Doménec Nàcher. Secretario técnico de Asaja Castellón.
Si dependiese de mí, la cosecha de cítricos no se vendería nunca a comercializar, incluso a aquellos agricultores que están en cooperativas. No es que no me fíe de las personas, lo que no me fío son de los resultados. Cuando escribo resultados, no me refiero a las resultas de una liquidación (que bien me podría referir a ello) sino a la experiencia de ver como quien vende a precio consigue mejores precios de un comercio o de una cooperativa que aquel agricultor que da su cosecha a comercializar a ese mismo comercio o cooperativa.
Para muestra un botón: existen comercios que comprando clementinas a precios de 0,24 €/Kg las clemenules han liquidado la misma variedad a aquellos que les dieron la fruta a comercializar a 0,08 céntimos. Hay cooperativistas que reciben por su cosecha 0,13 euros y a los agricultores a los que la propia cooperativa les ha comprado la cosecha a 0,24 euros por Kilo. Pese a lo dicho hasta aquí no conozco ningún comercio o cooperativa que liquida más por sus compras a comercializar que a sus compras a precio. Es por lo hasta aquí escrito que me lleva a la conclusión, que es mejor vender a precio que a comercializar.
Pese a lo expuesto existen comercios que disfrazan, sin vergüenza alguna, sus liquidaciones en compras de cosecha a precio. Es el caso de aquellos agricultores que han conseguido vender su cosecha a precio por Kg. Y tras varios meses recolectada su cosecha, el comercio comprador, le descuenta una cantidad considerable de cosecha (en algunos casos más del 50%) justificando la calidad no comercial de la cosecha recolectada varios meses antes, sin caer en la cuenta que este hecho hubiese tenido que ser notificado a las horas de la recolección. Además, para acentuar la cara dura de este tipo de mal llamados comercios, cabe recordar que son sus empleados los que recolectan la fruta del árbol, seleccionándola previamente del mismo y son ellos los que entran esa fruta debidamente seleccionada y recolectada la que llega a almacén. Si son sus empleados los que recolectan lo que quieren y cómo quieren en todo momento supervisado por los responsables del comercio y siguiendo por tanto sus instrucciones. ¿Cómo se atreve a descontar tales cantidades de fruta al agricultor que en ningún momento ha podido seleccionar la recolección y con posterioridad comprobar el estado de la fruta más que en la liquidación final, meses más tarde cuando esta fruta ya no existe? Porque en el fondo se trata de una liquidación encubierta de compra.