El itinerario se puede hacer tanto a pie como en bicicleta y recorre 23 mollons y una docena de hornos de cal de la zona oeste del término
Juan José Benito/Castellón Información
Benicarló da a conocer su patrimonio histórico y natural a través de la Ruta del mollons i forns de calç, impulsada desde la concejalía de Agricultura.
Esta mañana la edila de Agricultura, Inma Díaz, ha presentado esta ruta en las inmediaciones de la Basseta del Bovalar, donde se encuentra un antiguo horno de cal.
Díaz explicaba que el objetivo de esta ruta, “es poner en valor el patrimonio histórico y natural de Benicarló y en la hora incentivar el ejercicio físico entre la población”.
Así, la ruta se puede hacer tanto a pie como en bicicleta y recorre 23 mollons y doce hornos de cal de la zona oeste del término municipal de Benicarló.
La edila también ha explicado que se ha editado un díptico que incluye un mapa con los puntos donde están ubicados los mollons y los hornos de cal, además de contener información sobre el origen y la historia de las construcciones.
Díaz ha destacado que “además de los mollons y los hornos de cal, las personas que hagan la ruta podrán disfrutar de una gran variedad de plantas y animales, además de unas vistas espectaculares y el aire puro, que en esta época todavía valoramos más”.
Asimismo, la concejala de Agricultura apuntaba que “gracias a estas construcciones, conocemos algo mejor como era la vida de nuestros antepasados que, con los pocos recursos de los que disponían, tenían que hacer verdaderos esfuerzos para ganarse la vida y sobrevivir”.
Mollons y hornos de cal
De los dos elementos, los mollons son construcciones de piedra que indican puntos importantes del límite a señalar, por eso acostumbran a ser más gordos que un hito o relevantes. También pueden ser de metal, cemento u otros materiales resistentes a las inclemencias del tiempo e indican el límite territorial o la distancia a recorrer para llegar a un lugar determinado.
En cuanto a los hornos de cal u hornos de piedra, son unos hornos para obtener cal viva, utilizando piedra calcárea. Para hacer la cal, en primer lugar, se elegía un terreno con una pendiente considerable y con abundancia de piedras y leña.
Las características naturales de la montaña ponían al alcance de los ‘calciners’ todo el que los hacía falta para fabricar la cal, un elemento que hasta hace pocos años tenía un papel importante dentro de la vida cotidiana para la construcción, como producto con propiedades reconstituyentes para personas con deficiencias de calcio a los huesos y para higiene y aislamiento térmico de las casas o desinfección de cisternas.