Los lusos ajusticiaban a quien desvelaba sus secretos, Carlos I presumía de los suyos en toda Europa
En una competición por hacer negocio con las especias en Europa, Portugal y España se repartieron los mares con ayuda del Papado. Los dos reyes eran parientes y trataron de engañarse con mapas y descripciones falsas. Portugal ajusticiaba a quienes desvelaban sus secretos, pero Carlos I de España los divulgaba para presumir de conocimiento. Emilio Forcén describió algunos de esos mapas mentirosos en su conferencia organizada por El Corte Inglés, con motivo de Expedición de Magallanes y Elcano, en el Casino Antiguo.
Esperanza Molina/ Castellón Información
Emilio Forcén, cartógrafo y Comisario de la Exposición que conmemora la gesta de la primera circunnavegación de Magalles y Elcano, ofreció la segunda conferencia relacionada con este evento, organizado en El Corte Inglés.
Esta segunda conferencia fue ofrecida anoche en el Casino Antiguo de Castellón. Entre las singularidades descritas por Forcén se encuentran los mapas, la mayoría de ellos recogidos en la exposición de El Corte Inglés, con los que ha contado la travesía de Magallanes y Elcano. ¡Pero ojo!, también la existencia de ‘mapas memoriosos’ con los que España y Portugal intentaron engañarse, con el fin de dominar la ruta que llevaba a las codiciadas especias.
Se ha dicho muchas veces que la información es poder y así lo ha sido a lo largo de los siglos. Esta exposición y los datos aportados da buena fe de ello.
El mapa que se muestra a continuación fue realizado por los árabes en la Edad Media. Se encuentra reproducido en El Corte Inglés. Para el observador, resulta sumamente confuso por un detalle: Está orientado desde la mirada de los árabes, es decir, con el norte arriba y el sur abajo. Resulta complicado encontrar los territorios más conocidos, que se han señalado aquí para facilitar su interpretación.
Resulta mucho más sencillo, si se le da la vuelta y se invierte, aunque no es su diseño original.
Este era el mundo conocido en la época, en la que se grafiaba el globo en función de lo que se conocía de él.
Una cosa estaba clara. La península Ibérica, donde estaban España y Portugal, quedaba en el otro extremo del lugar donde se encontraban las islas Molucas donde se producían las especias.
Y tanto España como Portugal conocían aquella grafía.
Pero cabe ponerse en situación: Portugal había acabado su reconquista. Tierra de navegantes, ambicionaba convertirse en el dueño de los mares y en ser el único proveedor de las carísimas especias.
España, la mayor parte integrada por los reinos de Castilla y Aragón que reconquistaron los últimos terrenos dominados por los árabes, tenía poderío en el mar, a través de Aragón, y soñaba con hacerse también con el dominio de la ruta de las especias.
En aquella Europa de intrigas palaciegas y de grandes alianzas para afianzar imperios, Portugal y España conservaban una extraña relación. Una relación de amor y odio, pese a que los reinantes de los dos países estaban unidos por líneas familiares.
Con los mapas conocidos de la época, y convencidos de que la circunferencia de la tierra era más pequeña de lo que realmente era, Portugal optó por bordear África para llegar a las Molucas, tierras de las Especias.
Colón, por su parte, convenció a los Reyes Católicos de que una travesía Este Oeste atravesaría el mar y ganaría en estrategia a Portugal.
Cuando Colón llegó a América encontró con un continente desconocido y obligó a todos cuantos le acompañaban a guardar silencio. A título oficial, habían llegado a las Indias.
Tanto España como Portugal eran los dos baluartes del cristianismo, y la iglesia no quería conflictos. De esta manera, con ayuda del Papado, se repartieron el dominio de los mares en un acuerdo conocido como el Tratado de Tordesillas que dibujó meridianos (ejes longitudinales norte- sur) que delimitaban el dominio de Portugal y de España. Posteriormente, con el Tratado de Madrid, también se trazó una línea que dividía los mares para España y Portugal a través de un paralelo. Pero si el mundo era tan desconocido ¿Quién era capaz de delimitar realmente aquellas coordenadas?
Mapa mentiroso de Juan de la Cosa
En el Mapa de Juan de la Cosa, que describe la zona conocida tras la llegada a América, el navengante español, ‘trampea’ con la situación de territorios como la actual Cuba, que son los medios de hoy se hubiera encontrado en Portugal, pero que él ubicó en la zona española.
Por otra parte, Solo se conocía parte del continente americano, no sus dimensiones, y no el mar que se encontraba al otro lado, y que también resultó ser mucho más extenso de lo que se había calculado.
Por eso, cuando se mandó la expedición de Magallanes, se desconocía la geografía oeste del continente, y también la extensión de aquel mar que conducía a Las Molucas. De hecho, Magallanes calculó que en tres semanas llegarían desde la costa americana a las Indias. La travesía duró tres meses.
