Miguel Bataller. Ciudadano del mundo y jubilado.
La Federación Valenciana de Fútbol ha concedido esta semana su Medalla de Oro a un amigo entrañable desde hace ya muchos años.
Pese a que nos vemos muy poco en los últimos años, quiero rendirles este pequeño homenaje personal a esa “pareja de hecho profesional” que formaron mi amigo y el equipo amarillo hace más o menos un cuarto de siglo.
Es algo así como las Bodas de Plata de lo que hoy ha evolucionado a través de la fidelidad, el trabajo en común y el buen hacer por las dos partes, en un “matrimonio indisoluble”, en lo bueno y en lo malo, en los muchos éxitos y pequeños fracasos (que también los ha habido) hasta que lo quieran las dos partes y con el permiso de Fernando Roig, que ha obrado de artífice en todo momento de esa inmejorable simbiosis.
Siempre he considerado que la mayor suerte del hombre es dedicarse profesionalmente a su pasión innata, ya que el trabajo se convierte en placer y de ese modo, más que una obligación inevitable, se convierte en una ocupación agradable que nos permite dedicarnos en cuerpo y alma a nuestro trabajo sin sentir nunca agobios ni presiones insoportables.
En ese aspecto, tanto José Manuel como yo, hemos tenido la enorme suerte de poder vivirlo así, al lado de unos empresarios que siempre confiaron en nosotros y en nuestra honradez y capacidad de gestión y siempre nos apoyaron a lograr unos objetivos comunes que redundaron en beneficio de todos y especialmente de la empresa para la que trabajábamos.
A mí esa felicidad me duró quince años más o menos, entre mis veinticinco y mis cuarenta años.
Lamentablemente por diferencias en nuestros puntos de vista sobre el futuro de la empresa, decidí salirme amistosamente, sin que ello afectase a mi relación personal con los empresarios, que fue y sigue siendo impecable con algunos de sus hijos actualmente.
José Manuel empezó ese vínculo profesional siendo más mayor y probablemente esa madurez, sus experiencias anteriores y el sentido común y la bonhomía de la que siempre hizo gala, le ha permitido llegar al final de su carrera profesional en un estado óptimo de ánimos, después de haber pasado por momentos difíciles, que siempre fueron superados con el apoyo del equipo que se habían montado a su alrededor tanto Fernando Roig como él mismo.
No sería entendible el momento tan brillante y emotivo que se vive hoy alrededor del equipo amarillo, sin tener presente Llaneza, que llegó a su infraestructura de la mano de Pepe Claramunt y siendo Presidente el Sr. Font de Mora creo recordar que recién ascendidos a Segunda División.
Con la llegada de Fernando Roig a su accionariado poco después, se mejoró el músculo financiero, la inversión en cantera, la sensatez en la negociación con las fichas y cesiones de otros equipos para ir consolidándose, hasta llegar a ser hoy en día probablemente el club deportivo español, mejor gestionado, con mejores instalaciones para su futbol base y uno de los siete mejores equipos españoles en el concierto internacional.
Mirando la plantilla actual del Villarreal, la perfecta sintonía entre ejemplares profesionales en el ocaso de su carrera, pero que están rindiendo a un nivel excepcional cuando se les necesita, arropados por buenos internacionales a los que les espera aun lo mejor en sus carreras y unos jóvenes que apuntan muy alto, algunos de los cuales ya han debutado y otros que sin duda lo harán antes de que acaben estas cinco jornadas, el futuro de la entidad parece más que consolidado.
En todo ese proceso, han estado presentes la capacidad de negociación de Llaneza, sus excelentes relaciones personales con todo el mundo (nunca he oído a nadie hablarme mal o despectivamente de él), su fidelidad a cada uno de los proyectos emprendidos en todos estos años, sin lamentarse en los malos momentos ni crecerse en los buenos.
Él no ha sido el responsable principal ya que ese siempre será Fernando Roig el capitán de ese barco que tan bien ha sabido navegar en todo tipo de aguas y dentro de todo tipo de tormentas, pero si ha sido el contramaestre capaz de solucionar con premura y acierto los problemas básicos que estaba en su mano solucionar, para que todo funcionara con la mayor naturalidad posible.
Poco más puedo añadir.
Felicitar al amigo, desearle lo mejor al equipo del que soy socio desde que vivo en Burriana y miembro de la Peña El Porquet Groguet, con ya más de diez años de historia.
Esperar con toda la ilusión del mundo la clasificación para competición europea para la temporada 2020-2021 y a ser posible ese sueño dorado de la Champions, que está muy difícil pero no imposible.
Y agradecerle a Fernando Roig todos estos años en la élite del fútbol europeo, a los precios más razonables de toda la Primera División Española, que nos han permitido ver en un Estadio de la Cerámica que es la joya de la corona deportiva, a los mejores equipos y jugadores del mundo.
La derrota contra el Barcelona de ayer domingo, es solo un accidente que no debe empañar para nada la brillante temporada que estamos cerrando.
