Una enfermera de Castellón que trabaja para Sanidad pública pide ayuda y ya no sabe a quién recurrir y si logrará recuperar su vida
La pandemia de la Covid 19 no solo está dejando un número preocupante de muertes entre personas mayores, sino miles de personas con secuelas que nadie sabe cómo tratar. La Sanidad pública no las relaciona directamente con el coronavirus y, por tanto, no reciben la asistencia sanitaria adecuada, pero, además, si no se reconoce que están producidas por la Covid, tampoco tendrán la cobertura de una enfermedad profesional. Una enfermera de Castellón pedía ayuda a Castellón información y contaba su propio drama.
Esperanza Molina/ Castellón Información
Es enfermera de profesión y trabaja para la sanidad pública de la provincia de Castellón. Siempre con la sonrisa en la boca, voluntariosa, dinámica, y con una vitalidad increíble en su trabajo y en su vida personal.
CZ se contagió de Covid-19 en el centro hospitalario en el que trabajaba. Sucedió durante la primera ola de la pandemia en la primavera de 2020 y ya nada volvió a ser como antes.
Si, CZ llegó a estar ingresada y fue de esas personas que pudo superar la enfermedad o al menos así lo creyeron las autoridades sanitarias. Le dieron el alta y le pidieron que volviera a trabajar. CZ se reincorporó a su puesto de trabajo en el mes de mayo, pero ya no era la misma. Tenía un cansancio inmenso, una fatiga que la acompañaba mañana, tarde y noche, apenas podía subir y bajar las escaleras… se ahogaba y le dolía todo el cuerpo y tenía dolores de cabeza.
Había tenido una lesión profesional que le había afectado a la espalda y por ello había ido a rehabilitación donde le mejoraron su dolencia. Pero después de pasar la Covid ya no solo era la espalda, eran también las rodillas, las articulaciones, los dolores de cabeza. Le fallaba la voz, la tos la acompañaba a todas partes.
El trabajo no daba tregua y ella aguantaba, se fajaba la espalda y seguía. Seguía hasta en los dobles turnos para poder cubrir la falta de personal hasta que sus propios compañeros se lo dijeron: “Tu no estás bien”.
Un Tac desveló en el mes de octubre que tenía dañados los pulmones, concretamente el sistema alveolar. “Los alvéolos son estructuras microscópicas con forma de saco rodeadas por paredes celulares muy finas. A través de la pared alveolar se produce el intercambio de gases entre la sangre y el aire inspirado, de tal forma que el dióxido de carbono (CO2) deja la sangre y se expulsa al exterior y el oxígeno (O2) entra en la sangre para ser transportado a los diferentes tejidos de todo el cuerpo”.( https://es.wikipedia.org/wiki/Alv%C3%A9olo_pulmonar)
De esta forma se explicaban la fatiga, el cansancio, la ronquera y las toses. A CZ volvieron a darle la baja en noviembre y con un poco de reposo empezó a mejorar… hasta que llegó la ola de frío y eso acabó de rematarla. Debía haber pasado una revisión en enero, una revisión telefónica, pero se la han retrasado a mediados de febrero. Le dijeron que podía volver a rehabilitación, pero CZ estaba en la cama sin poder moverse, completamente desanimada. “Esta no soy yo”, se repetía continuamente, “esta no soy yo”, algo la había cambiado, no podía correr, casi no podía hablar, ya no era la persona que había sido.
El drama que genera la Covid Persistente
En este estado, CZ como muchas otras personas que sufren las mismas dolencias comenzó a conocer lo que se denomina “La Covid Persistente”, se lo recomendaron sus propios compañeros del hospital y ha sido la única forma de que abriera los ojos. “No estoy loca y hay mucha otra gente como yo”.
La Covid Persistente existe y lo peor es que hay muchas personas que lo sufren. Es todo un drama que no distingue edades, aunque parece que son más propensas las mujeres y las mujeres entre 40 y 50 años.
El Colectivo Covid Persistente montó una asociación en Barcelona y ahora ya cuenta con otros colectivos similares en otros puntos de España, entre ellos en la Comunitat Valenciana.
Inicialmente se trataba de un colectivo que pretendía poder ‘compartir’ estas dolencias, porque cada uno de los enfermos de la Covid Persistente se siente inmensamente solo. “La gente, compañeros, familiares, no me entienden, me dicen que yo era una persona con una actividad imparable y que es imposible que ahora me encuentre así” Y añadía “Intento explicárselo a mi médico de cabecera… pero ellos no ven, solo puedo hablar por teléfono y me siento invisible”.
Dentro de todo este drama, CZ puede ser una persona con ‘suerte’, porque ella es sanitaria, a ella le realizaron un PCR que dio positivo, la asistieron, le han hecho pruebas médicas por la Seguridad Social.
