Marta Barrachina. Alcaldesa de Vall d’Alba. Diputada provincial. Presidenta provincial del PP de Castellón
Castellón ha iniciado la recta final de sus -¡por fin!- recuperadas fiestas de la Magdalena, después de que el coronavirus interrumpiese esta tradición durante dos años. Una Magdalena pasada por agua. La lluvia ha impedido celebrar muchos actos, pero ha servido para constatar que el espíritu castellonero a favor de la defensa de la historia y las tradiciones de la ciudad sigue vivo. Intacto. Es más, yo diría que con más ganas e ilusión que nunca.
El presidente del PP de la Comunitat Valenciana, Carlos Mazón, ha recorrido conmigo estos días las calles y plazas de Castellón. Nos hemos involucrado con la gente en las verbenas populares, hemos visitado los caus y las collas como unos festeros más, disfrutando las fiestas en primera persona, teniendo como guía de excepción a Begoña Carrasco, una mujer enamorada de Castellón, de su historia, de su presente y de su futuro. Ella, que es la verdadera alcaldesa que Castellón necesita, nos ha servido de embajadora para vivir las fiestas desde dentro, como unos castelloneros más.
Sin coches oficiales, a golpe de zapatilla y desafiando el frío y la lluvia, hemos vivido las fiestas fundacionales de Castellón con intensidad y alegría, recibiendo el cariño y el respeto de todos. Carlos Mazón ha podido comprobar lo que ya sabía, que Castellón es un pueblo acogedor, amable y generoso que comparte con todos sus alegrías. Una ciudad por la que vale la pena luchar para garantizarle un futuro que, ahora, se le niega. Y que a nadie le quepa la menor duda de que, de la mano del Partido Popular, con Begoña Carrasco en el Ayuntamiento y Carlos Mazón en la Generalitat Valenciana, Castellón de la Plana, vivirá una nueva –y necesaria- época de esplendor. Es algo que se merecen todos los castellonenses. Todos.
Gracias, Castellón.
