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domingo, 24 de noviembre de 2024 | Última actualización: 20:36

Sin opinión

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Desde que castellóninformacion.com nació hace más de medio año, nunca he fallado a mi cita con los lectores. Cada sábado, ahí estaba mi columna, más o menos inspirada que tratara sobre temas –internacionales, nacionales o culturales- de actualidad.

El verano debe ser culpable de que esta semana de Julio no sepa de qué hablarles y no es porque falten temas sino por todo lo contrario: sobran. Ante tal avalancha de noticias me sentí incapaz de volver a la carga. Comienzo a admirar a los profesionales del periodismo –no como yo que soy un diletante en ese campo- : día tras día tener que hablar o escribir sobre temas que parecen no tener solución, criticar conductas sin que su opinión tenga apenas efecto y parezca rebotar sobre el rostro inmutable de los criticados.

Hoy dudaba sobre si hablarles sobre la Corrupción o de Egipto. Ya imaginan: la carta de Pedro J. en El Mundo volviendo a la carga una vez más sobre un asunto que todos conocíamos y en el que miente hasta el mensajero. Sobre esa cuestión les hubiera dicho que tras más de cuarenta años como servidor del Estado jamás he percibido un céntimo que no se encontrara previsto en mi nómina. Pero luego pensé que quizá mi testimonio individual no sirviera de mucho ya que ¿qué sé yo lo que hicieron los otros tres millones de funcionarios, el millón de asesores y –sobre todo- el medio millón de políticos? Por añadidura, volver a mentar a Bárcenas, a Urdangarín, a Blanco, a los Pujol, a los EREs andaluces, a Gürtel, a Correa, al bigotes, me rebasaba. Que me avisen cuando estén todos donde deben estar.

Por otro lado, Egipto y la primavera árabe están conociendo un desarrollo que ya había anticipado. Salimos de algo malo –los regímenes autocráticos- para meternos en algo peor – regímenes teocráticos-. Para España lo que ocurre en el Norte de África es particularmente grave ya que ahí viven nuestros inmediatos vecinos. Si en el conflicto Este-Oeste estábamos en retaguardia, en el Norte-Sur somos vanguardia. Me resisto a volver a la carga sobre la moralina de ir a lo políticamente correcto, a la defensa a ultranza de la democracia en terrenos poco preparados para cultivarla.

Así que, un poco por hastío y otro poco por pereza, este sábado, y sin que sirva de precedente, me quedo y se quedan, sin mi opinión. Hasta la próxima.