Begoña Carrasco. Portavoz del Grupo Municipal Popular en el Ayuntamiento de Castelló y Presidenta del PP de Castelló de la Plana
Con este gobierno municipal no hay manera. Aunque su gestión sea como el día de la marmota, puesto que su falta de gestión se traduce en los mismos problemas reproduciéndose año tras año.
Este es el caso del montaje de los chiringuitos de las playas de nuestra ciudad. Llega la temporada estival y, cada verano la misma canción: la falta de permisos para la instalación de los recintos puesto que el equipo de gobierno que gestiona el Ayuntamiento no dispone todavía de todos los permisos necesarios.
Este es el motivo de que las localidades turísticas vecinas a nosotros, como Benicàssim, hayan casi duplicado el número de los locales sobre la arena, mientras que en Castellón se mantienen la oferta en cuatro, los mismos de siempre, al tiempo que aquellos abrieron al principio de temporada y en el caso de la capital de la Plana no lo han podido hacer hasta el 1 de julio, y no sin denuncias y amenazas de llevarlos a la Fiscalía, como si de delincuentes se tratara.
Hay que romper esta dinámica. Por este motivo, el Partido Popular ha llevado al pleno del Ayuntamiento una iniciativa con el fin de instar al equipo de gobierno de la izquierda de la ciudad para que cree una mesa en la que todas las administraciones y partes implicadas se puedan coordinar de manera anticipada, con vistas a que el trabajo se pueda tener previsto y llegue todo a punto con el inicio de la campaña estival. También le hemos instado a que inicie las conversaciones con la Generalitat para que se modifique la norma medioambiental tan restrictiva que impide compatibilizar sostenibilidad y desarrollo económico en nuestro litoral. Y en tercer lugar que se indemnice a los hosteleros por el mes de trabajo que han perdido por la falta de gestión del PSOE, Compromís y Unidas Podemos.
Una lástima que los partidos del (des)Acord de Fadrell hayan votado que no. Sin importar que su negativa va a suponer más problemas para un sector, el turístico, que en nuestra ciudad es clave y que solo en los chiringuitos genera unos 150 puestos de trabajo.
No caben excusas. Abrir antes o después en las fechas depende fundamentalmente del trabajo y la voluntad de la alcaldesa. Solo basta con ver lo que ocurrió el año pasado, que se abrió tarde, pero al menos fue antes del 1 de julio, o en el año 2019, cuando se abrieron hasta en mayo. ¿La diferencia? Era año electoral. Los hechos dejan bien claro cuál es la motivación que guía a Amparo Marco. Así que todo apunta a que, hasta el 2023, no habrá solución para esta falta de acción del equipo de gobierno. Lo dicho, el día de la marmota.