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domingo, 24 de noviembre de 2024 | Última actualización: 17:09

La pandemia de la Covid en primera persona, a través de la mirada de la comunicación telemática

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Las restricciones sanitarias han transformado los encuentros sociales en videoconferencias y las oficinas en teletrabajo

La pandemia de la Covid ha modificado completamente la realidad de miles de personas. Las restricciones sanitarias han transformado los encuentros sociales y familiares en videoconferencias, y el trabajo de oficina en fórmulas de teletrabajo a través de un ordenador. Las ruedas de prensa, las entrevistas, los plenos, las reuniones, ahora se realizan a distancia. Esta crónica está realizada en primera persona, desde la mirada de los profesionales de Castellón Información, que también tienen su propia historia y se han visto obligados a adaptarse a los nuevos tiempos.

Los profesionales de Castellón Información

El 14 de marzo de 2020 el Gobierno declaraba el Estado de Alarma cuando ya se había verificado el contagio de más de 6.000 personas en España y se habían contabilizado 200 muertes.

 width=A partir de aquel momento, las nuevas tecnologías, los ordenadores, las tablets, los móviles conectados a las redes de internet  ocuparon el espacio de las relaciones sociales y laborales.

El confinamiento y luego las restricciones para evitar los contagios sustituyeron los encuentros familiares y sociales por videoconferencias. Gran parte del trabajo presencial de oficina , se desarrolla ahora de forma telemática. Y es casi imposible realizar una gestión administrativa si no se pide cita previa, o se dispone de un certificado digital para resolverlo desde casa y por internet.

Estos cambios también han afectado a la comunicación periodística, a los profesionales ya las empresas.

 width=Las nuevas tecnologías permiten trabajar a distancia, pero muchas veces es complicado no perderle la cara a la noticia y a las personas. Se pueden relatar los hechos, cubrir los sucesos, realizar entrevistas, seguir reuniones y plenos, todo ello a través del teléfono y del ordenador, pero siempre queda la duda de si lo que percibe el periodista es la realidad en su totalidad, o solo parte de ella, la que se muestra en la pantalla. Como el que se conecta arreglado de cintura para arriba y desnudo de cintura para abajo.

La pandemia de la Covid en Castellón y en primera persona desde Castellón Información

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(Imagen de archivo del equipo de Castellón Información en Sueras... cuando todavía podíamos hacerlo)

Esta crónica no pretende volver a relatar lo que ya se conoce de la Covid, lo que todos hemos vivido y se repite constantemente al cumplirse un año desde el Estado de Alarma. Todo eso ya se sabe. Por eso, y en contra del criterio periodístico habitual, Castellón Información ha decidido hacer el relato desde la cercanía y desde la primera persona. Los profesionales de Castellón Información, que hemos vivido la Covid e informado día a día sobre la pandemia, también tenemos experiencias que relatar.

Permítanos el lector, realizar esta crónica de una forma diferente, desde nuestras propias vivencias, y desde de la visión de cómo ha sido informar de ella durante todo un año.

LC (Sueras): La Pandemia de la Covid-19, de lo anecdótico a la tragedia en un municipio de 500 habitantes 

 width=En un pueblo de menos de 500 habitantes como es Sueras, nunca pasa nada extraordinario a escala planetaria. Por ello nos acostumbramos a que haya poca, o ninguna gente por las calles, a que nos conozcamos todos o que identifiquemos en dos segundos a cualquier persona que no sea del mismo. Y en esas nos encontrábamos el 14 de marzo de 2020. En una calma habitual tras las ya pasadas fiestas de Sant Blai y Carnaval, los dos eventos más reseñables del invierno en la localidad.

Y de pronto todo cambió, pero como en otras ocasiones no hicimos mucho caso, pues lo que sucede en Madrid rara vez nos afecta. ¿Quién iba a pensar que lo que sucedía en Wuhan sí?

Recuerdo que las primeras veces que se nombró al 'bicho' nos planteamos disfrazarnos de él, le puse una corona a mi mascota y bromeé con ello llamándola coronavirus.

Recuerdo las últimas clases de zumba presenciales en las que aún creía que 'lo de China' no nos afectaría y que ya estaban otra vez metiéndonos miedo en el cuerpo. Era lo que les repetía a mis compañeras de baile, mis amigos y a todo el que tuviera cerca.

