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domingo, 24 de noviembre de 2024 | Última actualización: 21:28

Los ex-Presidentes

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

¡Vaya rentrée! En el mismo día dos ex–Presidentes presentando sus libros y confundiendo al personal. Aznar toma nota de sus correligionarios ausentes del acto (¡como en el “cole”, una falta!). La verdad es que no se puede pedir al Gobierno en pleno o en parte que cada dos por tres se movilice  para acompañar al ex–Presidente a la aparición de sus nuevos y constantes libros. Y Felipe González diciendo que Rubalcaba tiene la mejor cabeza política del país pero que está en caída libre. Seguro que Don Alfredo P. hubiera preferido que elogiara menos su cabeza y más su prestigio.

Todo esto es muy humano. Los líderes no se resignan a desaparecer. El poder y el mando son afrodisíacos incurables, en especial en aquellos líderes que con frecuencia siguen siendo jaleados como los mejores Presidentes que ha tenido España.

¿Está bien o no lo está que escriban libros?, ¿Es correcto o no lo es que hagan declaraciones sobre la marcha del país? Naturalmente que ellos y todos están en su derecho de escribir y de hablar. Ahí podríamos llegar, que los ex–Presidentes y los ex–Ministros no pudieran expresarse. Es conveniente que lo hagan y que aporten el caudal de experiencias que acumularon durante sus mandatos.

Pero deben hacerlo con tino y sabiduría, con ecuanimidad y templanza. Sin dejarse llevar por nostalgias y rencores. La última reaparición de los dos líderes me hace pensar en un dicho muy frecuente en mi profesión: “Mi predecesor fue un ignorante y mi sucesor, un intrigante”. Dicho en otros términos: cada embajador y cada político piensa que recibió su puesto como un erial, que fue él quien empezó la tarea constructiva y que al final de su mandato fue desplazado con intrigas y malas artes que condujeron de nuevo al país a la ruina.

En el fondo eso es lo que venían a decir González y Aznar. El primero tuvo el buen gusto de no hablar de sus predecesores por razones obvias pero de sus sucesores no se salvó ni ZP, ni Rubalcaba, ni –por supuesto- los Populares, aunque dijo que apoyaría a Rajoy pese a no estar de acuerdo con él  y también que éste no había perdido liderazgo porque nunca lo había poseído.

Lo de Aznar respondió exactamente al citado dicho diplomático: recibió un país en ruinas y fue desplazado con malas artes. Lo grave es que tiene razón. Otro asunto es que vaya más allá y aleccione a sus correligionarios en el Gobierno creando disensiones dentro de su partido que solo pueden tener sentido si es que se propone volver a la política activa y no solo estar en la política reflexiva.

Si no es éste su propósito, las consideraciones  sobre el Gobierno debe hacerlas desde el consenso ya que de lo contrario parece convertirse en un disidente del partido que fomenta su ruptura.

En España, nuestros ex–Presidentes deben mirar más a lo que hacen algunos de sus colegas  en otros países. Ha habido pésimos Presidentes que luego han sido excelentes ex y viceversa. Aznar y González fueron, a ratos, buenos Presidentes. Deberían esforzarse para no perder en el retiro, el prestigio que acumularon en el cargo.