Miguel Bataller. Ciudadano del mundo y jubilado.
Superada temporalmente la financiación de Europa, para permitir respirar al Gobierno unos meses, hasta que se demuestre que tendrá que elegir entre romperse en mil pedazos por no poder cumplir el programa electoral PSOE-Podemos o cumplir las exigencias impuestas por Europa, esta semana toca otra chapuza.
Porque los chapuceros, nunca solucionan ni uno sólo de los problemas de sus conciudadanos cuando gobiernan ya que no saben, pero intentan generar todo tipo de conflictos absurdos.
Esta semana tocaba Gibraltar.
No puedo evitar ver detrás de esta jugada la mano de Soros, dándole instrucciones a su servil colaborador, para potenciar la imagen inglesa y por tanto gibraltareña y el debilitamiento español y europeo, en un conflicto en el que después de varios siglos, los “llanitos” no se encontraban en una situación más débil que la actual.
Con el Brexit a cuestas, con la consideración de Paraíso Fiscal y nido de tráfico de todo lo prohibido por la Unión Europea, nuestro lamentable Presidente envía a nuestra Ministro de Asuntos Exteriores a un encuentro bilateral con el Primer Ministro de Gibraltar, entre iguales.
Eleva a la categoría de nación a una simple colonia inglesa.
¿Con qué motivos o razones?
Al parecer el “burro que hay que vender” es la promoción de una zona de mejora pactada para las dos partes.
Desde hace cientos de años, se ha sabido que cualquier cosa en esa zona tan sensible, que fuera buena para los gibraltareños e ingleses, en ningún caso podría ser buena para España y los españoles.
Ahora al parecer Soros ha convencido a nuestro Presidente de lo contrario y el muy cretino ha soltado ese pedo maloliente desde su putrefacto cerebro y les regala una botella enorme de oxígeno tanto a Inglaterra como a Gibraltar, perjudicando gravemente los intereses españoles e incluso europeos.
Aunque conociendo la catadura ética y moral del Presidente del Gobierno antiespañol, de esta izquierda radical, comunista, independentista y filo terrorista ya nada me sorprende.
En plena ebullición de Podemos, empeñado en esconder sus delitos y contradicciones en un ataque furibundo a la monarquía y en la defensa de una España multinacional, no les importa en absoluto, tener dentro del suelo español otra nación, aunque sea inglesa.
Sólo entiendo esa postura por dos razones:
1) Por cumplir las instrucciones de Soros.
2) Por tener, más a mano un paraíso fiscal consentido por nuestro Gobierno, desde donde poder operar ellos mismos y recibir o transferir desde él, todos los chanchullos que se llevan entre manos Presidente, Vicepresidente y ex Presidente, sin tener que depender de algún diplomático, que en cualquier momento puede fallarles o salirles rana como otro Comisario Villarejos cualquiera, cuando sea cogido con las manos en la masa manipulando los millones bolivarianos.
Evidentemente les doy mi opinión tras hacer un análisis de los acontecimientos.
Y estoy dispuesto a aceptar que puedo estar equivocado, pero para hacerlo, alguien tendrá que aportarme datos, motivos y razones que desmientan mi punto de vista.
Porque de “cuentos chinos”, mentiras interesadas tanto de Pablo como de Pedro y situaciones que apestan tanto de los “capullos” como de los morados ya estoy harto y a mi edad ni me voy a dejar engañar ni voy a dejar a exponer libremente mis opiniones.
A Última hora y en “agradecimiento”, los ingleses acaban de decidir someter a una cuarentena a todas las personas que lleguen a Inglaterra desde España para acabar de hundir nuestra economía turística y veremos si exceptúan a los procedentes de nuestras islas, a petición de los turistas ingleses, pero el daño ya está hecho.
Definitivamente Pedro Sánchez no ha sabido defender los intereses españoles, pero sí lo ha hecho con los intereses ingleses perfectamente, bien de “motu propio” o exigido por quien le ha financiado desde que sus mismos compañeros socialistas renegaron de él y sus turbias maniobras para desestabilizar España.
Como siempre en la vida “quien paga, manda” y por eso ahora tenemos mandando aquí a quien ha pagado y se empeña en autodestruirnos, utilizando a su “juguete diabólico” sabiamente manipulado.
Hasta la semana que viene amigos.