Y llegó el día que nadie creyó nunca ver y Pedro Sánchez anunció el Estado de Alarma y lo que significaba. Sin aún no creer mucho en 'el bicho' rezaba para que me diera tiempo a ir a la peluquería y luego que pasara lo que tuviera que pasar. Ese era el nivel de inconsciencia.

Y el mundo tal y como lo conocemos paró. En el pueblo no se notaba mucho, estábamos en Magdalena, venía San José y ya se acercaba Pascua, por lo que se afrontaba el confinamiento con optimismo, como si todo fuera cosa de dos semanas. De repente, una persona muy querida para mí y en general por todo el pueblo, falleció a causa de la Covid y el mundo sí que se paró aquí, en un municipio de 500 habitantes. Nos enfrentamos a la pandemia en primera persona y nos lo tomamos en serio.

 width=Los abuelos y no tan abuelos se cerraron a cal y canto y en las calles solo había gente en las horas de hacer la compra. Salimos a aplaudir a las 8, de hecho un grupo de vecinos sigue reuniéndose a charlar un rato a esa hora; nos hicimos mascarillas caseras con tela que, además servían, paradójicamente, para pensar en otra cosa; empezó la desinfección masiva de objetos y el lavado de manos, que en mi caso me costó un sarpullido por exceso; el cálculo mental de los 1,5 metros de separación entre personas que se transformaba en 2 según la semana y, por suerte, en mi caso tengo una podenca, así que podía salir a pasearla y ver como la primavera se abría paso. Creo que no he visto tantas margaritas como el año pasado.

El deporte también se hacía en casa. Yo seguía con mis clases de Zumba online (llegó Zoom, Skype, Messenger de Facebook, Facetime, Twich...) y coincidía con varios vecinos que salían a pasear por la azotea de su casa. Veía a mis vecinos más próximos salir a su azotea a tomar café o fumar. La vida exterior, en definitiva, se trasladó allí como si fueran los nuevos bares, pero mucho más íntimos.

Fue curioso como, a partir de que 'nos quedamos en casa' la contaminación bajó y los animales nos recuperaron terreno cada vez menos temerosos. Recuerdo las primeras dos semanas de Estado de Alarma, como si el cielo tuviera más conocimiento que las personas porque se las pasó lloviendo. Una situación que empeoraba el ánimo en general ya que no podíamos salir ni a los balcones, pero a la vez, nos impedía ni barajar la posibilidad de salir.

Y finalmente, el sol volvió a brillar  y no figuradamente, los datos cada vez eran mejores, cada día la curva iba bajando y una de las cosas más bonitas que sucedió en el pueblo fue la salida de los niños a las calles, oír sus parloteos y risas fue un soplo de aire fresco. Ver como se acercaban a los balcones de sus abuelos para poder verse era sencillamente maravilloso y así, poco a poco, lo que comenzó en el crudo invierno, mejoró como las estaciones, en verano, cuando todo volvió a la 'nueva normalidad.

 width=En el ámbito periodístico, la información de la Covid ha sido masiva y ha exigido la responsabilidad de poder detectar y desmentir los bulos. Fue fundamental la decisión de unificar criterios y terminologías de 'el' o 'la' Covid', y la necesidad de  tener que realizar una reconversión de periodista en analista de datos (respecto a la covid). De repente teníamos que incorporar conceptos que hasta entonces nos eran desconocidos o usábamos raramente como 'pandemia', 'confinamiento', 'Estado de Alarma', 'Wuham' 'inmunodeprimidos', 'neumonía bilateral', 'respiradores', 'Incidencia Acumulada', 'Presión hospitalaria', Mascarilla quirúrgica, gel hidroalcohólico, FFP2, etc.

Recuerdo con angustia la cobertura de las ruedas de prensa de Sanitat, cada vez que comprobábamos que los datos cada vez iban a peor y el desconcierto que se generaba en el equipo del periódico. La necesidad de contrastar los datos de un día y otro, para comprobar la situación que afectaba a Castellón. Y detectar en las cifras que pasaban cómo iban cambiando criterios para hacerlas 'más amables' a la población. Y también ver la otra cara de la noticia, lo que el personal sanitario transmitía y que no se correspondía con la realidad de que informaba Sanidad.

Mi trabajo en el periódico y la posibilidad de seguir la información oficial, también me convirtió en 'la informadora de la familia' respecto a estos temas y me veía obligada a desmentir versiones o informaciones de mi entorno que no se ajustaban a la realidad.

