El presidente de la Cofradía de la Sangre ha agradecido encarecidamente a los representantes de la asociación Josep Climent la devolución de la partitura
Castellón Información
La partitura original del compositor castellonense, Vicent Ripollés Pérez, ha sido devuelta esta mañana al archivo de la Muy Ilustre Cofradía de la Purísima Sangre de Jesús, institución a la cual el autor la donó, hace justo 80 años. Guillem Badenes, Dolors Mas i Avel·lí Flors, representantes de la asociación Josep Climent, la han devuelto esta mañana, haciendo donación de la misma, a la más antigua de las cofradías castellonenses, en cuyo nombre la ha recibido su presidente, Juan Antonio Guzmán.
El presidente de la Cofradía de la Sangre ha agradecido encarecidamente a los representantes de la asociación Josep Climent la devolución de la partitura, que pasará a formar parte del archivo de esta cofradía que tiene, entre sus propósitos, la conservación y divulgación del importante patrimonio histórico, artístico y tradicional que custodia desde hace casi 475 años.
La partitura original del 'Miserere' de Ripollés se creía desaparecida, aunque circulaban algunas copias de la misma, ya que se interpretó durante décadas por las calles de Castelló de la Plana, cada Viernes Santo, como luctuosa banda sonora que acompañaba la imagen del Cristo del Santo Sepulcro en su procesión del Santo Entierro. Pero, la semana pasada fue hallado el original en el archivo de la asociación Josep Climent, concretamente entre las partituras del archivo del compositor y último director de la Schola Cantorum de Castelló, Rafael Roca Bel, que esta asociación recibió como donación.
Vicent Ripollés (Castelló 1867 - Rocafort, València, 1943), compositor y canónigo maestro de capilla de la catedral de Valencia, compuso este 'Miserere' durante los años de la guerra civil española y lo estrenó y dirigió por primera vez el 20 de marzo de 1939, en la iglesia de San Agustín, ante la imagen del Cristo del Santo Sepulcro, al cual dedicó la obra, en el primer día del Quinario que se celebró tras la reposición al culto de esta sagrada imagen castellonense.
Un año después, en febrero de 1940, Ripollés envió a la Cofradía de la Sangre la partitura original dedicada, por lo cual, esta hermandad secular le nombró cofrade honorario. Pero, en un tiempo en el que las copias de las partituras se hacían a mano, el original quedó en posesión –por razones, evidentemente, prácticas- del director de la Schola Cantorum, que cada año la interpretaba ritualmente para acompañar al Cristo. La diligencia de Rafael Roca, último director de esta agrupación coral castellonense, ha permitido que el original se conservara intacto hasta la actualidad y que haya podido ser retornado, finalmente, al archivo de la Cofradía de la Sangre.