Miguel Bataller. Ciudadano del mundo y jubilado.
He recibido recientemente un whatsaap, en el que una economista brillante y educada en EEUU, aunque con raíces africanas como deduje por el color de su piel, exponía y razonaba perfectamente el enunciado de la presente columna.
Se preguntaba esta ejecutiva, como es posible que las mayores minas y depósitos de materias primas imprescindibles para el desarrollo industrial y económico del mundo actual, se encuentren en al continente africano y fundamentalmente en la profunda África Negra y sin embargo las economías de esos países fueran de las más pobres y endeudadas del mundo.
¿Cómo se podía comprender, que las monedas nacionales de cualquiera de esos países, tuviera un valor de mercado, en muchos casos inferior de cinco mil a uno, con las monedas de los países occidentales, como el dólar, el euro o la libra esterlina?
Evidentemente, los programas de ayudas al tercer mundo, se supone que fluyen desde EEUU o Europa hacia los países de África Tropical.
Parece difícil de entender, que se canalicen desde los países que administran esos recursos hacia aquellos que los tienen y por lo tanto los generan.
Esta joven de raíces africanas y educación estadounidense, explica sin dejar lugar a las dudas las razones para que así sea.
Se ha llegado a este absurdo irracional, desestabilizando la situación política y negándoles a los países africanos el derecho a organizarse democráticamente.
Lamentaba en su conferencia esta admirable ciudadana del mundo, el absurdo que representa que los Bancos y Empresarios Occidentales, lleguen cargados de billetes de banco occidentales, sin otro crédito que el que auto conceden las instituciones financieras mundiales, con un equilibrio tan estable o inestable como se quiera ver por quienes controlan el mundo y a cambio se llevan de esos países todos sus recursos naturales imprescindibles para el desarrollo adecuado.
De allí salen las reservas de oro, que en su día conformaron la garantía de los países para acuñar sus monedas y papel moneda.
Hoy todo eso pertenece a la prehistoria financiera, ya que ningún país pone en circulación el flujo de papel moneda que necesita en función de sus existencias en reservas de oro.
Occidente, en base a campañas publicitarias perfectamente orquestadas, ha conseguido convertirse en la administradora de las fuentes de riqueza africana, mostrándole el camino a una fuerza económica y financiera mundial, que es China.
Por eso hoy los recursos naturales africanos ya se reparten de una forma creciente para los orientales y decreciente para los occidentales, pero siempre lejos de las manos de quienes son los auténticos dueños de esos recursos, por haberse generado en suelo africano.
A lo largo del último siglo, hemos sido testigos de mil confrontaciones bélicas en África.
Primero guerras de independencia, para dejar de pertenecer a los países que las colonizaron.
Después de guerras fratricidas entre ellos, para controlar zonas determinadas.
Últimamente, esas guerras se han llevado al terreno económico y financiero, para controlar los recursos estratégicos de cada país y en esa batalla final, se ha impuesto China a todos los países colonizadores, pasando de ser una colonia anglosajona durante varios siglos, a ser una potencia colonizadora económicamente del África Negra actual.
Las campañas publicitarias perfectamente orquestadas desde los países occidentales y sus organizaciones humanitarias para la distribución de sus ayudas como Oxfam, Unicef, Life Aid e incluso Cruz Roja, han dado una forma muy sensible y humana a la cooperación y flujo de ayudas desde los países occidentales a los países de África Negra, cuando la realidad palpable era que se compraban a precio de saldo a los gerifaltes africanos garantizándoles retiros dorados en países europeos, a cambio de poder explotar sus recursos naturales.
Los chinos que aprenden muy rápido, analizando mejor la relación precio político de compra y valor de las mercancías, son hoy los controladores de la mayor parte de esos recursos, pero los países africanos siguen sumidos en la miseria y apenas unos cientos de políticos de color sin escrúpulos, viven rodeados de toda clase de lujos y riquezas a lo largo y ancho del mundo occidental.
Asó lo he visto evolucionar a lo largo de mi vida y así os lo explico mis queridos amigos y lectores.
Hasta la semana que viene.