Begoña Carrasco. Presidenta y portavoz del Grupo Municipal Popular de Castellón de la Plana.
La poltrona por delante. La izquierda sigue gobernando pensando en las siglas, en lugar de en atender en los castellonenses. Solo así se entiende el tsunami que el PSOE y Ciudadanos han provocado en todo el mapa autonómico, capaces de defender y pactar con sus semejantes y todo lo contrario. Y solo así se entiende que la ciudad de Castellón continúe, a día de hoy, sin presupuestos municipales para este año 2021. Y así va a seguir a medio plazo.
Llevo días diciéndolo. Y lo repito por enésima vez. ¿Dónde está la alcaldesa de Castellón? Nadie lo sabe. La capital de la Plana necesita que la principal institución de la ciudad, su Ayuntamiento, se ponga a toda máquina a trabajar. En lugar de eso, tenemos una alcaldesa que está escondida detrás del plasma, en su realidad virtual, para que los problemas no salpiquen su imagen. Justo lo contrario que debería hacer: ponerse al frente de la nave y hacerla que navegue para que las pymes, los autónomos y las familias en general puedan hacer frente a la peor crisis de los últimos años.
Los datos hablan por sí mismos. La ciudad de Castellón ya acumula más de 16.000 parados. 16.000 familias que lo están pasando mal, muy mal, sin oportunidades, sin poder cubrir sus necesidades más básicas. Sin futuro. Tampoco a día de hoy, ni uno de los sectores afectados por la pandemia ha recibido ni un solo euro de ayuda. Y no solo eso, sino que se ha conocido, tal y como hemos denunciado esta semana, que la socialista Amparo Marco se da un margen de 9 meses para abonar las ayudas que ha prometido y vendido a golpe de titular hasta la saciedad. ¿De verdad cree que ayuda si tarda 9 meses en abonar los fondos?
Sensibilidad y responsabilidad. Estos son los dos pilares que deben mover el trabajo de un alto cargo municipal, justo lo contrario que está sucediendo. Y como muestra, un botón: el monumental lío que están afrontando las familias esta semana de no Magdalena, con miles de niños llenando las calles y rompiendo las burbujas familiares, ya que los abuelos han tenido que encargarse de sus nietos por no tener clases en los colegios, en contra de lo que prometieron.
Mientras todo esto ocurre, PSOE, Compromís y Podemos -¿también Ciudadanos?- siguen jugando a deshojar la margarita. Ya saben, ‘me quiere, no me quiere’. Para desgracia de los castellonenses, los grandes perdedores de este juego en el que, al final de todo, solo priman las poltronas.
