Miguel Bataller. Ciudadano del mundo y jubilado.
Esta semana he tenido motivos suficientes para pensar en la conveniencia de que si alguno de los empresarios a los que voy a mencionar como ejemplares en el manejo y abordaje de los problemas de sus propias empresas estuviera al frente de la Administración del Estado, sin la menor duda ni la crisis sanitaria hubiera llegado a donde estamos, ni paralelamente ahora o posteriormente después, la crisis económica y financiera nos acabaría asfixiando o arruinando totalmente, como parece que va a ocurrir con el Gobierno de dos incompetentes audaces ególatras que ni saben ni quieren ni pueden buscar ni encontrar las soluciones al problema actual.
Me vienen a la cabeza personajes como Amancio Ortega, un genio excesivamente mayor para este empeño o su mano derecha Pablo Isla, como quizás los gestores del mayor conglomerado empresarial español, pero no tengo el conocimiento básico y fundamental de sus estructuras para opinar sobre ellos.
De quienes sí puedo opinar con más elementos de juicio, es de dos hermanos valencianos Juan y Fernando Roig que al frente de empresas como Mercadona y el Valencia Basket el primero y del grupo empresarial de Pamesa y el Villarreal CF su hermano Fernando, han demostrado y siguen demostrando en estos momentos de crisis su capacidad de gestión , tanto comercial, como económica, financiera y de relaciones humanas con sus equipos de dirección y la totalidad de sus plantillas,, que no han tenido que recurrir ninguno de los dos a ERTE ni EREs, para seguir adelante sin angustias excesivas en Mercadona ni Pamesa y en las empresas deportivas, tan solo estudiaran una reducción mínima de los ingresos de sus profesionales en caso de no acabarse las competiciones y en escalas muy inferiores a las que se están llevando ya o se han decidido en casi todos los otros equipos, de sus categorías.
De Fernando Roig, tengo que ponderar también su sentido común al proceder a realizar los test del coronavirus a toda su plantilla de profesionales en su grupo industrial, tan pronto se reincorporaron de nuevo a sus centros de trabajo esta semana, según me ha comentado un amigo, cuyo hijo trabaja en una de sus empresas, para evitar poner en riesgo a sus compañeros de trabajo, caso de que algunos de ellos dieran positivo en el test mencionado.
Y como socio del Villarreal y miembro creador de la Peña El Porquet Groguet, formada por gente jubilada o muy cercana a la jubilación en su inmensa mayoría, tuve el placer de recibir la llamada de su Relaciones Públicas Cristina, para interesarse por todos nosotros y preguntarme si en algo podían ayudarnos a alguno de nosotros.
Afortunadamente todos estamos bien y en un entorno tan castigado como el de Burriana, que yo sepa ni uno sólo de nuestros asociados ha tenido el menor problema, viviendo nuestra confinación lo mejor que hemos podido.
Una actitud muy de agradecer, que ellos se preocupen tanto por todos los mayores que formamos parte de esa institución como socios y seguidores.
En cuanto a Mercadona soy un usuario habitual y durante esta reclusión involuntaria, aunque mis hijos nos han tenido sobreprotegidos trayéndonos a casa todo lo que necesitábamos a mi esposa y a mí, dejándonoslo en la puerta tras avisarnos y mantenerse a una distancia prudencial de nosotros, me he querido “escapar” dos veces, para acercarme personalmente a hacer yo la compra, convenientemente protegido.
Su conducta con los mayores impecable, dándonos prioridad sin tener que guardar las largas colas que se tenían que hacer sobre todo para entrar, evitando una excesiva proximidad dentro de la tienda entre clientes y personal de la empresa, que parecía haber tenido una formación maravillosa, para informarnos con paciencia y eficacia de donde podríamos encontrar todo lo que buscábamos, los clientes menos habituados a realizar las compras personalmente.
Se nos facilitaban guantes y desinfectantes a la entrada y había personas que nos ayudaban a limpiar las barras de los carros de las compras y nos daban instrucciones amablemente de todos los pequeños detalles.
Solo tengo palabras de agradecimiento, para la eficacia y amabilidad de todo ese personal de primera línea de fuego, perfectamente entrenado y al mismo tiempo con el riesgo evidente de ser contagiado, pero siempre al pie del cañón, para dar un servicio necesario e imprescindible en estos tiempos tan convulsos.
Al volver a casa y después de recibir tantas atenciones por parte de estos dos señores a los que apenas conozco. Personalmente a Fernando de la presentación de nuestra Peña el Porquet Groguet en Borriana hace ya bastantes años, sin haber coincidido más veces con él en ningún evento.
A Juan Roig nunca he tenido la ocasión de saludarle, pero siempre he seguido su brillante carrera empresarial, porque Mercadona forma parte necesaria y casi obligatoria de la sociedad valenciana y me encanta el baloncesto y admiro su alquería y todo lo que ha hecho por llevar al basquet valenciano a la élite europea.
En fin, visto el equipo de Gobierno que tenemos en España, no me queda más remedio que comparar las gestiones de unos y otros, para llegar a la conclusión de que mucho mejor nos iría a los españoles, si todo nuestro Gobierno tuviera a Juan y Fernando en vez de Pedro y Pablo, rodeado de equipos tan bien formados y aleccionados en el servicio público, como lo están sus equipos y apoyados por apenas una docena de otros empresarios tan sensatos y solidarios con el resto de los españoles, como lo son ellos.
Simplemente con tan elemental estructura y contando con un funcionariado competente, para asesorarles en un principio sobre la estructura del Estado, no me cabe la menor duda de que mucho mejor nos iría a todos los españoles y a un costo infinitamente más bajo.
He puesto estos ejemplos porque son valencianos y ya he explicado cómo funcionan, pero seguramente en España se podrían encontrar muchos similares, porque son los empresarios serios y competentes, quienes generan los puestos de trabajo y pagan los impuestos, que ahora dos mentecatos incapaces de generar nada positivo, están desgarrando España en mil pedazos y llenando los cementerios de la generación de sus padres, sin preocuparse de ellos, ni atenderles en sus necesidades por eso mueren todos los días tantos ancianos desatendidos, mientras ellos hacen un ridículo espantoso.