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‘Dos tránsfugas y medio’ en la historia de los ayuntamientos democráticos de Castellón desde 1979: Caparrós (C.1)

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Tres alcaldes y dos grupos políticos vivieron la situación: Daniel Gozalbo, José Luís Gimeno y Amparo Marco

La renuncia de la concejal Paula Archelós a su grupo municipal, Ciudadanos, tras haber abandonado las siglas políticas ha vuelto a poner de actualidad una circunstancia que solo se ha producido dos veces y media en el Ayuntamiento de Castellón en la nueva era democrática desde 1979. Tres alcaldes: Daniel Gozalbo, José Luís Gimeno y Amparo Marco, vivieron y verán la situación producida en dos grupos políticos: PSOE y Ciudadanos. Francisco Caparrós en la legislatura 1987-1991.

Esperanza Molina / Castellón Información

 width=La salida de Paula Archelós de las filas naranjas de Ciudadanos y su petición para abandonar el grupo municipal de Castelló y constituirse como ‘concejal independiente’ ha vuelto a poner sobre la mesa una circunstancia que causa terror entre las filas políticas de todos los estamentos y partidos: el transfuguismo.

Se denomina tránsfuga al político que abandona las siglas de la candidatura por la que fue elegido; actitud que ha originado más de un quebradero de cabeza cuando su abandono de partido o ‘su fichaje’ por otro, modifica el equilibrio de fuerzas políticas acordado después de unas elecciones.

Razón, más que suficiente, por la que los distintos partidos políticos han intentado pactar acuerdos mas o menos blindados, para evitar que ‘los transfugas’ cambien el orden establecido.

El Ayuntamiento de Castelló no se destaca por la abundancia de situaciones de este tipo, aunque durante la historia de su constitución democrática desde 1979 ha tenido ‘dos casos y medio’: Francisco Caparrós, Juan María Calles y ahora Paula Archelós.

Y si, son dos casos y medio, porque del primero se supo, pero ‘los más antiguos’ dicen no recordarlo y el ‘libro de Ayuntamientos’ que editó la entidad municipal, no hace mención de ello. Aunque seguramente si esté recogido en las actas y escritos oficiales de la época.

Francisco Caparrós, socialista de toda la vida, y ‘la espina’ de Gozalbo en 1990.

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Corporación Daniel Gozalbo

Pero para hacer justicia a este relato, cabe remontarse a la legislatura que lideró Daniel Gozalbo, elegido alcalde de Castelló en las elecciones municipales de 1987.

No fueron tiempos fáciles aquellos para el Grupo Socialista. Después de dos legislaturas bajo el mandato del socialista Antonio Tirado, la última de ellas con mayoría absoluta, Tirado renunciaba a volver a presentarse a las elecciones por las discrepancias internas encontradas dentro de su partido.

No en balde, El PSPV-PSOE de Castelló ya no lo quería como cabeza de lista en las elecciones de 1983 y fue el partido, desde Madrid el que lo impulso, cuando los militantes de Castellón pretendían encabezar la candidatura de 1983 con Francisco Solsona, presidente de la Diputación.

Mayoría insuficiente para gobernar

 width=Sea como fuere, la retirada de Antonio Tirado pasó factura y el PSOE no consiguió revalidar su mayoría absoluta. En aquella corporación multicolor se dieron cita representantes de cuatro partidos: PSPV-PSOE (12 concejales), liderado por Daniel Gozalbo, con una mayoría insuficiente para gobernar; Alianza Popular (9 concejales), con José Luís Gimeno al frente; CDS (5 concejales), cuyo portavoz era Hipólito Beltrán; e Izquierda Unida – Unitat del Poble Valencià, con un único representante: Toni Porcar.

Y fue una de las legislaturas más convulsas que se han conocido.

Tras la constitución del ayuntamiento el 30 de junio de 1987, Daniel Gozalbo era investido alcalde por mayoría. La primera Comisión de Gobierno estaba integrada por el PSOE, CDS IU-UPV. El primer teniente de alcalde era Miguel Albert, del PSOE, pero el segundo era Toni Porcar, de IU-UPV, y en cuarto lugar se encontraba José Luís Peteiro del CDS, que también colocaba a Luis Pérez en el séptimo puesto.

Solo Alianza Popular, que con Antonio Tirado también había formado parte del equipo de gobierno, se quedaba fuera ahora. La armonía no duró mucho. El PSOE podía gobernar con pactos puntuales pero las batallas campales comenzaban a sucederse, una detrás de otra.

Había que lograr una estabilidad de gobierno y eso implicaba un pacto, una coalición con el único socio posible dispuesto a apoyar al PSOE con ‘unas condiciones razonables.

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Coalición PSOE-CDS y circo de cuatro pistas

Y el pacto de gobierno se firmó entre el PSOE y el CDS. Como resultado, Toni Porcar (IU-UPV) salía de la esfera de gobierno que se repartían PSOE y CDS. Ahora bien, Centro Democrático y Social colocaba como primer teniente alcalde a Hipólito Beltrán, al frente de la delegación de urbanismo. José Luís Peteiro asumía la tenencia de Alcaldía del Grao.

La pretendida estabilidad no solo no se consiguió, sino que cada pleno se convirtió en un circo de cuatro pistas.