He llegado a tener una saturación completa con todo lo relativo a la Covid, y a desear no escuchar ni oír hablar de él.  Guardo una admiración profunda al personal sanitario, ya que si para mí, en un medio de comunicación fue duro, para ellos ha debido serlo infinitamente más y se han mantenido en su puesto de trabajo.

Y me sentí realmente bien cuando  empezaron a sucederse las primeras buenas noticias en la Comunitat, que vinieron junto al sol y el buen tiempo, y por cómo lo comentábamos entre nosotros y lo 'celebrábamos'.

SN (Vila-real): 13 marzo de 2020, recta final del embarazo y un cambio de 180º en el sistema de trabajo

 width=Para mi, el 13 de marzo de 2020 fue como si se hubiera parado el reloj y me hubiera quedado en el suelo sin poder moverme y con un torbellino de sucesos que removían todo lo que había a mi alrededor. Hoy, echo la vista atrás, y me cuesta asimilar lo que ha ocurrido, además de que, en lugar de haber pasado un año, parecen haber pasado diez.

Todavía recuerdo exactamente todo lo que hice ese día, la ropa que llevaba y lo que comí. Creo que todos.

Durante toda la semana, a pesar de las imágenes que me llegaban y los comentarios en mi entorno, me resistí a dejarme arrastrar a ningún supermercado y cargar mi despensa con víveres. Pero llegado el viernes, ante la anulación de las clases y cuando me di cuenta de que se trataba de algo serio, me dirigí a mi Mercadona de confianza y cogí todo lo que se me ocurrió que podría necesitar en caso de hecatombe.

Y encontré ya, que el papel de WC y el arroz estaban ‘sold out’. A todo esto, había que sumar una imponente barriga, ya que estaba embarazada de siete meses.

He de reconocer que nunca tuve miedo ante la situación sanitaria y su afectación al embarazo y su seguimiento. Tenía la esperanza de que a las pocas semanas todo volvería a la normalidad. Pero no fue así. La recta final fue muy diferente a lo que tendría que haber sido, ya que no había consultas médicas más allá de las dos imprescindibles hasta el parto; tampoco clases de preparación y no podía salir a estirar las piernas, con lo necesario que es en esta etapa.

 width=Lo que me faltaba sobre todas las cosas era el contacto con mis seres queridos, sobre todo, mi madre. No voy a negar que la melancolía y la incertidumbre estaban muy presentes y mis hormonas estaban de lo más revolucionadas, pero creo que salió a relucir eso que llamamos resiliencia y que tan de moda se ha puesto.

Las caminatas al aire libre fueron sustituidas por tutoriales de ejercicios en casa para encajar al bebé, e idas y venidas por mi piso de 70 m2. Los abrazos y tardes de té y pastas con mi madre, mis hermanos y mis sobrinos pasaron a ser videollamadas conjuntas, con lágrimas de por medio en muchas ocasiones.

He de agradecer el apoyo de mi compañero de vida durante esos meses. La convivencia y el hecho de estar las 24 horas juntos, lejos de enfrentarnos nos unió más y pudimos disfrutar como no lo habíamos hecho hasta el momento del embarazo.

Afortunadamente, cuando llegó nuestro bebé, el 12 de mayo, la situación había mejorado un poco y las restricciones se fueron suavizando cada vez más hasta el principio del otoño, con nuevas olas y sus correspondientes medidas de contención, con las que cuesta lidiar pero que son mucho más llevaderas que las primeras, o será que ya nos hemos acostumbrado a esta 'falta de libertad'.

A día de hoy, un año después, estamos en pleno proceso de vacunación y, pese a que queda bastante para que nos llegue el turno, vemos con un poco más de esperanza el futuro. La pandemia me ha robado momentos, pero afortunadamente en mi caso, tanto mis seres como yo tenemos salud, que como nos ha grabado a fuego la Covid-19, es lo más importante.

En el aspecto profesional, he de decir que mi rutina sufrió un cambio de 180º. Estaba acostumbrada a cubrir ruedas de prensa, a ir de aquí para allá y tener la oportunidad de pasear y disfrutar de mi ciudad mientras me dirigía a actos de muy diversa índole.

 width=A partir del 13 de marzo todo el trabajo pasó a realizarse desde casa. Se suspendieron celebraciones como la Semana Santa, las fiestas patronales, que tan importantes son para la actualidad municipal y el coronavirus pasó a copar todas las noticias, fueran del área que fueran. Las actualizaciones diarias de nuevos contagios y fallecidos eran un duro golpe día tras día y esperábamos las comparecencias de las autoridades con miedo ante nuevas restricciones que tambaleaban el mundo tal cual la conocíamos. El mejor momento del día era el aplauso sanitario, al que no podíamos faltar. El apoyo de mis compañeros y la cooperación hizo más llevadera la situación y, aunque la ansiedad y la tensión se palpaban y estaban presentes en nuestras conversaciones y rutinas, creo que lo dimos todo desde el primer momento.