La Covid Persistente como enfermedad profesional
Los sindicatos sanitarios pelean porque se reconozca la Covid Persistente más allá de un accidente laboral, como una enfermedad profesional. Tal como comentaba Encarna Barragán, de CCOO: “Sabemos que existe, que muchos sanitarios lo sufren. Nadie sabe cómo va a evolucionar, si esas secuelas desaparecerán con el tiempo o van a ser de por vida, e incluso, si va a producir invalidez y no queremos que pase por alto”.
Los enfermos 'fantasma' que no reconoce nadie
Pero hay otros muchos enfermos de Covid Persistente que ni siquiera han tenido esa suerte. El Col·lectiu d'Afectats per la Covid 19 en la Comunitat Valenciana recoge relatos escalofriantes en su página de Facebook.
Hay pacientes a los que nunca se llegó a realizar un PCR, porque en la primera ola de la pandemia apenas se realizaban las pruebas. El consejo era: “Quédese en casa por prevención y guarde cuarentena”. Sin prueba PCR no queda constancia de que estas personas hayan sufrido el coronavirus, y sin ese certificado, el resto de las dolencias ni siquiera se consideran.
Por esta razón, hay personas que han llegado a desesperarse porque ni siquiera podían recibir una atención médica adecuada. A muchos no se les desvió a una atención especializada, a otros, sin test PCR tampoco se les evalúa las secuelas. Y los hay que han tenido que recurrir a la sanidad privada para realizarse pruebas que la pública no les ha realizado.
Lo peor de todo, es que como nadie conoce realmente como afecta la Covid y cómo son sus secuelas, tampoco se pueden realizar diagnósticos. Los hay que aunque debieron pasar la Covid ahora no pueden demostrarlo, no tienen anticuerpos, los análisis de tiroides, de alergias u otras pruebas que pudieran respaldar sus síntomas no dan positivo. Y los enfermos se llegan a sentir solos, olvidados, invisibles y hasta dementes, porque parece que estén locos cuando insisten una y otra vez en que se encuentran mal.
Y cada uno de ellos tiene sus dolencias: fatiga, cansancio, desánimo, insomnio, anorexia, dolores articulares, dolores de cabeza…
La SEMG reconoce la enfermedad pero falta aplicar los protocolos
La Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), ya ha reconocido la existencia de esta enfermedad y estudia cómo hacerle frente.
El pasado 20 de enero publicaban “la inclusión, por primera, vez de un apartado dedicado a la COVID Persistente o “Long COVID”, diferenciado de las secuelas de la COVID-19, en el Documento oficial de Información científica-técnica de la enfermedad de coronavirus”.
El documento publicado por la SEMG indicaba: "Tras el análisis de los resultados obtenidos en el primer Estudio sobre COVID de larga duración, que fue presentado el pasado mes de noviembre, los representantes de la SEMG y los colectivos autonómicos de afectados, a través de sus diferentes grupos de trabajo, continúan avanzando en las diferentes áreas, con especial hincapié en la investigación y en la elaboración de una Guía clínica de atención y seguimiento a este tipo de pacientes, cuyo germen fue el Kit de Atención básica al paciente con enfermedad COVID-19 Persistente.
Para que estos materiales sean incorporados como protocolos de atención dentro de nuestro sistema sanitario, la SEMG ha iniciado los contactos con la Administración Sanitaria, con cuyos representantes han mantenido ya varios encuentros en los que han tenido la oportunidad de examinar toda la documentación y los materiales elaborados conjuntamente por la sociedad médica y LONG COVID ACTS. Con la incorporación de estas aportaciones a los protocolos oficiales, se conseguiría que los numerosos casos de COVID Persistente que llegan a las consultas reciban una atención adecuada, evitando que los afectados se sientan huérfanos de atención, como ha ocurrido desde que comenzó la pandemia.
Un primer paso en el camino del reconocimiento de esta afectación, resultado de estas reuniones de trabajo, lo constituye el documento de Información científica-técnica de la enfermedad de coronavirus del Ministerio de Sanidad que, en su actualización del pasado día 15 de enero, por primera vez incluye un apartado dedicado a la COVID Persistente o “Long COVID”, diferenciado de las secuelas de la COVID-19. En su contenido, uno de los argumentos utilizados para describir la problemática es la Encuesta de síntomas y discapacidad producida por los mismos en los afectados con persistencia de síntomas, desarrollada por la SEMG y el colectivo de pacientes.
Hay que recordar que, según la citada Encuesta, el perfil mayoritario de afectados son personas jóvenes – con una media de edad 43 años- que se contagiaron en la primera oleada, pero que a día de hoy continúan con sintomatología persistente que les incapacita para realizar tareas básicas del día a día, como el aseo personal, trabajo fuera de casa o atender las obligaciones familiares. Precisamente, otro de los aspectos que se está trabajando con la Administración es el tema laboral, para que esta incapacidad sea reconocida y puedan obtener sus correspondientes bajas hasta su recuperación".