Miguel Bataller. Ciudadano del mundo y jubilado.
La verdad es que pocas veces suele fallar el submarino amarillo, cuando afronta retos tan importantes como llegar a clasificarse entre los ocho mejores equipos europeos del momento.
La noche del miércoles 16 de Marzo del 2022, será una fecha grabada en la historia del equipo, tanto por la rotunda victoria en terreno de la Juventus, que luchó hasta la extenuación para lograr esa victoria que les clasificaba en Champions, como por la forma de conseguirla.
Unai Emery, dio una vez más una lección de estrategia defensiva durante tres cuartos del partido, aguantando el chaparrón desatado por los turineses y conteniendo con singular acierto, cobijado en su área cada intento de penetración.
No llegó apenas a inquietar a la defensa italiana y Rulli se convirtió una vez más en el ángel de la guarda de la meta amarilla atajando remates muy cercanos con la cabeza y el pie, que gracias a la agilidad y reflejos del argentino, evitaron un gol que hubiera podido ser determinante, porque obligaba al equipo a abrirse, cuando estaba concebido para defenderse hasta que llegara el momento oportuno.
Nuestro equipo, se había reservado en el banquillo, algunos de sus jugadores más castigados por las lesiones o saturados de minutos en Liga, considerados por mí como titulares indiscutibles como son los casos de Gerard Moreno, Coquelin, Chukwueze, Pedraza y Foyth, para poder utilizarlos en el momento oportuno y la táctica dio sus frutos.
Tal como se esperaba, a falta de menos de quince minutos para acabar el partido, entraron en el terreno de juego primero Coquelin y el nigeriano y a renglón seguido Gerard y Pedraza.
Entre el catalán y el francés combinaron dentro del área, y acabó derribado el centroampista en un claro penalti por De Light.
Gerard consiguió batir al guardameta polaco de los italianos, pese a que le había intuido perfectamente el lanzamiento, pero lo ejecutó perfectamente pegado al palo izquierdo del guardameta.
Por si quedaba alguna duda, cinco minutos después y a la salida de un saque de esquina y en jugada muy habitual de los amarillos, Pau Torres remató a la red un desvío dentro del área.
Aún dio tiempo a que el árbitro pudiera señalar un nuevo penalty en el área italiana, al parar un remate a gol de Danjuma en central holandés y convertirlo en gol el mismo delantero que lo provocó.
El partido se jugó siempre a lo que quiso el Villarreal, con ese futbol que a veces nos resulta antipático a los aficionados amarillos, te querer mantener la posesión del balón en nuestro propio terreno, renunciando al ataque y a la profundidad más a menudo, pero vistos los resultados no queda más remedio que reconocer que el entrenador de nuestro equipo, sabe manejar los tiempo los tiempos y las circunstancias perfectamente.
Los jugadores creen a ciegas en él y todos se entregan al cien por cien en cumplir sus instrucciones y por eso alcanzan unos objetivos difíciles de imaginar en Europa, ya que se le ha dado una prioridad absoluta por encima de la clasificación liguera, que aún está pendiente de un hilo la clasificación para Europa en cualquiera de sus competiciones.
Tenemos un equipo capaz de ganar a cualquier equipo de la élite europea, pero también capaz de dejarse escapar muchos puntos de una manera infantil, en el campeonato liguero.
No quiero destacar a nadie en particular, porque todos estuvieron inconmensurables, pero la presencia de nuestros dos centrales detrás, con Parejo y Capoue en el centro del campo y Gerard delante y Rulli en la meta, componen una columna vertebral de lo mejor del futbol, europeo, y debemos intentar mantenerlos en la plantilla.
Espero, deseo y confío, en que a partir de ahora enmienden la plana en la competición doméstica y consigan clasificarse para Europa para la temporada próxima ya que tienen una afición entregadísima como se pudo comprobar ayer en Turín al final del partido donde más de seiscientos aficionados, les estuvieron ovacionando casi una hora en agradecimiento a su esfuerzo.
Hasta la semana que viene amigos.