Si España planteo sus mentirijillas, Portugal coló engaños como puños
Tal como contaba Emilio Forés, se daba la circunstancia de que el rey de Portugal, Juan III estaba casado con una hermana de Carlos I de España, quien, a su vez, estaba destinado a casarse con la hermana de Juan III, Isabel de Portugal. De esta forma, a través de su mujer y de su hermana, Juan III intentó colar información falsa al rey de Castilla, Carlos I en numerosas ocasiones.
Por ejemplo, mapas en los que se dibujaba el continente africano con una dimensión mucho más corta que la real, para hacerle desistir de su expedición con Magallanes, porque Portugal llevaba una ventaja rotunda en aquella guerra de intereses.
O los mapas en los que se representaba un continente americano tan alargado y compacto por el sur, que se cerraba sin permitir un paso abierto este – oeste a las Molucas.
Y más complicado todavía, un portulano de las Molucas donde se dibujaba un verdadero laberinto de islas rodeadas por territorios ocupados por los portugueses, de donde no podrían salir con éxito los españoles, porque serían inmediatamente capturados.
Se cuenta, incluso, que la expedición que ya estaba armada en Sevilla en el mes de agosto, tuvo que permanecer amarrada a puerto en San Lucar de Barrameda hasta septiembre, porque Portugal mandó sus naves para atacarlos cuando salieran a mar abierto.
Cabe señalar, que como la información era poder, Portugal siempre fue muy celoso de la suya, hasta el punto de que ajusticiaba a quienes transmitían conocimientos. en aquella época, los mapas verdaderos, como secretos de estado, se conocían como patrones. Los portugueses atesoraron los suyos. Carlos I repartió copias por toda Europa, para presumir de sus conocimientos.
Una horca, unas galletas y un poco de agua
Otro de los detalles escabrosos que comentaba Emilio Forcén, tiene que ver con el motín que se produjo durante el viaje.
La expedición estaba gobernada oficialmente por Magallanes, pero llevaba también a bordo un capitán de confianza del rey. La corona no se fiaba de Magallanes y nombró a un capitán general, Juan de Cartagena, que navegó a bordo del San Antonio.
Magallanes navegaba a bordo de la Trinidad, que era la nave capitana. En el estrecho de Magallanes, y mientras hacían la invernada, los capitanes de las otras naves se rebelaron comandados por Cartagena. Magallanes fue avisado de la revuelta. Alguien se fue de la lengua. Para evitar el ataque llamó ‘a generala’ y ordenó que todos los capitanes se dieran cita a bordo de La Trinidad. Tal como subieron a bordo, ajustició a dos de los oficiales, y arrestó al resto. Se dictaron 40 condenas a muerte, pero Magallanes no podía permitirse perder tripulación, porque necesitaba marinos para sus barcos.
Tampoco podía ajusticiar a Cartagena que era un grande de España y sobrino de uno de los personajes más influyentes de la Corte, que había organizado el viaje. Tras el primer golpe de mano, que apaciguó la revuelta, llamó a Cartagena y a uno de los religiosos que lo acompañaban. Lo desembarcó en aquella tierra de nadie con un puñado de galletas (alimentación que llevaban como víveres, un poco de agua, y una horca”. Nunca más se volvió a saber de ellos.
La expedición continuó, Magallanes murió en Filipinas, y solo dos barcos llegaron a Molucas, La Trinidad y la nao Victoria. Cada barco tomó una ruta diferente para volver a España. El Trinidad, que hacía aguas, tuvo que repararse y permaneció dos meses varado, después inició la ruta del tornaviaje, es decir la misma ruta que los había llegado hasta allí pero a la inversa, pero se encontró con terribles tormentas, volvió a Molucas y fue apresado por los portugueses. Y Elcano acabó de circunnavegar el globo y llegó a San Lucar de Barrameda tres años después, en 1521.
En pago por los servicios prestados, el rey le perdonó la pena de traición por la que había sido condenado antes de la expedición (1) , le concedió permiso para rescatar a los tripulantes que se habían quedado en las Molucas, no le pagó los sueldos que le prometió y le concedió un escudo.
La Armada española depositó en La Santa Faz de Alicante, en 1940, los dineros que Elcano había dejado en testamento para los peregrinos antes de morir en 1526. España tenía una deuda con él que la Corona nunca llegó a pagarle.
(1) Observación: Elcano, marinero de un pueblecito de Guetaria, participó con su barco en muchos de los servicios al Rey, pero la Corona no le pagó los sueldos que le debía. Apretado por las deudas y con la necesidad de pagar a sus marinos y al armador, Elcano tuvo que hipotecar su barco a unos banqueros saboyanos. como el rey siguió sin pagarle, los saboyanos lo desahuciaron y se quedaron con su nave. Como España estaba en Guerra con aquellos, la pérdida del barco fue considerada un delito de traición por el que fue juzgado y condenado. Como prófugo se enroló en la expedición.
La próxima conferencia será impartida el jueves, 20 de febrero, en la Sala de Ámbito Cultural de El Corte Inglés, en su segunda planta, a las 19:00 horas. Será impartida por el castellonense Marcos Francisco Pavo López, jefe del área del regimiento Central de Cartografía, y llevará por título: "¿Expediente X? Un mapa del estrecho de Magallanes antes del descubrimiento".
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