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A las instituciones más próximas les costó un poco adaptarse al cambio, y es que las deficiencias tecnológicas se han hecho evidentes durante la pandemia. Pese a ello, ya en abril y mayo empezaron a celebrarse plenos totalmente telemáticos y también ruedas de prensa, para las que nos arreglábamos de cintura para arriba, como es mi caso.

Dejé de trabajar la última semana de abril, con 39 semanas de embarazo, ya que padecía dolores de espalda muy fuertes y el estrés empezó a pasarme factura, además de experimentar las primeras contracciones que me paralizaban.  Agradeceré siempre el apoyo y preocupación de mis compañeros y en especial al capitán del barco, Ximo, por su comprensión en todo momento. Después de mi baja e incorporarme de nuevo, las cosas han vuelto en parte a la normalidad. Hay ruedas de prensa, pero en un espacio diferente al habitual, más grande y al aire libre para garantizar la seguridad. En este sentido, el trabajo en lo que a mi respecta, se parece bastante a como era antes de la pandemia, aunque la perspectiva de toda la actualidad informativa viene dada por la Covid-19 y es algo que satura en algunos días.

JFR (Alcossebre): El valor de la familia en la pandemia de la Covid

 width=Las circunstancias extraordinarias provocadas por la pandemia de Covid-19 y, en especial, el confinamiento de la población española para frenar el contagio puso en valor la importancia de las familias y el esfuerzo que requiere por parte de todos sus miembros mantener el equilibro dentro del hogar en una situación prolongada.

Yo nunca había vivido una situación similar y la viví junto a mi madre y a mi hermano menor. Tres formas diferentes de afrontar un confinamiento en casa. En el caso de mi madre, alejada de las redes sociales, con su quehacer diario y siempre atenta a la televisión para estar al tanto de esta pandemia, también extraña para ella. Mi hermano menor sin salir de casa, sin ver a sus amigos, sin poder quedar con sus colegas. Siempre impaciente.

Yo lo viví desde otro prisma, tele-trabajando, atento a las noticias. Salí poco, al supermercado, a realizar gestiones imprescindibles al banco y a comprar el periódico.

Viendo calles desérticas cuando, en una situación normal, estarían llenas de gente y con coches pidiendo paso cada dos por tres. Alcalà y Alcossebre parecían estar vacíos, como en las películas del cine de esas que se ven las grandes ciudades sin una sola alma. Extraño y curioso.

 width=Esperando, además, que sonaran las 20.00 horas para asomarme al balcón y poder intercambiar alguna palabra con el vecino, ese que hasta ahora no podías ver, a aplaudir al son de ‘Resistiré’. Una costumbre. Se perdía la noción del tiempo porque era como un bucle todos los días. Muchos días en casa que, incluso me vinieron de maravilla para actualizar la base de datos que tengo, y para ver mucho cine a través del móvil. Ni qué decir de la mascarilla, ahora es una más de la familia. Nos acompaña cada vez que salimos de casa. He perdido la cuenta de cuantas he utilizado, ni sé las que me faltan por utilizar.

Ya tenemos algo más que contarles a nuestros nietos, como en el monólogo el replicante Roy Batty en la película Blade Runner (1982) le dice a Rick Deckard, mientras llueve: “Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia”.

RM (Vila-real) “Todos en casa porque el bicho era muy malo”

 width=Recuerdo el 14 de marzo de 2020 como si fuese ayer. Ese día, que era sábado, estaba haciendo yo la guardia del fin de semana en Castellón Información. Y aunque se esperaba lo que iba a decir Pedro Sánchez fue todo un bombazo porque, básicamente lo que vino a anunciar es que nos quedáramos todos en casa, que el bicho que había ahí fuera era muy malo. Realmente es lo que se ha demostrado sí.

