Mª Dolores Guillamón Fajardo. Presidenta de la Cámara Oficial de Comercio, Industria, Servicios y Navegación de Castellón
En pocas semanas se cumplirá un año desde que saltara la alerta sanitaria a consecuencia de una pandemia que lo ha trastocado todo y nos ha llevado, incluso, a modelar nuevos hábitos de comportamiento social, a mostrarnos lo frágiles que podemos llegar a ser ante una crisis de esta envergadura.
Este largo periodo ha puesto al tejido empresarial de la provincia en una tesitura difícilmente imaginable que ha generado un enorme estrés sanitario y económico. Y en este contexto de fuerte contracción económica y desempleo es de alabar el comportamiento de las empresas al cumplir a rajatabla con las exigencias que marcan un momento que, si bien es extremadamente difícil para todos, es trágico para sectores como el turismo, la hostelería, el comercio… básicos para nuestro desarrollo y en la recuperación.
La Cámara, como no puede ser de otra manera y ante un futuro incierto, en el último año ha extendido más que nunca su paraguas para arropar al empresariado de la provincia. Este apoyo lo han formado, entre otros, los 1.920 asesoramientos a empresas; los 572 proyectos de emprendedores analizados y el casi centenar de empresas creadas en este difícil contexto; también las 451 acciones formativas por las que han pasado 4.640 asistentes o los 40.000 documentos legalizados para facilitar la exportación de nuestros productos.
A ello se ha sumado, la gestión de 70 ayudas económicas a empresas para sufragar sus inversiones en innovación, tecnología, internacionalización o contratación de personal; así como una línea específica para el sector turístico, tremendamente dañado por la pandemia.
Pero todo este despliegue no se quedará aquí. En 2021 la Cámara de Castellón ampliará la calidad e intensidad de sus servicios y promete ser una herramienta activa y necesaria en los fondos europeos que vendrán de la mano del programa ‘Next Generation EU’. La crisis provocada por la pandemia de Covid-19 ha movilizado una respuesta financiera europea sin precedentes que debemos aprovechar al máximo y a la que no vamos a renunciar.
Los últimos datos contemplan la terrible realidad. Ante un escenario como éste y con la plena confianza en las empresas castellonenses y su capacidad de sortear las embestidas, hay que abogar por que las ayudas directas -hoy manifiestamente mejorables- puedan revitalizar a los sectores más dañados. Las instituciones deben ser ambiciosas en sus propósitos y ser eficientes a la hora de lubricar al máximo los canales de distribución de esos incentivos porque aquí, en definitiva, lo que nos jugamos es nuestro futuro.