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lunes, 25 de noviembre de 2024 | Última actualización: 23:18

¿Contener, revertir, repoblar?

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Enrique Domínguez. Economista.

Se habla de subvenciones o ayudas fiscales para que se ubiquen industrias en localidades que sufren despoblación; se habla de trabajos agrarios de calidad. Pero, ¿es que creemos que la persona que quiere trabajar y no lo encuentra en sus municipios se queda con los brazos cruzados? Pues no. Se desplaza hasta donde lo encuentra y regresa a su localidad. Encuestas que se han hecho sobre la movilidad de los trabajadores en los municipios de la provincia señalan que los ciudadanos, sean de un pueblo o de una ciudad, intentan buscar trabajo donde lo haya.

Es fundamental, pues, escuchar al ciudadano que vive todavía en los pueblos que pierden población (mayores de sesenta y cinco años en un elevado porcentaje), la mayor parte de los 135 municipios, sus problemas y ver cuál sería la solución o alternativa más plausible y de qué instancia depende. Y ser conscientes que eso cuesta dinero para lo que es fundamental una gestión eficiente de los recursos o incrementarlos vía impuestos.

Hay servicios que ya funcionan como los colegios rurales integrados, los taxis rurales colectivos, los servicios de autobús (aunque con menos viajes de los requeridos), farmacias que se turnan los fines de semana, servicios bancarios ambulantes que suplen más o menos el cierre de oficinas, conectividad muy mejorable. Pero los hospitales están demasiado lejos de los municipios del interior y los servicios de atención médica urgente se tienen a la vuelta de esquina en las ciudades pero muy lejos en esas localidades.

Todos somos conscientes, porque en gran medida somos partícipes, del aumento de habitantes que las localidades que pierden población de derecho registran los fines de semana y, sobre todo, los meses de verano.

Hay estimaciones para varios años de esa población estacional máxima, aunque los datos varían poco de uno a otro. Se constata, aunque sea una estimación, que las comarcas del interior multiplican por varios enteros las cifras de población de derecho. Por eso, si es primordial para el municipio el disponer de un local que permita reunirse a sus vecinos para charlar o tomar algo, también lo es para el turismo de fin de semana o las estancias más largas del verano.

A título de ejemplo, mientras la población estacional máxima estimada del conjunto de la provincia duplica la población de derecho o censada, en el Alto Mijares la multiplica por siete, en el Alto Palancia y en Els Ports por tres, en el Alt Maestrat por dos, en el Baix Maestrat por cuatro, mientras en el Alcalatén y las Planas Alta y Baixa se multiplica por menos de dos.

Lo anterior implica disponer de una serie de servicios que son utilizados solamente en pocos meses o no disponer de ellos y sufrir problemas importantes en verano.

Pero es importante, y también hay que decirlo, que si es necesario reflexionar y hacer frente con el mayor conocimiento directo del problema a las necesidades de las localidades del interior de la provincia que pierden desde hace muchos años población, también lo es el no olvidar que muchas de las personas de esas localidades van a trabajar a otras donde sí hay empresas y que es básico que esa actividad global de la provincia se mantenga y mejore.

Como se suele decir, no hay que desvestir a un santo para vestir a otro; o sea, no hay que eliminar inversiones imprescindibles en las localidades que están dando trabajo para dirigirlas a los municipios con pérdida de población. Es fundamental una reasignación eficiente de las inversiones. Y, por desgracia, muchas de ellas dependen de diferentes administraciones y, como suele ocurrir, la coordinación entre ellas y la rapidez en atajar los problemas deja muchísimo que desear. Esperemos que haya vida inteligente por estos lares. ¿Usted qué opina?