Cristina Fernández. Portavoz de Ciudadanos en la Diputación de Castellón y coordinadora provincial del partido
Estoy seguro que muchos recuerdan aquellos tiempos en los que se proclamaba a bombo y platillo “La canción del verano”, el tema que más sonaba en las emisoras de radio y se había convertido en la banda sonora de los chiringuitos. Incluso había programas de televisión y concursos para escoger al ganador de todo un fenómeno sociológico. De 'La barbacoa' de Georgie Dann al 'Rayo de sol' de Los Diablos, pasando por 'La bomba' de King África o el “Aserejé” de las Ketchup, todos hemos acabado bailando sus ritmos pegadizos y coreando sus letras machaconas.
Pues bien, la ganadora este año en la costa castellonense se llama 'Torre La Sal, un pasito palante y un pasito patrás'. Un tema muy bailable, con toques de reggaetón, interpretado de forma magistral por el Combo Socialista en Diputación, Generalitat y Congreso de los Diputados. Al unísono. La letra habla, como en tantas canciones del verano, de un poblado marinero con vistas al Mediterráneo en el que conviven alegremente decenas de familias. Hasta ahí todo normal, digno de una reposición de “Verano azul”. Sin embargo, en lugar de hacer referencia al chiringuito o a la toalla playera, aparece en escena un problema en forma de pleito medioambiental. Nada menos que unos técnicos que no han visto la playa ni en pintura, adscritos a la Dirección General de Costas, deciden derribar las casas de los lugareños al grito de “Exprópiese”. Y ahí es donde empieza la canción a repetir una y otra vez la letra...un pasito palante un pasito patrás.
El Combo Socialista, al darse cuenta del despropósito de su propio gobierno, decide mandar a sus huestes a visitar el poblado al grito de 'Aquí si hay playa, vaya vaya'. Y allá que van senadores, diputados, presidentes de la Diputación y hasta el mismísimo presidente de la Generalitat, Ximo Puig. Por abreviarlo: todos acaban cantando junto a los vecinos “El final del verano”, del Dúo Dinámico, y prometiendo paralizar el derribo impulsado desde la capital del reino. Evidentemente, la coreografía de la canción cuenta con la habitual puesta en escena de besos, abrazos, caras compungidas y anuncios redentores. Y justo cuando todos creían que se había logrado, pues otra vez un pasito palante y un pasito patrás...Macarena.
El final de este temazo, lo cantan a coro los vecinos que hace tiempo que dejaron de fiarse de las promesas socialistas. Torre La Sal le dice al Ministerio que, como en la serie de Mercero, 'Del barco de Chanquete no nos moverán'. Y que si se creen que amenazando a los propietarios con cartas más propias de la camorra siciliana van a lograr algo, van listos. Han defendido y defenderán con uñas y dientes las casas que heredaron de sus padres y piensan legar a sus hijos. Así que, como dijo David Civera, 'Que la detengan'; a la protagonista de la canción y a esta canallada burocrática, Antes de que los vecinos de la provincia se echen a la calle para defender un enclave que todos llevamos en el corazón. Detengan el derribo del poblado de Torre La Sal, para siempre. Antes de que invoquemos 'El baile de los pajaritos' con María Jesús y su inseparable acordeón. Que Torre La Sal no es Benidorm.