Juan José Pérez Macián. Concejal delegado del Área de Gobierno de Hacienda, Modernización y Administración Municipal del ayuntamiento de Castellón.
Para quien ha tenido que tomarla, la decisión de cerrar RTVV ha tenido que ser triste y dolorosa. Pero desde el sentido de la responsabilidad y desde el sentido común, era una decisión absolutamente necesaria, ineludible e indemorable. La anulación del ERE decretada por el TSJCV hacía inviable, inasumible e insostenible la televisión y radio pública valenciana. En tales circunstancias, el President Fabra ha obrado con valentía y se ha convertido en el pionero en abrir un frente que, tengo el convencimiento, habrán de seguir otros presidentes y presidentas autonómicos.
Lo preveo así porque los datos objetivos son los siguientes:
--La televisión autonómica valenciana tenía 1.695 trabajadores y un presupuesto de 183 millones de euros anuales; la catalana TV3 2.200 trabajadores y un presupuesto de 225 millones; la de Andalucía 1.600 trabajadores y 138 millones; Tele Madrid 1.175 empleados y 169 millones de presupuesto y EITV 1.000 trabajadores y 105 millones anuales. Por contra, cualquier televisión privada se encuentra en las antípodas de estas cifras y funcionan con plantillas de apenas unos centenares de empleados.
--La asunción de la deuda de su televisión autonómica pública por parte de la Generalitat Valenciana no es una novedad en el panorama de los medios públicos en España, pues el Estado ya lo hizo en 2006 asumiendo Zapatero la deuda de 7.000 millones de euros de RTVE ejecutando además un ERE que afectó a 4.000 trabajadores, y también la Generalitat catalana hizo lo propio con TV3 asumiendo 2.000 millones de deuda.
--Hay comunidades, como la andaluza, con un número indecente de canales y frecuencias autonómicas que son una sangría económica imparable. Sin ir más lejos, esta misma semana veíamos imágenes de la actual presidenta de la comunidad andaluza ante nada menos que cinco -sí, cinco- micrófonos de todos los colores y formas, todos ellos de "canal sur".
--Es evidente que los sindicatos no están dispuestos a transigir en ninguna de las medidas que podrían llegar a hacer viable la continuidad de estas televisiones con plantillas adecuadas a las verdaderas necesidades.
Si a estos datos añadimos que la defensa y promoción de los valores de una comunidad no son patrimonio exclusivo de un medio de comunicación y que la difusión de una cultura, idioma o costumbres no se acaba por el cierre de una televisión, dado que toda comunidad cuenta con medios de comunicación hablados y escritos implicados y de calidad que son además privados y no cuestan dinero al ciudadano, concluyo que Alberto Fabra, por duro que haya sido para él tomar la decisión que ha tomado, es un Presidente sensato, responsable, serio y valiente.
