El profesor ha participado en las charlas 'Primera persona' que organiza Caja Castellón junto a la Diputación
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Pablo Pineda, maestro y consultor de diversidad, ha venido a Castelló, invitado por la Fundación Caja Castellón, para participar en su ciclo de charlas-coloquio "En primera persona". El encuentro ha tenido lugar en el Salón de Recepciones de la Diputación Provincial de Castellón, donde se han aplicado todas las medidas de sanidad frente a la Covid-19, y ha contado con la asistencia de la vicepresidenta de la entidad, Patricia Puerta.
"Los años 90 fueron mi década, conseguí dos hitos en pocos años", ha afirmado el invitado. "Más que personal, fue un momento social, por todo lo que representaba en aquella época. Fue un momento muy bueno porque empezaba a notar más visibilidad". De hecho, logró llegar al instituto, acceder a la universidad y graduarse en Magisterio, pero asegura que no fue un camino fácil porque "muchos profesores" no le "querían" y votaron para que no entrara al centro para estudiar Secundaria. Sin embargo, asegura que les entiende: "Yo comprendo a la gente y sus razones. Años después uno de mis profesores me confesó que había votado para que no estuviera en el instituto".
Con respecto al Síndrome de Down, Pablo Pineda es contundente: "Lo tengo, pero no lo soy. Por eso lo considero una anécdota. El verbo ser imprime sello, mientras que tener es un verbo auxiliar. Si digo que lo soy, me condiciona. Si digo que lo tengo, lo vivo como una característica más, pero no me limita". El Síndrome de Down, añade, es "algo muy sencillo. Todos tenemos 23 pares de cromosomas, y algunas personas, en el par 21, tenemos, no dos, sino tres cromosomas. Eso es el Síndrome de Down: una alteración cromosómica. Lo descubrió en el siglo XIX John Langdon Down y, como vio que englobaba muchas características, lo definió como síndrome. En el siglo XX, los médicos, al escuchar lo de síndrome, dijeron "es una enfermedad" y metieron la pata. No es una enfermedad".
Pablo Pineda ha convertido la inclusión social y laboral de las personas con discapacidad en un proyecto personal y profesional. Aunque cree que la sociedad aún debe avanzar mucho para que la inclusión sea una realidad, admite que hay avances. Es un optimista por naturaleza pero no rechaza la crítica ni la autocrítica. A quienes se enfrentan por primera vez al mundo laboral les aconseja, sobre todo, que no tengan miedo, que confíen en sí mismos.