Jesús García Tena ha iniciado su intervención lamentando que “hoy en día todavía hay mucha gente que piensa que el TDAH no existe o que es un trastorno sin mucha importancia” y ha advertido del peligro de este tipo de creencias.
El neuropediatra Jesús García Tena ha ofrecido la conferencia inaugural de las II Jornadas formativas sobre el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDA -H) que se están celebrando en la Universitat Jaume I. El rector, Vicent Climent, ha inaugurado estas jornadas organizadas por la Asociación de Padres de Afectados por Déficit de Atención e Hiperactividad de la provincia de Castellón (APADAHCAS) con la colaboración de la UJI.
Jesús García Tena ha iniciado su intervención lamentando que “hoy en día todavía hay mucha gente que piensa que el TDAH no existe o que es un trastorno sin mucha importancia”, y ha advertido del peligro de este tipo de creencias, porque, si estos niños no tienen una atención y un apoyo adecuado, se puede frustrar su desarrollo potencial y su proyecto vital. En este sentido ha explicado que hace más de un siglo que algunos científicos ya intuyeron que había un origen biológico en este trastorno, por ello ha calificado de “vergonzoso” que hoy en día muchos profesores e incluso médicos duden de la existencia de este trastorno y lo achaquen a una mala educación por parte de los padres.
El conferenciante ha desmontado algunos de los falsos mitos más frecuentes sobre esta enfermedad y ha asegurado que el TDAH es un trastorno médico real con una base bioneurológica, que no es el resultado de una mala educación y que no es una condición que se supere con el paso del tiempo (ya que el 70% de los niños con TDAH sigue siéndolo en la adolescencia y el 50% en la edad adulta).
El neuropediatra ha afirmado que “no estamos concienciados de que a un niño con TDAH hay que ayudarlo a nivel educativo, psicológico y farmacológico” y ha destacado que todos los estudios demuestran que, con una atención adecuada, la mayoría mejora y que cuanto antes reciben tratamiento, mayor es dicha mejora, de ahí la importancia de un tratamiento precoz. “Si no reciben tratamiento son niños más vulnerables a problemas como el fracaso escolar, inadaptación social, depresión, ansiedad, o abuso de sustancias adictivas”.
También ha destacado que no es un trastorno puro, ya que lo normal es que hasta un 75 o 80% de los casos tengan asociados otros trastornos como trastornos de conducta, obsesivos-compulsivos, de ansiedad o depresión, dislexia o del espectro autista (sobre todo Asperger).
García Tena ha centrado la parte más científica de su intervención en dos grandes líneas: argumentar que el TDAH existe y se puede demostrar desde disciplinas como la neurobiología, neuropsicología, neuroanatomía, neurogenética y neuroquímica, y explicar qué es lo que ocurre en el cerebro de los niños que padecen este trastorno.
Para ello, ha detallado los diferentes síntomas del TDAH, y ha explicado que este trastorno es debido a un fallo en las funciones ejecutivas (que son los procesos mentales superiores que dirigen el pensamiento, la acción y las emociones para la consecución de un objetivo) y ha indicado que dicho déficit se debe a un fallo en la función de la corteza prefrontal del cerebro (CPF).
En este punto ha indicado que, gracias a diferentes técnicas de neuroimagen, numerosos estudios han podido confirmar que los niños con este tipo de trastorno sufren un retraso en la maduración cerebral de unos tres años y que sus cerebros son diferentes, ya que tiene un menor tamaño del encéfalo, cortex prefrontal, ganglios de la base y cerebelo; una menor función del córtex prefrontal; y una disfunción del estriado de los ganglios de la base, “todo ello debido a un exceso de recaptación de la dopamina”.
Por último, el neuropediatra ha querido abordar el carácter genético de este trastorno, ya que en el 70-80% de los casos se deben a causas genéticas, “si un niño es TDAH la probabilidad de que su padre sea TDAH es de un 25% y de que sus futuros hijos lo sean es de un 50%”. García Tena ha explicado que en este trastorno también influye la epigenética: el ambiente y las circunstancias, y ha destacado factores de riesgo como el consumo de tabaco y alcohol en el embarazo o el bajo peso en el nacimiento, pero también factores como el ambiente social adverso, por lo que ha concluido afirmando que “el TDAH es un trastorno genético modulado por factores ambientales”.