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jueves, 21 de noviembre de 2024 | Última actualización: 19:57

Correspondencia real

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Don Juan Carlos I lleva año y medio viviendo fuera de España. Cada vez que esta cuestión salta a los medios se llega a la conclusión que el Rey Emérito solo volverá cuando su presencia en el país no se convierta en un pim pam pum que vuelva su vida imposible y perjudique gravemente a la institución monarquica. En tales condiciones parecía casi imposible que el retorno se llevara a cabo ya que sus detractores, que son muchos aunque no tantos como sus defensores, estaban con sus armas (ideológicas) cargadas para el linchamientos del Monarca tan pronto pisara el suelo patrio.

La semana pasada el Emérito escribió una carta al Rey Felipe VI, perfectamente sopesada en que se tratan todas las precondiciones que harían posible el retorno.

En efecto, la carta incluye desde el agradecimiento a la hospitalidad de Abu Dabi, país en el que seguirá residiendo, pasando por el blanqueamiento de sus cargos por la Fiscalía General y su retirada de la vida pública.

Entra tras ello en el meollo de la cuestión al expresar su propósito de efectuar visitas esporádicas a España sin excluir la posibilidad de volver definitivamente al país. Tanto en un caso como en el otro descarta la posibilidad de residir en la Zarzuela, señalando que viviría en un lugar del ámbito privado.

La misiva concluye con el párrafo de mayor peso histórico al lamentar los episodios de su vida privada que tanto trascendieron en la opinión pública, pero muestra orgullo por su contribución a la convivencia democrática y al fortalecimiento de las libertades en España.

La carta no puede ser más equilibrada y completa. No hay aspecto de la cuestión que no haya sido incluido de forma precisa, lacónica y sutil. Ahí queda claro su propósito de no perturbar el ejercicio tranquilo de la Jefatura del Estado por don Felipe VI. A la vez y en la línea posterior a la cacería en Botswana ("Lo siento. No se repetirá") pide disculpas por su no ejemplaridad.

En dos escasas líneas, apunta también su gran labor al frente del país, que permitió entrar con pie firme en democracia, ingresar en las instituciones internacionales y desarrollar durante cuatro décadas, la vida en un país que no había salido en los últimos siglos, de convulsiones, conflictos, aislamiento y subdesarrollo.

No cabe duda que Don Juan Carlos es hombre inteligente que ha sabido inspirar las ideas clave de la misiva. Ignoro con qué asesores cuenta el Rey en Abu Dabi. Es probable, por ello, que la epístola haya sido preparada al alimon por la Zarzuela, la Moncloa y el propio Rey Emérito.

Ello no resta ni un ápice de mérito a la decisión de Don Juan Carlos que espero pueda regresar esporádicamente a su país y definitivamente cuando él lo decida. En un caso y en otro es muy probable que los enemigos de la Monarquia, que todos conocemos, intenten bombardear el retorno.

  Para la mayoría de los españoles, sus enemigos  no lograrán borrar el gran reinado que Don Juan Carlos I ha cubierto durante casi 40 años, permitiendo que viviéramos uno de los periodos más prósperos de la Historia de nuestro país en el que sin duda un día, Dios quiera que muy lejano, debe terminar su existencia y encontrar tranquilo descanso eterno.