Antonia García Valls. Portavoz del PSPV en el ayuntamiento de la Vall d'Uixó.
Nadie duda de que estamos en una situación muy difícil y complicada. Y tampoco nadie duda de que todos los esfuerzos deben ir dirigidos a encontrar el camino para salir de la crisis, para ofrecer soluciones y alternativas a tantas personas que se encuentran viviendo un drama y que están perdiendo la esperanza.
Es el momento de los acuerdos, es el momento de que, desde la responsabilidad de los gobiernos, a todos los niveles, y de la oposición se trabaje conjuntamente para ofrecer a la ciudadanía aquello que piden a sus responsables políticos: soluciones.
Quizás también es el momento de apartar los intereses partidistas y partidarios (y porque no, particulares) para tener una visión más clara y más abierta de la realidad. Una realidad que se está derrumbando para muchas personas, tanto en el sentido figurado como en el sentido real.
Se nos caen los techos y se nos rompen los suelos. Y, ¿qué hacemos?
Desde el Congreso de los Diputados, las Cortes Generales y los plenos municipales, el Partido Socialista practica una política de mano tendida, con propuestas claras y posibles, con voluntad de trabajo y esfuerzo conjunto para ofrecer a la ciudadanía soluciones a los problemas cotidianos: al empleo, al crédito, a la vivienda, a la sanidad, a la educación.
Pero Rajoy, Fabra, Clavell en mi ciudad, siguen negando la mayor, con sus mayorías absolutas rechazan cualquier propuesta. Y lo peor es que sin ofrecer alternativas. Rajoy incumple todas sus promesas y la situación no mejora. Fabra vive en su mundo, quizás emulando a Camps, que encerrado en su burbuja nos ha dejado en la peor de las situaciones. Y Clavell se ríe de todo lo que, desde la seriedad y el rigor, presentamos en el pleno municipal.
Y todo esto envuelto en la desvergüenza de la corrupción política. Una corrupción que es lo que, de verdad empaña la marca España.
Es necesario un cambio en las formas, es necesario que ya nos adentremos, de una vez en el siglo XXI y dejemos atrás las formas de funcionar obsoletas y reaccionarias y que nos alejan de ser un país “moderno y europeo”, de verdad.
Es necesario que entendamos que la política es necesaria para ofrecer esperanzas a la ciudadanía. Es indispensable que la ciudadanía confíe en la política, y para ello debemos cambiar muchas cosas. La primera es la absoluta necesidad de regeneración democrática. Y la segunda, pero no menos importante, recuperar la cultura del pacto político y de defensa del interés general. Absolutamente imprescindible en estos momentos.
¿Lo conseguiremos?