Me quedé perplejo con la idea de pensar que, en un principio "tan solo serán un par de semanas, como mucho un mes y esto desparecerá". ¡Que equivocado estaba y que poco sabía de este virus! ¡Bueno!, ni yo ni nadie.

 width=Por decirlo claro, ni los epidemiólogos, que días antes autorizaron manifestaciones, partidos de futbol y actos de partidos repletos de gente. En ese momento, todos juntos y también revueltos.

Tengo que reconocer, que el día de antes estaba comiendo en un reconocido restaurante de Vila-real algo ya obsesionado con esa mística palabra: 'coronavirus'. Ya tenían gel hidroalcohólico, pero de las mascarillas, ni hablar. Había algún caso esporádico en Castellón, pero parecía que la cosa no iba a más.

Un año después, te contamos diariamente, estimado lector, el parte de la afectación del virus en la Comunitat y en España. Te informamos de la incidencia del virus en la provincia. Y nos alegramos escribiéndolo porque al fin, parece que la luz se ve al final del túnel.

 width=Han sido –y serán- muchas ruedas de prensa telemáticas, y muchos días de intenso trabajo periodístico, sin casi descanso. Pero si algo creo que me ha enseñado esta pandemia, es a reciclarme periodísticamente. Tenía los temas de Salud un tanto apartados y considero que, con los datos y los análisis del virus, además de la consulta de varias fuentes sanitarias (que por suerte tengo cerca) he logrado en este año hacer un Máster en Especialización de Periodismo de la Salud. De forma autodidacta, con lo que os contamos y con lo que nos cuentan.

Ahora sí, ha llegado el momento de informar de algo que nos hace ver la luz al final del túnel. Las vacunas administradas y las que llegan. Ver esos rostros de esperanza y de satisfacción en las personas hacen que, publicar este tipo de noticias te insufle unos ánimos que hace un año empezamos a perder. Ahora sí, parece que esto está cerca de terminar.

SB (Castelló): Universidad sin alumnos y ruedas de prensa por internet

 width=Mi recuerdo del decreto del Estado de Alarma, anunciado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el 14 de marzo de 2020, comienza el día anterior, el viernes 13. Buen día. Aquella jornada fue la última en la que di la última clase presencial a mis alumnos en la Universitat Jaume I.

Ya sabíamos que al día siguiente nos iban a ‘encerrar’ y por ello organizamos las futuras clases de forma online. Tengo que agradecer el esfuerzo de los estudiantes también, como no puede ser de otra manera, a la hora de entender esta situación tan excepcional y que nos enseñó a todos a trabajar de forma telemática a pasos agigantados. Algo que todavía seguimos haciendo, aunque en menor medida.

A nivel personal, como el resto de la sociedad, la pandemia supuso un golpe especialmente duro por la falta de contacto con la familia y los amigos, pero también he de reconocer que las nuevas tecnologías facilitaron estos contactos virtuales.

También me gustaría destacar, como castellonera y castellonense, la anulación de las fiestas de la Magdalena de 2020, nuestra Semana Grande y que justo comenzarían el día que se decretó el Estado de Alarma, truncando la ilusión de todos los castellonenses.

En el aspecto profesional, el último año ha sido especialmente rico en información sanitaria y científica, incluso ha llegado a haber saturación por parte de los periodistas, al igual que para la sociedad. Todos los periodistas nos hemos tenido que especializar, en alguna medida, en este tipo de informaciones. El teletrabajo se ha impuesto en las redacciones y eso nos ha hecho acercarnos más a las reuniones y a las ruedas de prensa telemáticas, que sin ser una mala opción, siempre es mejor, un cara a cara con los compañeros de profesión.

EM (Castellón): El año que nos volvió telemáticos

 width=Ni los más concienzudos analistas pudieron prever lo que sucedió hace ahora un año, cuando un organismo tan pequeño fue capaz de transformar la vida de los habitantes de todo el planeta.

Una historia, que bien podía haber sido el argumento de la mejor película de ciencia ficción, y que ha obligado ha modificar la realidad tal como se percibía hasta ahora. Es la pandemia de la Covid, un virus que se transmite con enorme facilidad, que muta continuamente, contra el que solo cabe la alterativa de la vacuna, y que tiene consecuencias mortales, sobre todo en las personas mayores, aunque también deja secuelas y no distingue edad.No, no fue solo una anécdota. Fue una realidad que vivimos porque tocaba vivirla, pero para la que nadie nos había preparado.

¿Cómo ha afectado la pandemia de la Covid a la información periodística?

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