Marta Barrachina. Alcaldesa de Vall d’Alba, Diputada provincial y Presidenta provincial del PP de Castellón
Nadie está en contra del progreso. Nadie. Por lo menos nosotros, en el PP, apostamos por el progreso de una manera valiente y decidida. Y lo hemos hecho siempre –y lo seguiremos haciendo- sin tapujos y sin prejuicios. Pero apostamos por un progreso consensuado, un progreso sostenible, un progreso lógico. No se puede ‘progresar’ si ese progreso causa un daño irreparable en hasta 10 municipios de la provincia. Y eso es lo que ocurre con el proyecto de crear una nueva línea de muy alta tensión eléctrica, paralela a la MAT, y que bajo el nombre de MAGDA, tiene como objetivo dar salida a la energía generada por un megaparque fotovoltaico que proyecta en les Coves de Vinromà.
De partida, la instalación del megaparque de placas solares arrasará 500 hectáreas, unos 4,7 millones de metros cuadrados, de una de las zonas más ricas y prósperadas de la localidad de les Coves, dedicada al cultivo de la almendra. Adiós a un medio de vida para miles de familias en una comarca que ha tenido en los almendros uno de los sustentos principales. Y por supuesto, adiós a un ecosistema natural de primer nivel. Esta misma semana estuve visitando la zona, y estaba espectacular con todos los árboles en flor, y unos campos perfectamente labrados por las manos de unos agricultores expertos que aman y miman la tierra que les da de comer.
Pero los vecinos de Les Coves de Vinromà no son los únicos que se van a ver afectados. La nueva línea MAGDA también arrasará allá por donde pase, en su camino hacia el este, perjudicando a Vilanova d'Alcolea, Torre d'enDoménec, Benlloc, Vall d'Alba, Vilafamés, Sant Joan de Moró, Borriol, Castelló de la Plana y Almassora. Por todos ellos va a pasar la nueva línea eléctrica de muy alta tensión cuyo trazado perjudica gravemente a zonas con un gran valor ecológico y medioambiental de nuestra provincia, como es el caso, por ejemplo, de mi pueblo, de Vall d’Alba. Y es, por lo tanto, un proyecto que no beneficia ni a los valldalbenses, ni al resto de vecinos de los municipios afectados y, por extensión, no beneficia a nuestra provincia.
Serán, en total, 52 kilómetros de cableado, apoyado en grandes torres cuyas alturas varían desde la mínima de 18 metros a la máxima de 48 metros.
Como alcaldesa de Vall d’Alba, ya he puesto el asunto en mano de los técnicos y de nuestro equipo jurídico. Y me consta que otros compañeros están trabajando en la misma dirección. Y en el ámbito del Partido Popular, y a petición de los vecinos de los distintos municipios afectados, nuestra organización va a poner su trabajo y sus equipos al servicio de los vecinos perjudicados por un proyecto que, sobre el papel, parece que va a arrasar con todo lo que encuentre por delante. La línea MAGDA, tal y como está concebida ahora mismo, no es sinónimo de progreso, y mucho menos de sostenibilidad. No puede ser peor el remedio que la enfermedad. Se trata de poner sentido común a un proyecto que de dimensiones desmesuradas que se supone que está concebido para potenciar la vertiente sostenible de la energía, pero que tal y como está planteado es evidente que tiene un efecto contrario y que va a ser un gran depredador de nuestro territorio, abriendo una nueva herida en el ecosistema natural de la provincia de Castellón.