Marisol Linares. Ex diputada PP.
Las personas entradas en años y que somos católicas, apostólicas y romanas, hemos vivido con la creencia que cuando te confiesas, la absolución te llega con el acto de contrición o arrepentimiento.
Por eso ha creado tanta polémica las declaraciones del presidente de la Conferencia Episcopal relativas a los indultos de los presos catalanes, ya que como en el confesionario, para perdonar hace falta arrepentimiento.
Todos los españoles, mayoritariamente, queremos que el conflicto catalán se solucione, pero para ello las dos partes tendrán que dar pasos hacia delante y hasta el momento solo una parte ha puesta la otra mejilla para perdonar a los reos, sin el menor atisbo de cambio en su postura, ya que su posicionamiento es de una actitud altanera que demuestra todo lo contrario.
¿De qué van a servir entonces los indultos? Varias son las respuestas oídas en la sociedad española, pero de nada ha servido al Presidente Sánchez que no ha querido escuchar.
Zapatero a tus zapatos, y la Iglesia a mi modo de ver no debería haber entrado en temas tan delicados políticamente como en el que en estos momentos vive la sociedad española. Esta semana ha entrado en vigor la ley de la Eutanasia, una ley controvertida aprobada por el rodillo parlamentario, y me hubiera gustado oír a la Conferencia Episcopal manifestarse de forma más contundentes en contra de la misma.
Hay muchos temas que afectan a la relación Iglesia-Estado, educación concertada, clases de religión, eutanasia, pobreza, Ley Trans… y así un sinfín de temas en donde la Iglesias debería ser más beligerante y más contundente como han sido en el tema de los indultos, problema político que no religioso y que debe resolverse en manos de la soberanía nacional y de los partidos allí representados.
No es la primera vez, al igual que sucedió al inicio de los problemas en el País Vasco, la Iglesia jugó un papel equidistante. Estas y otras cuestiones cuestan de entender cuando la desafección por la religión es creciente en nuestra nación. Son otros los problemas y las cuestiones que deben preocupar a la Iglesia para que los que no están vengan, y los que se han ido vuelvan.
Espero y deseo que los españoles no tengamos que sufrir de nuevo otra humillación y sigamos poniendo la otra mejilla únicamente para que el señor Sánchez siga en su silla monclovita.
Aprovecho para desearos un feliz verano a todos, libres de mascarillas y de virus.