lleno de anécdotas y responsabilidades de los trabajadores del parque. Una vez abiertas las puertas, niños, adultos y adolescentes entran al parque con la esperanza de crear un bonito recuerdo y todos corren hacia las hamacas, para alquilarlas o bien, hasta la zona de picnic. Los mayores entran cargados con sus neveras, mochilas y demás objetos. Y ya de buena mañana, se pueden escuchar las exclamaciones de admiración de los niños, que no pueden dejar de mirar las atracciones de agua. Por supuesto, los adolescentes se dan codazos entre sí al ver el tobogán estrella: El Salto del Diablo. 

nevera

 

Sin embargo, no es esta la única atracción que provoca furor entre los clientes deseosos de mojarse. Apenas pasaban de las once de la mañana la atracción ‘El remolino’ ya concentraba un buen trecho de cola. La responsable del parque matiza que esta es una atracción muy grande, “pero, al mismo tiempo, asume muy pocos flotadores”. Salgado admite que las sugerencias más comunes que suelen llegar son las de ampliar flotadores: “No es cuestión de flotadores”, asegura la responsable. Estas atracciones funcionan como una rueda y por ello, los flotadores van rodando, pero “cada atracción tiene unas normas de uso”, matiza Salgado y continúa: “nuestra obligación es no tener un exceso de flotadores porque puede ser peligroso”. 

“¡Si parece una playa!”, ha gritado un niño que no tendría mas de cinco años al ver la piscina de olas. Pero claro, uno de los grandes retos de pequeños y mayores es meterse en ese agua tan fría. “Primero mojaros las piernas, entrad poco a poco”, rezan padres y madres. Pero la impaciencia de los jóvenes irrumpe en forma de impulsividad y lo primero que hacen es meterse en el agua y, por supuesto, esperar a que el gran cubo de Aquarama aboque agua sobre sus cabezas. Todo esto, ante la atenta mirada de los socorristas, que según informa la coordinadora de los socorristas, Ainhoa Fernández, rotan cada media hora.

Aquarama cub

Después de una mañana llena de agua, toboganes y colas, la hora de la siesta también suele ser un clásico en el día a día del parque. De hecho, las aguas del parque se vacian a la hora de comer y a la siesta. Aunque algunos de los asistentes aprovechan estas horas para hacer menos cola. Algunos niños discuten cuánto dura la digestión y los padres aseguran que dos horas. Nadie sabe cuánto habrá en esta afirmación de creencia popular, pero la cuestión es que los pequeños no se bañan pasadas las dos horas y los padres se permiten descansar sus horas tanto en las toallas como en las hamacas. 

Lo que no se imaginan estas personas es el gran trabajo de no sólo socorristas, también de mantenimiento: “El agua debe estar toda la noche depurándose”, informa Lola Salgado y continúa: “Hay un grupo de dos o tres que van a todas las atracciones para hacer un ‘checking’ y se aseguran de que está todo en condiciones”. La coordinadora de los socorristas, lleva siete temporadas trabajando en Aquarama y se sigue sorprendiendo de la gran movilización de personal: “Al día trabajan 42 socorristas más 2 coordinadores y en plantilla seremos uno 50”. La responsable del parque acuático añade: “Aquarama cuenta en temporada alta con 120-125 trabajadores”. 

personal aquarama

Otro gran reto en el día a día de los pequeños que visitan el parque es el tema de la altura. En la cola uno de los niños comentaba a sus padres que no ha podido subir al Salto del Diablo por la altura. A lo que los padres han respondido que seguro que “lo harás el año que viene”, y ha añadido su padre: “A la lanzadera sí que has subido,¿ no?”. El niño mojado y mirando a su padre le ha respondido sincero: “Tampoco he dado la altura”. Y bajo el sol y el buen ambiente, varias personas son las que se han reido en la cola del parque. 

Sin embargo, la coordinadora de los socorristas asegura que no suele ser tan sencillo el trato con las personas: “Es muy dificil hacer que se cumplan las normas, algunos padres te insultan porque el niño no da la altura”, aunque prosigue: “por supuesto somos trabajadores y si se ponen muy violentos se expulsan del parque”. Lola Salgado también coincide con la coordinadora del parque pero va más allá: “es importante gestionar tanto los propios clientes como el personal interno”, y añade: “Hay que tener mucho cuidado en la prevención de conflictos dentro del personal porque al final eso se traslada al cliente.”. 

Aquarama entrada

Salgado agradece que jamás hayan tenido ninguna desgracia y explica que las incidencias más comunes son tropezones, resbalones o luxaciones. También añade la coordinadora de socorristas: “Y niños perdidos, de esos tenemos un montón”. Aún así, Salgado asegura que el parque recibe constantemente inspecciones: “tenemos a la policía autonómica por espectáculos, a sanidad por el agua, otra por enfermería y otra por hostelería”, y matiza: “las inspecciones son diarias, mensuales o por sorpresa”.

Al acabar el día, la tradición es comprar un gofre. La cola que se forma en los gofres sorprende, tanto, que parece una atracción. Sin embargo, la cola es rápida y pronto todos se van contentos son su recién adquisición. Al fin y al cabo, esa es la realidad del parque. ¿Hay colas? Sí. Pero el tiempo de espera tampoco suele ser muy largo, al menos eso asegura Dunia, de Benicarló, que no sabe qué sugerencia realizar al parque. Por ello, al caer la tarde, Dunia se marcha junto su familia sin olvidarse de admirar las fotos expuestas en la entrada del parque. Ahora, la decisión de comprar la foto es sólo de ellos.

fotos Aquarama