Enrique Domínguez. Economista.
No se asusten por el coctel de siglas; es que el titular no da para mucho. Voy a intentar relacionar la Encuesta de Población Activa (EPA) con el Índice de Precios del Consumo (IPC) y el Salario Mínimo Interprofesional(SMI). Creo que pueden darse algunas interconexiones que no son las que más se explicitan.
La tasa de paro según la EPA del cuarto trimestre ha ido bajando desde el 27,33% de la población activa en 2013 hasta el 14,29% en 2019. Ello es positivo si bien en el cuarto trimestre de 2018 se rompió esa trayectoria pues subió 0,74 puntos respecto al cuarto trimestre de 2017.
Si comparamos la tasa del cuarto trimestre respecto a la del tercero en los últimos años, se constata que desde 2012 la tasa es inferior en el cuarto trimestre, salvo en 2018 en que es mayor en 0,62 puntos y en 2019 en que supera el porcentaje del trimestre precedente en 2,28 puntos.
Otro aspecto a analizar es la evolución del número de parados en valores absolutos, según la EPA, en la provincia en ese cuarto trimestre; desde 2012 esa cifra va a la baja excepto en 2018 en que es mayor, si bien en 2019 vuelve a evolucionar a la baja.
Sin embargo, cuando comparamos cómo se ha comportado el número de parados en el cuarto trimestre respecto al tercero, se observa que desde 2010 a 2017, siempre según la EPA, es inferior. En cambio, en 2018 y 2019 es superior: en el cuarto trimestre de 2018 en 1.700 personas y en el cuarto trimestre de 2019 en 7.000 personas.
¿Qué ha ocurrido en estos dos últimos años? Teniendo en cuenta que los datos proceden de una encuesta, se observa que el principal aumento de parados en el cuarto trimestre de 2019 respecto al tercero se da en servicios (3.800 parados más frente a 1.100 en igual intervalo del año anterior) y entre las personas que buscan su primer empleo (2.900 en 2019 por 200 en 2018).
Es patente la estacionalidad de la economía castellonense en cuanto a la evolución de las cifras del paro, centrada en la actividad turística en los meses veraniegos y en la campaña citrícola en el cuarto trimestre y, según años, en el primer bimestre del año siguiente.
Y aquí entra el IPC, que nos indica que en 2019 el incremento general de precios ha registrado un aumento del 0,9% en la provincia. Sin embargo, si descendemos a nivel de subgrupos, se constata un incremento del 2,6% en el servicio de alojamiento y del4,2% en restauración y comedores, aumentos superiores a los que se han dado en la Comunitat Valenciana y España.
Si unimos la estacionalidad de la actividad turística a ese mayor aumento de precios en alojamientos y restauración, tenemos un posible freno a la mejora de esta actividad y a su papel de creador de empleo más duradero a medio plazo.
Y si constatamos que la calidad del servicioque se da en bastantes casos no es la mejor,que la formación, tanto de trabajadores (mayoritariamente mujeres) de la actividad turística como de la comercial, no es la más adecuada porque se invierte poco en ella; si constatamos que sus contratos son, generalmente, temporales y sus salarios en torno al SMI, veremos que la reciente subida del mismo a 950 euros puede frenar tambiénesas actividades.
Pero, en mi opinión, en ese freno tendrá poco que ver la subida del SMI y mucho la deficiente inversión en formación tanto en calidad como en atención al cliente que hace que esta actividad se siga viendo como simplemente estacional y no como de futuro. Y así nos va. Y la EPA lo seguirá constatando. ¿Qué piensan ustedes?