Más de 150 cooperativistas, exportadores y empresarios del sector agroalimentario de Castellón han asistido a la jornada técnica organizada por Cajamar Caja Rural sobre el ‘Análisis de cultivos alternativos al cítrico en Castellón’. Los técnicos y profesionales coincidieron en señalar al caqui y el granado como dos de las mejores alternativas existentes para la reconversión del sector citrícola a través de otras especies y variedades con positivas posibilidades de producción y venta.
La jornada se inició con la intervención de Ignacio Ferrer Ros de Ursinos, presidente de la Fundación Cajamar Castellón, quien hizo hincapié en el esfuerzo investigador que realiza la entidad en sus estaciones de Paiporta y Las Palmerillas, para poner a disposición del sector agroalimentario y transferir al campo todos los avances generados en dichos centros.
El cambio de variedad o de cultivo puede mejorar la rentabilidad de las explotaciones agrarias y evitar el abandono de parcelas, según señaló el director del centro de experiencias de Cajamar en Paiporta, Carlos Baixauli, quien señaló al caqui y al granado como dos de las especies que mejor se adaptan a las condiciones climáticas de la provincia de Castellón.
El granado incluso puede cultivarse en zonas marginales o con utilización de aguas de peor calidad. Los estudios sobre las enormes propiedades antioxidantes del granado han despertado el interés por su consumo en los mercados europeo y americano.
El caqui, por su parte, ha sido un cultivo alternativo al de los cítricos durante los últimos diez años y continúa siendo un cultivo emergente. La buena adaptación a las condiciones geográficas de la Comunidad Valenciana y el hecho de que sea un cultivo con bajos costes de producción y buenas liquidaciones ha animado a muchos agricultores a apostar por este cultivo. En este momento se producen 150.000 toneladas de caqui en España, pero con las plantaciones actuales se estima que en 2017 esa producción se duplicará hasta las 300.000 toneladas.
En esta jornada organizada por Cajamar también se puso de manifiesto que el kiwi no es un cultivo especialmente adaptado a nuestras condiciones de clima y suelo. En la provincia de Castellón se puede cultivar, pero requiere de unas inversiones aproximadas de 40.000 euros por hectárea para construir el emparrado y cobertura de la estructura, junto a la instalación del riego y la planta. Sin embargo, el consumo español de kiwi lo convierte en un posible cultivo emergente.
En cuanto al aguacate, tiene restricciones climáticas al ser un cultivo sensible a las heladas. Su consumo en América y Europa hacen que sea un cultivo emergente. La producción nacional de este producto se decida en su mayor parte a la exportación a estos mercados.
Esta jornada de transferencia de conocimiento se enmarca en el ciclo de jornadas organizado por Cajamar Caja Rural con el fin de contribuir a la modernización y desarrollo de la agricultura.