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jueves, 21 de noviembre de 2024 | Última actualización: 15:50

El error de querer etiquetarlo todo

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Miguel Bataller. Ciudadano del Mundo y Jubilado.

Esta semana, lamentablemente se ha vivido un  drama familiar en Vila-real.

Un respetable padre de familia (al menos hasta el momento de los hechos que vamos a comentar) se suicida lanzándose al vacío, después de haber tenido que vivir el drama de acuchillar a su esposa y matar a su propio hijo de diez años, acabando con la vida de los tres, es decir de toda su familia inmediata.

Sin apenas dejar trascurrir un pequeño lapso de tiempo, todos los medios de comunicación televisivos que yo pude sintonizar el día de los hechos que fue el lunes próximo pasado, le pusieron la etiqueta a lo sucedido:

Violencia de género.

Después de haber escuchado a amigos comunes, suyos y míos, he llegado a la conclusión de que este lamentable suceso, tiene muy poco que ver con esa calificación delictiva.

Pasados unos días y analizados los hechos, según le escuché comentar ayer al alcalde de Vila-real, uno de cuyos concejales era familiar de las víctimas, el tema tenia mucho más contenido económico que de ningún otro tipo.

El elemento desencadenante de esa enajenación mental indudable, nada tenia que ver con la relación afectiva entre el matrimonio y mucho menos con su hijo, un chiquillo de 10 años, deportista y sano, lleno de vida y alegría.

Este señor había sido un hombre de empresa siempre, primero por cuenta ajena siendo un alto ejecutivo de Azuvi, y posteriormente al parecer creó su propia empresa que durante muchos años tuvo una andadura acorde con los tiempos, hasta que la crisis la afectó de una forma natural, como ha afectado a todo su sector.

Y esa delicada situación empresarial, al parecer es la que he llevado a esta persona, como a otras muchas víctimas de presente situación, a tomar una decisión incomprensible vista desde fuera, pero que por lo visto fue la única salida del túnel que él encontró.

Me cuidaré mucho de juzgar a un hombre desesperado, que en un momento determinado toma una decisión tan horrible, como es la acabar con la vida de las personas que mas quiere, y con la suya propia.

Esa fue la consecuencia de una ‘desesperación’, para la que no encontraba una salida menos traumática y más racional.

Hasta habrá quien pueda hace la lectura de que fue un acto de amor, hacia sus seres más queridos, a los que no quería dejar desprotegidos en este mundo que a él se le hacia insufrible.

De lo que no tengo la menor duda, es que no ha sido un delito de violencia de género.