Miguel Bataller. Ciudadano del Mundo y Jubilado.
A veces, nos vemos inmersos en unas discusiones interminables, en las que la tozudez de unos y las sinrazones de otros, eternizan el debate para no llegar a ningún fin.
Unos defienden con argumentos sus principios, y otros viven aferrados a unas ideas incapaces de reconocer que en la toma de decisiones, sus correligionarios han perdido la objetividad al servicio de sus intereses partidistas, y se aferran a las consignas de líderes perdiendo su propia objetividad.
Les puedes demostrar palmariamente y con razones mucho mas que convincentes la postura que defiendes, que al final de horas de discusión a lo más que llegan es a decirte:
“Tú lo ves así y yo de otro modo, así que cada uno nos quedamos con nuestras razones”.
Ahí termina el debate en el mejor de los casos, que es el que se lleva a cabo con amigos de verdad, o con personas de nuestro entorno mas intimo.
Viene al caso, por el tema del cierre de Canal 9.
Curiosamente, quienes más se quejaban de la inmoralidad informativa de nuestra radio y televisión autonómica, ahora se presentan como acérrimos defensores de su existencia.
Quienes se cansaban de decir que era la mejor arma propagandística del Partido Popular, ahora lloran amargamente su desaparición.
Quienes la tildaban de ‘bunker barraqueta’ lamentan apenados su despedida.
Incluso sus propios periodistas, que a lo largo de tantos años, han ejercido su profesión al servicio del Partido Popular como es evidente para todo el mundo objetivo sin vinculación partidista, resulta que ahora denuncian sin avergonzarse, haber sido manipulados y obligados a escribir o hablar al dictado.
Eso me hubiera gustado escucharlo hace varios años, y les hubiera aplaudido y hubieran merecido mi admiración y respeto.
Ahora me dan pena.
Quienes les insultaban y zaherían a diario, ahora se convierten en sus más fieles escuderos de una forma vergonzosa.
Para abreviar, diré que personalmente el cierre de Canal 9, como los de todos los entes públicos de radiotelevisión autonómica, que generen unas pérdidas irracionales, está más que justificado en todas las autonomías, estén al servicio del PP, del PSOE , de CiU o del PNV.
Y según leí esta semana, tan sola la Televisión Gallega cierra sus ejercicios sin déficit.
Lo demás son monsergas interesadas, para hacernos creer que los burros vuelan.
Y como consecuencia de sus expresiones actuales, debo deducir que lo que pretenden quienes antes insistían en cerrar Canal 9 y ahora le defienden, es porque calculan que van a ganar las próximas elecciones y tienen previsto seguir con la política de manipulación del medio, pero a su propio servicio.
De otro modo me parece increíble.
Lamento la perdida de esos 1700 puestos de trabajo, y considero en gran parte responsable de la pérdida de todos ellos a los Sindicatos, que con su actitud han evitado que el ente público radiotelevisivo valenciano, hubiera seguido funcionando con 600 trabajadores, como se había previsto al realizar el ERE.
Lo recurrieron como ilegal, después de presionar para la readmisión de unas decenas de técnicos a los que ellos consideraban imprescindibles para el normal funcionamiento de radio y televisión de Canal 9 y una vez readmitidos después de aprobado el ERE, efectivamente la readmisión llevaba implícita la ilegalidad del mismo.
No sé si lo buscaron así o simplemente pensaban que Alberto Fabra haría marcha atrás, y se equivocaron en sus apreciaciones, pero lo cierto es que ellos en gran parte han llevado al paro a los 600 que en principio pudieron seguir manteniendo Canal 9 operativo, y con un equilibrio financiero.
El resto de disquisiciones sobran.
Y por eso he recordado el consejo que me dio en mi adolescencia un tío mío, tan brillante como pragmático:
Nunca eternices tus debates con imbéciles, porque te llevaran a su terreno, y ahí ellos tienen ventaja.
