Pascual Montoliu. Ha sigut capellà, professor d'antropologia i teologia, i tècnic comercial.
Ahora que los dioses se dedican a crear fundaciones en honor y loor de su memoria como ha hecho Felipe, o se dedican a dar lecciones de lo que no hicieron cuando ellos gobernaban, como el discurso de Aznar en San Sebastian, es cuando la política española adquiere tintes de incivil y está dando muestras alarmantes de un cadáver en descomposición.
Ayer en Málaga los alcaldes del PP, encerrados en la Delegación de la Junta exigiendo que ésta les pague lo que debe a sus ayuntamientos, acorralaron a Susana Díaz, presidenta de Andalucía, y zarandearon su coche cuando se disponía a asistir a un acto oficial en el Museo Picasso. Cuando los alcaldes actúan como plebe es que ya el sentido de autoridad ha desaparecido del mapa y el estado de derecho es un estado de anomia. Es una vergüenza que sean los alcaldes del PP precisamente quienes caigan en ese recurso de demagogia fácil y cínica, cuando saben ellos perfectamente cómo están de vacías la arcas del estado, en sus tres niveles. Y lo estarán por mucho tiempo, que es peor.
Condado sin ley es Cataluña donde se pasan por el forro las sentencias del Constitucional y Joan Tardà anuncia en sede parlamentaria con arrogancia chulesca que la ‘nueva’ ley orgánica de educación no se aplicará en su territorio, donde sólo rigen las leyes de ‘su’ condado.
En el País Vasco la izquierda abertzale ‘reconvertida’ a la democracia por el ‘insigne’ Zapatero afirma con desparpajo que la sociedad española debe estar agradecida a los terroristas por su contribución a la reforma social y al cambio político. Mal presagio cuando ya no es el orden social, sino los valores morales los que se subvierten y el lenguaje se ha vuelto inservible, pues en la nueva Torre de Babel cada cual es libre para llenar de significado las palabras según su capricho y ‘soberano’ entender.
En las escuelas –prima, segunda y tercia- los sindicatos UGT y CCOO, que prestan vasallaje a PSOE e IU, han conseguido paralizar las clases mezclando las churras de una ley discutible con las merinas de unos recortes que son consecuencia de la época de vacas flacas. Anunciaron que el otoño sería caliente. Mientras la dalla sólo afectaba a los millones de trabajadores que caían víctimas de los EREs, los sindicatos callaban como putas y paraban la mano cobrando comisiones por cada despido. Ha sido llegar las vacas flacas al mundo de los funcionarios de la enseñanza y la sanidad y han puesto el país patas arriba. Gobernando Zapatero producía sonrojo y vergüenza ajena ver lo calladitos que estaban los sindicatos, que parecía que ya ni los hubiera. Lo de la enseñanza es sólo un pretexto. El objetivo es dinamitar la mayoría parlamentaria.
Es la guerra de todos contra todos. Mientras, el país se endeuda cada día más y se empobrece, cosa que no preocupa ni a políticos ni funcionarios. En sana democracia es el estado quien debe estar al servicio de los ciudadanos. Aquí, no. Aquí son los ciudadanos quienes deben producir para mantener el sistema. Y si el sistema productivo se ha ido al garete, ese no es el problema de quienes viven de la teta del estado. Los ciudadanos que se vayan al paro y que se jodan, como dijo la Fabra. Pero los recortes y las vacas flacas, a ellos no les afectan. Faltaría más. Ellos son el Estado.