En el Grupo Socialista proliferaban las divergencias internas. CDS pretendía… ¿como lo dijo no hace tanto el actual partido de Ciudadanos?, ser ecuánime y defender los derechos de todos los vecinos por encima de los intereses políticos. Ojo, porque el dirigente del CDS en la provincia de Castellón era por aquel de entonces Carlos Laguna, hoy diputado socialista.

Toni Porcar intentaba mediar y representar los intereses de partido.

 width=Y, Alianza Popular, desarrollaba una estrategia feroz de oposición. Posiblemente, nadie, en ninguna otra legislatura se trabajó tanto aquella oposición, ni escrutó hasta las comas en los expedientes municipales ni supo cómo desarrollar una política que enfrentaba continuamente a los socios de gobierno de PSOE y CDS.

Y para muestra, un botón. Daba igual lo que se hubiera pactado previamente entre los socios de gobierno, porque cuando llegaba el pleno municipal, siempre salía a colación alguna propuesta, por descabellada que fuera, que sembraba las dudas entre los militantes del CDS, que tampoco se caracterizaban por su disciplina interna.

De esta forma, el PSOE intentaba hacer valer los acuerdos ya negociados con CDS. El portavoz de Alianza Popular, José Luís Gimeno, intervenía y sembraba la duda del CDS: los de Centro Democrático y Social se envalentonaban… y la película daba un giro de 180 grados. Tal es así, que muchas veces el PSOE se quedaba en minoría, o se llegaban a aprobar acuerdos imposibles de cumplir.

Revueltas vecinales en Marjalería, Rafalafena y El Tronío

Fue la época los primeros decretos de Junta de Gobierno para demoler edificaciones ilegales en la Marjalería. Los marjaleros se rebotaron y comenzaron las manifestaciones. La época en la que los vecinos se opusieron radicalmente a la construcción de una gasolinera en Rafalafena, también se multiplicaron las protestas y las manifestaciones. La época en la que se querían construir viviendas sociales en el Tronío… y los vecinos se alzaron en armas.

Caparrós en el ayuntamiento

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Uno de los concejales socialistas era Francisco Caparrós, presidente de la Asociación San Agustín y San Marcos. Caparrós comenzó a ejercer como concejal en la segunda legislatura de Antonio Tirado. Tomó posesión el 22 de marzo de 1984 tras la renuncia de Angel Pavón, que fue nombrado profesor en Australia.

Caparrós, ‘socialista de toda la vida’, tenía una capacidad especial para atraer las simpatías de los habitantes de los barrios periféricos de Castellón, como el suyo. Zonas creadas al amparo de las inmigraciones de trabajadores a mediados del siglo XX, que llegaron a construir sus casas hasta con sus propias manos; áreas carentes de infraestructuras, de servicios, mal comunicadas, donde predominaban las ideologías obreras de gente trabajadora. Eran ‘los caladeros’ naturales de voto del PSOE.

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Como tal, Caparrós tenía poder, y sus delegaciones le hacían disfrutar de una posición cómoda bajo el mandato de Tirado. Pero con Gozalbo en la alcaldía comenzaron a cambiar las cosas. Ni tenía tanto poder ni tantas atribuciones. Comenzó a correr el rumor de que el PSOE pensaba retirarlo de la candidatura en 1991, para sustituirlo por otra persona ligada a los barrios, Casto Moya. Y llegaron a comentar las malas lenguas, que los concejales socialistas se negaron a mantener un ‘pacto interno’ por el que ‘mejoraban’ la situación económica de Caparrós Si era cierto o no, si ocurrió que el concejal comenzó a mostrar su descontento dentro del seno socialista.

También hay quien atribuyó lo que acabó por ocurrir a estrategias de la derecha en la oposición.

El caso es que, durante el último año de legislatura las discrepancias entre Caparrós y el PSOE salieron a la luz. Caparrós abandonó el PSOE y se integró en un ‘grupo mixto’, en el que contaba con un sueldo mayor, ya que podía ejercer como portavoz de si mismo, y tener un asistente, puesto para el que nombró a un familiar suyo.

Y no solo eso, sino que fundó su propio partido: Partido Socialista Independiente.

Fue el primer tránsfuga de la historia de los Ayuntamientos democráticos tras la dictadura.

La legislatura acabó como ‘el rosario de la aurora’ y en las elecciones municipales de 1991 se alzaba con la victoria el ya denominado Partido Popular, con José Luís Gimeno al frente, por poco más de 30 votos de diferencia.

Llegaba el cambio al Ayuntamiento de Castelló y comenzaba la era popular que mantuvo su mayoría absoluta hasta 2015.

En lo que se refiere a Francisco Caparrós, no salió mal parado de todo este asunto. Mantuvo su cargo como presidente de San Agustín y San Marcos, pasó a dirigir temas de tercera edad y en 2006 fue designado presidente de la Asociación de Pensionistas y Jubilados. Designación, por cierto, que fue duramente criticada por el PSPV-PSOE.

Caparrós, el gran olvidado, fue el primero, aunque se le cuente como 'medio en esta crónica'. Pero no ha sido el único.

De lo que ocurrió después... mejor hablamos mañana.

(Continuará)